Fátima Bañez, ministra de Trabajo, y Mariano RajoyEconomía/España
Manuel Funes Robert (17/6/2013)
El rechazo popular a las políticas de ajuste ha alcanzado ya cotas de universalidad, apoyado en hechos fehacientes de un paro creciente mes a mes que coincide con el mantenimiento, cuando no el aumento de los recortes, ha tenido una excepción que nos lleva a temernos lo peor. La excepción ha tenido lugar hace unos días con el anuncio triunfal de Rajoy de la bajada del paro en 100.000 personas y el aumento de altas en la Seguridad Social de casi la misma cifra.

Si analizamos los datos con objetividad observaremos que el porcentaje de contratos indefinidos sobre esa cifra es bajísimo. Y es alto en tanto que la mayoría son “minijobs”, es decir contratos de 12 horas semanales que en su conjunto no contribuyen a la estabilidad laboral ni a que estos jóvenes que se han beneficiado puedan plantearse ningún plan vital. No me interprete mal el lector, desde luego para el parado, es mucho mejor trabajar 12 horas semanales durante tres meses que ninguna.

Lo peor de esta indudable buena noticia es que suavice las justas protestas que el ajuste genera y se conviertan en la aparente razón para aumentar dicho ajuste. No olvidemos que los ajustadores apuntan su artillería hacia los pensionistas rompiendo el último cimiento que hasta ahora ha impedido el verdadero estallido social.

Esto es así porque la generación que sufre el paro, la de los jóvenes, se mantiene en difícil equilibrio por el apoyo que recibe de la generación anterior, que si puede asumir la defensa de la siguiente es precisamente porque no se han tocado las pensiones , presa suculenta con la que cuentan los ajustadores para aumentar su nefasta acción.

Siguiendo con la perversión del lenguaje a la que hacíamos alusión la semana pasada, los “sabios” afirman que deben bajar las pensiones para poder salvarlas, del mismo modo que hace poco decían que podíamos relajar el objetivo del déficit, con la condición de que se aumentara el ajuste y el sufrimiento.

Por avisar, que no quede.