Mi Columna
Eugenio Pordomingo (21/9/2008)
La Administración Bush va a poner en marcha una Agencia Estatal, con fondos del Tesoro y la Reserva Federal, o sea con el dinero de los contribuyentes y sin contar con ellos, para rescatar del «naufragio financiero» al Gran Capital. Se dice que es para «rescatar activos empresariales amenazados por la burbuja hipotecaria».
Si han «operado» mal que paguen sus errores o que la ley caiga sobre ellos; si han dilapidado el capital o se lo han llevado a paraísos fiscales, que la Justicia los rescate y los reintegre al Sistema.
Resulta, que hasta hace poco había exceso de «liquidez», los bancos y financieras daban créditos casi sin saber a quién, y de repente hay escasez de dinero «contante y sonante». Esto no hay cristiano que lo entienda.
Pues aquí, en España, están a punto de hacer algo parecido. Ahora, de repente, a las «pobres» constructoras e inmobiliarias, que se han cebado hasta hartarse con el contribuyente, el Gobierno de Zapatero acude en su ayuda. ¡Suelo barato o gratis; y créditos a bajísimo interés! Ya se sabe, las pérdidas se socializan, las ganancias se privatizan.
Para los pobres queda eso de la «bombilla» gratis que algún asesor bienpagado del ministro Miguel Sebastián le ha susurrado al oído y le ha expuesto en una «nota interna para el Jefe». De aquí a la olla a presión de Fidel Castro nos quedan dos telediarios.
En España, además del Gobierno, la patronal CEOE (Confederación Española de Organizaciones Empresariales), ha acudido presta a plagiar esa maravillosa idea de Estados Unidos. La realidad es que en España se puede decir que hemos inventado ese método, pero lo tenemos en funcionamiento los 36 días del año, así se nota menos.
A pesar de ello, Miguel Sebastián y el «capo» de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, han hecho propuestas similares a las estadounidenses para hacer frente a la crisis. Díaz Ferrán lo ha definido como «un paréntesis en la economía de libre mercado». Pero resulta, ¡joder!, que el «paréntesis» lo pagamos nosotros, los ciudadanos de a píe.
Menos mal que el Presidente de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme), Jesús Bárcenas, cargó -nada más escuchar a Díaz Ferrán– con fuerza contra esa genial idea. Bárcenas llegó a insinuar que Ferrán utiliza la CEOE para su propio beneficio empresarial: «Lo que le esté pasando en Marsans es su problema, pero que no mezcle los intereses».
Más claro que el agua…
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