¿Fractura socialista? O, simplemente, una lucha interna por el poder

Alfonso Guerra con su hermano Juan, éste condenado por fraude fiscal. Eran los inicios del gobierno socialista
España
Eugenio Gracián (23/11/2005)
No es muy normal que cuando un partido político detenta el poder, o sea, está gobernando, surjan problemas entre los miembros más destacados de su organización. Pero, curiosamente, desde hace ya tiempo, el PSOE está mostrándonos demasiadas grietas en su, aparente, férrea estructura.
La investigación de algún medio de comunicación nacional, acerca de la condonación de créditos bancarios al PSC (Partido Socialista de Cataluña), ha sido ni más ni menos que una filtración “desde dentro”. Se apunta en esa línea al entorno de Pasqual Maragall, como fuente desde la que ha podido partir esa información.
Como toda acción tiene su reacción, quizás esto ha sido una represalia contra José Montilla, ministro de Industria, que en su momento hizo todo lo posible por impedir que el hermano de Maragall fuese encumbrado a un alto cargo en la Generalitat.
El crédito, al parecer, también condonado, por Caja San Fernando, al Presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, puede tener el mismo signo.
Otro asunto, todavía no finalizado, ha sido el artículo de Ernesto de Aguiar, que bajo el título “Historia de una conspiración”, publicado el 21 de noviembre en el diario El Mundo, destapa los motivos, según su versión, del ataque, tanto al autor del artículo, como a José María Huguet. Los dos, hombres del actual Presidente del Parlamento Europeo, eran inspectores de Hacienda y fueron “acusados de soborno y extorsión”, lo que obligó a Borrell a abandonar el liderazgo del PSOE.
Ahí no faltó la longa mano de Alfonso Guerra y su equipo, a través de ciertas alusiones de tipo personal que hoy, con seguridad, no habrían tenido ninguna repercusión.
En la trifulca socialista, ahora ha habido dos pequeños sucesos, más que nada síntomas, que nos alertan de una auténtica “rebelión interna” en el socialismo, aunque algunos analistas mantienen que, más bien es debido, a una lucha por la “imagen” o, más, si cabe, por detentar parcelas de poder. Lo que sí parece cierto, es que “todos” se preparan para el futuro incierto que las encuestas auguran.
Las críticas que muchos hacen a Zapatero, las emiten fuera, pero en el seno del partido, en los órganos de la organización, y sobre todo, en el Congreso y en el Senado no se oyen voces discrepantes, al menos que queden reflejadas. Ahí, los socialistas, como manda la tradición, son una auténtica piña.
El viaje –más que nada propaganda pura y dura- del ministro de Defensa, José Bono, por Indonesia y Filipinas, ha venido a abrir una espita más en ese mar de aguas procelosas. El equipo de imagen de Bono ha difundido a los cuatro vientos su “petición de que al español Francisco Larrañaga” se le conmute la pena de muerte y se revise, en un nuevo juicio, su condena por asesinato. Nada más llegar a todos los medios de comunicación esa información, desde el ministerio de Asuntos Exteriores, se han encargado de dejar claro que fue Miguel Ángel Moratinos quien ya hizo esa gestión con anterioridad y con buenos resultados, por cierto.
Otro síntoma más. En la última ejecutiva del PSOE se ha creado una especie de “núcleo duro” encargado de intentar remontar la bajada de liderazgo –según el último informe del CIS-, palpable entre la ciudadanía. Pero, curiosamente, en ese pequeño grupo no aparece José Bono, que, en más de una ocasión, se ha ausentado de los Consejos de Ministros y de alguna que otra reunión, aludiendo excusas peregrinas.
Pero, Bono controla un ministerio, como el de Defensa, con muchos recursos, poder e imagen, a la vez que, bajo su mando, está el CNI (Centro Nacional de Inteligencia), que dirige un hombre de su confianza, Alberto Saiz.
Las críticas a la dirección socialista se centran, especialmente, en el Estatut de Cataluña. Juan Carlos Rodríguez Ibarra, Joaquín Leguina y Manuel Chaves, no se han recatado en sus comentarios contra del Estatut.
Por si fuera poco, Alfonso Guerra aparece en escena. Desde la revista Temas, que edita la Fundación Pablo Iglesias, su director José Félix Tezanos, ha afirmado que la política del PSOE está más cercana “a la política de Ronald Reagan que a la del fundador del partido, Pablo Iglesias”. Tanto Tezanos como Roberto Dorado, asesor de Felipe González en La Moncloa, han utilizado las páginas de Temas para emitir su opinión sin cortapisas, acerca del Estatut y de la posible tregua de ETA.
En el caso de la organización terrorista, Tezanos ha sugerido que hubiera sido más fácil no levantar expectativas entre la ciudadanía, pues considera que hay que tener presente las frustraciones de las “conversaciones de Argel”, en la etapa socialista, y las de “Suiza”, que coordinó, inexplicablemente, Pedro Arriola, asesor de José María Aznar y del PP. Tampoco han obviado su oposición a un “desmantelamiento del Estado”, refiriéndose, en concreto, a Cataluña.
La situación interna de la familia socialista no es nada halagüeña. Pero lo cierto es que la crisis afecta a todos…
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