Abaha (21/9/2008)
Dice un refrán español que «las prisas nunca son buenas» y otro, «vísteme despacio que tengo prisa». ¿A qué viene esto? Pues muy simple. A algunos les han entrado enormes prisas por acelerar el «cambio» en Guinea Ecuatorial. Y no se dan cuenta que han perdido ya su ocasión.

El «Gran Hermano», nos guste o no, ya ha tomado su decisión y a designado a su hombre. Ya no hay vuelta de hoja. Y esta situación no es la misma que enfrentó hace poco a Estados Unidos y Francia. En este caso, con una simple llamadita desde la calle Serrano, la cosa se acaba…

¿Entonces? ¿A qué viene eso de crear problemas a los chicos de abajo? Los actos forzados nunca son buenos. Ya no hay lugar, sólo les queda arrimar el hombro, pero poco, no sea que pierdan el equilibrio y se caigan.

Sobre la supuesta emisora pirata del CPDS, de la que el Gobierno de Guinea Ecuatorial tuvo conocimiento que llegó de España y por «valija diplomática», nada que decir. Si existe y no la encuentran, mejor; si no ha existido nunca, pues que pena. Si ha existido y alguien alertó de su existencia al Dictador, mal. Muy mal deben estar las cosas para algunos proyectos, surgidos de la improvisación y de las prisas.

Nos ha llamado la atención lo que publica «Nómadas» en la web del Gobierno en el Exilio, respecto a una reunión del MAO (Movimiento de Amigos de Obiang), donde el Dictador, al parecer, dijo que él se iba -con vida, claro-, y que cada uno se buscara la vida…

El Partido del Progreso que lidera Severo Moto ha hecho público un comunicado en el que, en relación con el asalto en Malabo, a la sede del CPDS,  «ha expresado su gran indignación por tan vil y cobarde acción; a la vez que su solidaridad con la formación política agredida; toda vez que esta acción recuerda tristemente la misma que el día 1 de Septiembre de l.992, llevó a cabo la tiranía contra la sede central del Partido del Progreso en Malabo».

A Moto le honra esta actitud, máxime si tenemos en cuenta que cuando el Gobierno español le encarceló y después liberó,  han sido muy pocos los que se han solidarizado con él.

¡Obiang, estamos en Onda…!