Guinea Ecuatorial
Abaha
(28/5/2011)obiang-nguema
Obiang Nguema se cree seguro, «a mi no me va a pasar lo que a Mubarak, Ben Alí o Gadafi«, suele decir. En apariencia se lleva bien con las administraciones de Estados Unidos; con Francia juega a eso del idioma, la francofonía y los negocietes, y con España, de la que dice no fiarse, recurre a ella cada vez que tiene un problema. Que si ahora Severo Moto; que si molesta Rafi de la Torre desde Radio Exterior de España; que si después un supuesto golpe de Estado; que si más tarde «me da  dolor de cabeza espacioseuropeos»; que si Weja Chicampo, que si la Unión Popular de Faustino Ondó… 

Guinea Ecuatorial es como la Cueva de Ali Babá y los cuarenta ladrones, allí casi toda potencia que se precie tiene algo que ver en el gas y el petróleo. De esta forma el sátrapa se siente cómodo, amparado por sus potentes socios. Pero, ya se sabe, un día el jefe de una tribu poderosa se levanta de mal humor y la emprende a bombazos con el que menos se lo espera. Que le pregunten a los dictadores de Túnez o Egipto, que hasta la Internacional Socialista a la que pertenecían sus partidos, les ha dejado en calzoncillos. Y de Gadafi, no digamos, está pagando eso de la jaima, los vestidos exóticos, el lucir de acá para allá a centenares de bellas y hercúleas guardaespaldas, que encima dice que son vírgenes (dónde Señor, dónde están…) y, sobre todo, amenazar al pequeño Napoleón (Nicolas Sarkozy), con desvelar los euros que le venido dando -eso dice-, pero hasta ahora no lo ha demostrado. Y el tiempo se le agota, pues el presidente galo quiere terminar pronto la operación bélica, pues quiere estar tranquilo cuando nazcan los gemelos de Carla Bruni.

A lo que íbamos. Obiang se cree seguro, pero mira de reojo a Marruecos y ve mucha manifestación en la calle; olas de protesta que lenta, pero inexorablemente van minando la moral de su hermano -aquí todos son hermanitos-, y eso a pesar de que en España los medios de comunicación cuentan poco de lo que le ocurre al Sultán.

Mientras mira a Marruecos, el sátrapa piensa una y otra vez en su peor enemigo, Severo Moto, que tiene más aguante que el ciclista Contador. A Moto le han urdido una y mil trampas para acabar con él: atentados, envenenamientos, Croacia, tráfico de armas, retirada-venta de su pasaporte,  operaciones especiales con «charlies»… de todo. Y ahí está, como la Puerta de Alcalá, perenne, erguido, fuerte, monumental, de piedra. Ahora encima, rodeado del apoyo familiar y con asociaciones y partido político español que le respalda. ¡Ahí es na!

Al único que Obiang tiene verdadero miedo, pavor, es a Severo Moto. Guste o no; se esté a favor o en contra de él, lo cierto es que nombrarle a Moto al sátrapa es como nombrarle la bicha. Le teme más que a un misil.

Y en España, miles de estrategas se dedican a pasearse con unos y con otros a ver qué sacan. Primera consiga a repartir, a Pordomingo, o sea a espacioseuropeos, no hay que darle ninguna información, ya sabéis a quien hay que dársela, dicen. Él no debe publicar nada. Segunda consigna, dejar a la oposición en la más absoluta pobreza, como hicieron con Andrés Moisés, que vayan a comer a Cáritas. ¡Como aguantó Don Andrés! Se resistió como un Tarzán a las promesas de José Ramón Gil Casares y adláteres. Entre cafelito y cafelito, que si 50 euros -no más- por aquí, que si una promesa lejana, van estirando el chicle lo que pueden para luego redactar el informe. Pero, ¿no sería mejor y más honrado, además de patriota, decir lo que se debe decir?  Hombre, lo que estamos haciendo es una auténtica putada. Sabemos quiénes son los malos de la película, ¿no?; pues adelante con la tropa.

Tarde o temprano la fruta madura. Si no se coge, se cae del árbol y fermenta. Después ya no se puede comer, salvo que uno esté en las últimas.

revista-panafricaObiang afirma que eso de las revoluciones árabes no le pasará a él. Pero se equivoca. Tarde o temprano llegará el día, cuando menos se lo espere. El manto de la venganza caerá sobre él y los suyos. Nadie lo podrá evitar. Y entonces, los que hoy le apoyan serán los que le rematen, en sentido figurado, por Dios. Al tiempo.

Ahora todos están en la estrategia de reformas constitucionales, pero ¿qué reformas? De ¿qué Constitución hablan? Es el mismo cuento que han intentado casi todos: Egipto, Túnez –Gadafi no-, Yemen, y ahora Marruecos.

Para ese paripé reformista, Obiang ha necesitado la colaboración del CPDS, UP y APGE.  Esos «colaboradores necesarios» lo son, en todo lo que haga el dictador. No van a valer las añagazas de la prensa española, que solo ve oposición donde los demás vemos socios y colaboradores necesarios.

Weja Chicampo renace. La subsecretaria adjunta del Departamento de Estado para Asuntos de África, Susan D. Page, y el embajador de Estados Unidos en Malabo, Alberto Fernández, le han suministrado oxígeno. El embajador estadounidense presentó a Weja como  dirigente del MAIB, en la recepción que ofreció a la señora Page. Allí estaban también Plácido Micó (CPDS), Daniel Darío Martínez (UP); el abogado y opositor Fabían Nsue,  y varios miembros de esas formaciones políticas, además de otras personas pertenecientes a lo que ahora dan en llamar «sociedad civil».

El curso escolar va a terminar este año el día 31 de este mes. Algo insólito en Guinea Ecuatorial. Desconocemos la razón, aunque nos imaginamos que así lo ha decidido el dictador para evitar posibles conflictos, pues se espera que el mes de junio sea «calentito» y no por razones atmosféricas. Es más, para evitar masas en las calles, es posible que el régimen pague a los fogosos jóvenes el billete de barco para que se desplacen de vacaciones de Malabo a Bata.

Nos informan que últimamente se están produciendo peleas entre grupos o bandas de adolescentes, y no tanto,  sin qué se sepa el origen o el motivo de las mismas. Hace unos días, hubo un violento encuentro entre dos grupos en el barrio de Elá Nguema que se saldó con varios contusionados.

Hasta mañana, que será otro día.