zapateroMi Columna
Eugenio Pordomingo (10/11/2011)
Llegó de casualidad a la secretaria general del PSOE; llegó por un azar -algunos lo llaman 11-M-, a la Moncloa. Once millones de españoles le auparon al poder, muchos de ellos engañados, otros acérrimos  drogodependientes de las siglas, y muchos otros agradecidos por conservar la sinecura,  y los más a la espera de lo que podría venir. Sus palabras cubiertas de miel -hiel por dentro-, destilaban mentira tras mentira. Al engaño se unía la ineficacia, el despilfarro y la genuflexión ante el poderoso.

Nos deja España por los suelos, tirada como una colilla, endeudada, con más del doble de paro que el resto de los países europeos. Pero no es esta la cuestión que hoy me trae aquí. Lo que pretendo demostrar -unas simples pinceladas- es que este hombre, no se si de Valladolid o de León, nos ha salido todo un amante de la guerra, si bien adorna su discurso con palabras de paz. Sus acciones bélicas se han destacado por ir en apoyo, en beneficio y en defensa de intereses foráneos, creándonos enemigos por doquier.

Zapatero ha fabricado y exportado más bombas de racimo que nadie; ha logrado que España sea el país del mundo que más municiones ha metido en África; ha vendido armas a países en conflicto (prohibido por la ONU), de hecho las ventas de armas españolas aumentaron un 44 por ciento, incluso a países en conflicto como Marruecos.  Otra prueba de ese ardor guerrero con perfil de negociante es que  seis organizaciones jurídicas y sociales denunciaron en 2010 al Ministerio de Industria español por vender armamento a Marruecos, país que no respeta los derechos humanos.

Zapatero consiguió ser uno de los mayores proveedores de armas de todo tipo a Gadafi. Después ya vimos lo que pasó. Para colmo, compró a Estados Unidos 24 misiles «Tomahawk» por valor de 72 millones de dólares, que hasta ahora no sabemos si llegaron. Ese tipo de arma de «destrucción masiva»  sólo lo poseen Estados Unidos, Gran Bretaña y España. El alcance de esos mortíferos misiles es de 6.500 kilómetros. Y yo me pregunto ¿qué enemigo tenemos a esa distancia? Nuestros enemigos están dentro de España o al sur, al otro lado del Estrecho de Gibraltar.

La última hazaña bélica antes de abandonar la Moncloa ha sido consentir que en nuestro país se instale la temida «barrera antimisiles». ¿De qué misiles nos tenemos que proteger nosotros? Ahora si que estamos en el ojo del huracán.

El eufemismo con que nos ha vendido este ser, semejante proeza, ha sido que se han «desplegado» en España «cuatro buques ´aegis´ de la marina de Estados Unidos en la base de Rota», según referencia de la Presidencia del Gobierno en uno de los últimos Consejos de Ministros. El «despliegue» ha sido en la Base Naval de Rota, de «conformidad con los acuerdos adoptados en la Cumbre de la OTAN celebrada en Lisboa en noviembre de 2010».

¿Acaso la OTAN obligó a España a que se instalara aquí la «barrera antimisiles»?

Zapatero nos ha vendido esa burra diciendo que esa instalación lo es para la defensa «de los pueblos, territorios y fuerzas de los países aliados», que «reforzará la capacidad de defensa de la OTAN y constituirá una parte esencial de la aportación de España a dicho sistema de defensa antimisil».

Según la nota de ese Consejo de Ministros, «Del desarrollo de este Acuerdo se dará cuenta razonada a las Cortes Generales en el momento y de la manera procedente». ¿Alguien ha tenido noticia de ello?. No, ¿verdad?. Yo tampoco.