Guinea Ecuatorial
Abaha (23/1/2011)tambor-del-bruch
Parece que casi nadie se da cuenta de los triunfos que últimamente se están produciendo en la lucha contra la dictadura guineana. Por ejemplo, lo improbable de un nuevo viaje del sátrapa a España; el fallido Premio de la UNESCO con el nombrecito del dictador; cese, aunque lujoso, de Miguel Ángel Moratinos; cese de José Oló Obono como Presidente de la Corte Suprema de Guinea Ecuatorial y, sobre todo, las páginas de Internet que quedan vivitas y coleando para dar la matraca a la dictadura guineana y a los que, desde España y Francia, ayudan a que superviva. Eso, y otras desafecciones internas que suceden abajo, y de las que obviamente no podemos dar cuenta, son también un triunfo.

Esta página, nos referimos a espacioseuropeos.com, se ha consolidado ya de forma efectiva. Los que no creían en el proyecto o le daban tan solo unosdías, han fracaso estrepitosamente en sus predicciones.  La fórmula-sistema empleada para tratar de callarnos, por aquellos que dicen «defender los intereses de España», no les ha servido para mucho. Aunque sabemos que son pertinaces y andan de maniobra en maniobra, tratando de ganarse el nivel. No sabemos, si por esas vía, o por otras, nos intentan relacionar con ciertos asuntillos en los que ni nos va ni nos viene.  Un día, es una llamadita-trampa a través del móvil o teléfono fijo, bien desde Colombia, otro país iberoamericano, o desde abajo; cuando no, recomendar que no nos faciliten información sobre asuntos relacionados con la ex colonia. En definitiva, tratan de amedrentarnos. ¡Muy patriótico ello! ¡Buen trabajo, chavales!

Bien, pasemos a lo nuestro. Ahora todo es Túnez; el modelo es Túnez; nada hay fuera de Túnez. ¡Viva Túnez!

En el mundo ha habido miles de Túnez, y habrá más. La hartura tunecina lleva gestándose tantos años como los que llevaba el ex presidente Zinelabidin Ben Ali gobernando, 23. Y no lo olvidemos, con el apoyo de la Internacional Socialista de la que su partido formaba parte, de Francia, Estados Unidos y, aunque en menor medida, también de Italia.

Ahora vendrán los oráculos, y los economistas (éstos siempre saben buscar una explicación a «toro pasado»), a darnos sus sabios motivos del por qué, en la que, por supuesto, entrará eso de «que Estados Unidos estaba ya hasta el moño» del Ben Ali ese».

Si los guineanos quieren derrocar a la dictadura imperante en su país desde 1979, deben dejar de considerar que la única arma es Internet, el correo electrónico y las tertulias de café sobre lo divino y lo humano. La descalificación persistente, reiterada y permanente, se hace cansina y aburre, como cansa y aburre, ver a diario una misma película o leer siempre el mismo libro.

Los guineanos, como los ciudadanos de cualquier otro pueblo, que luche por su libertad -entre ellos incluimos al pueblo español-, deben diseccionar, en primer lugar, lo conveniente e imprescindible, de lo que no lo es, lo superfluo. El lastre por la borda.

Más que a Obiang, hay que denunciar a todos aquellos que contribuyen a que permanezca en el poder, hasta que les de vergüenza su actitud. En esa diana está el gobierno español y, en concreto, todos y cada uno de los partidos políticos que ni le critican ni le denuncian y que, en la mayoría de las ocasiones, le disculpan. En la misma diana se encuentra Francia y, a pesar de una de cal y otra de arena, la Administración Obama.

En la misma diana se encuentran aquellas instituciones autonómicas y locales españolas, que con el pretexto de ayudar a la cooperación, largan euros y más euros para asuntos de cursos de formación, reformas de escuelas, dispensarios sanitarios y demás contribuciones a no se sabe cuántos programas para erradicar enfermedades, etc., etc., Todos ellos deben saber que Guinea Ecuatorial es el tercer país productor de petróleo y que su población no llega a seiscientos mil habitantes.

Ante todos nosotros, se encuentra decenas de instituciones nacionales e internacionales, a las que hay que acudir una y otra vez, hasta que se les caiga la cara de vergüenza por no atender nuestras demandas. Incluimos en ese grupo de «sordos» a la mayor parte de los medios de comunicación españoles.

Todas las semanas una rueda de prensa, para informar a los que no escuchan o no quieren saber. Todas las semanas a la calle, a «empapelar» paredes explicando a los ciudadanos de este país lo que sucede en Guinea Ecuatorial y la ayuda que le presta el gobierno español y la UE. Todas las semanas a entregar «manifiestos», en los que se denuncien, con nombres y apellidos, a los  autores de tropelías y se mencione a los afectados por ellas.

En fin, hay que abandonar los patios de vecinos y las corralas, y poner en marcha una verdadera estrategia de comunicación, contando con los ciudadanos españoles, europeos y, sobre todo, con los guineanos.


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