elefantesMi Columna
Eugenio Pordomingo (3/12/2012)
Nada más publicarse la noticia, el país llamado España (hasta que Bruselas decida otra cosa) se sumió en una profunda crisis de melancolía, tristeza, abatimiento, pesadumbre, aflicción, nostalgia y postración, de la que no se sabe cuando podrá salir. Para tratar de solventarla (la crisis), el gobierno ha recurrido a los servicios privados de psicólogos y psiquiatras argentinos, pero ni aún así la situación va a mejor. Se espera la llegada de un grupo de chamanes bolivianos, pero éstos no han aterrizado hasta ahora en la T-4 de Barajas, y todo debido a la huelga del personal de Iberia, molesto y encabronado por los miles de despidos que British Airways tiene proyectado. Sí, sí, leen ustedes bien. ¿Acaso desconocen que la compañía británica se fusionó (se merendó) a la española Iberia?

A todo esto, ¿cuál era la noticia que provenía de Botsuana? Pues nada más y nada menos que el gobierno de ese país, antes dominado por el Reino Unido, va a prohibir la caza de elefantes desde el 1 de enero de 2014. Lo que significa que de aquí hasta esa fecha, la especie puede desaparecer con toda impunidad.

La finalidad de la medida -la prohibición de cazar elefantes- es  preservar la fauna local, «atracción habitual de los turistas», sobre todo aristócratas, banqueros, políticos, reyes del ladrillo y el cemento,  y ricos repentinos a causa de las «mordidas», convolutos y trinques.

Lo cierto es, todo hay que decirlo, que en esos safaris, orgías de sangre de todo tipo de animales, lo de menos es su caza, lo más importante, me refiero a los actores de esos conciliábulos,  es la engañifa que se hace al o la consorte. La disculpa es «Me voy de caza con Pepito (nombre supuesto) a ver si cerramos un negocio»; otras veces se acude a «razones de Estado». Ese tipo de negocio o transacciones comerciales no es necesario «cerrarlos» en Botsuana, pues entre amigos, ya se sabe, todo es pan comido. Hoy por ti, mañana por mí. El verdadero negocio está en ponerse morado de biagra -pues a esos safaris suelen acudir talluditos de todos los miembros- y a hacer lo que se pueda.

Esos safaris se hacen para alejarse de las cámaras y los entrometidos paparazi, que todo lo husmean. Se hacen para dar las gracias por un contrato firmado a tiempo, una ley oportuna o evitar estar entre rejas. Todo ello a la luz de la luna africana, tras las mosquiteras, guardaespaldas y equipo médico, además de compañías del sexo opuesto. Más o menos como Berlusconi con Ruby, la joven marroquí, pero fuera de los palacios, al aire libre donde hace más fresquito y todo es más sano.

Aprovecho para mostrar mi apoyo, en este asunto, a Berlusconi. Pienso que no debe ir a la cárcel por folgar con Ruby, pues entonces Roma, y posiblemente media Italia se vería en las mismas circunstancias. Y es que la chica da para mucho, y eso que alguna prensa maliciosa y enemiga del dueño de Telecinco, la tilda de joven muchachita, ya que en su osadía no se atreven a decir que es virgen. ¡Dios!, si le hicieran la prueba de la virginidad, la del huevo (de gallina), le entrarían dos docenas.   

Me dicen que la decisión del gobierno de Botsuana de prohibir la caza de paquidermos ha podido estar influida por la carta que  Brigitte Bardot, presidenta de la fundación que lleva su nombre, envió al Rey de España en el mes de abril de este año. En la misiva la ex actriz se muestra «escandalizada» por la matanza de elefantes: «Es usted la vergüenza de España», le dijo en alguno de los párrafos.

No es de extrañar que en vista de las circunstancias España auspicie otra «Operación Atlanta», en este caso contra los piratas del desierto de Botsuana, por impedir la caza de elefantes. ¡Hasta ahí podíamos llegar!


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