Gibraltar español
España/Reino Unido
Javier Perote (20/8/2013)
Cuando García-Margallo le espetó al eurodiputado inglés: “Gibraltar español”, creí que iba de farol. Está uno tan decepcionado de los políticos que ni cuando hacen algo a derechas se les cree. Pero en este caso veo que me equivoqué y con gusto brindo mi modesto apoyo al señor Ministro y le califico esta postura con un diez. Siento no poder darle matrícula de honor, para esto tiene que dar un giro de ciento ochenta grados en la política con el Sáhara que también fue español.
El caso es que con la polvareda que se ha levantado, ha surgido un coro con opiniones para todos los gustos. Más de un político y algún periodista se han preocupado en señalar la circunstancia de que el Reino Unido es un país socio y amigo con el que mantenemos unas excelentes relaciones, y por el interés que ponen en resaltar este hecho parece que pretendan influir en el Ministro para que la respuesta del Gobierno no sea excesiva y que se tenga en cuenta esa condición de socio y amigo. Pero a esas personas les vendría bien recordar las palabras de Lord Palmerston primer Ministro del Reino Unido que a mediados del siglo XIX decía: “Inglaterra no tiene amigos ni enemigos permanentes, sólo tiene intereses”. Y esa ha sido históricamente la tónica de su conducta.
También hay quién advierte, con cierta inquietud y magnificando las cualidades guerreras de los ingleses, de que hay que tener cuidado con ellos pues Inglaterra nunca ha perdido una guerra. Pero esto no es verdad, Inglaterra ha perdido muchas veces en las guerras que ha mantenido en su historia, especialmente contra España. Con estos alarmismos parece que se pretenda desterrar de la voluntad de los españoles, no ya toda idea de resistencia, sino simplemente de adoptar una actitud digna, ¡no vaya a ser que se enfaden!
La guerra que siempre han ganado los ingleses ha sido la de la propaganda; son los que han escrito la historia y la cuentan a su conveniencia.
Se magnifica la derrota de la Armada Invencible en 1588, pero se silencia la derrota aún mayor que sufrió Inglaterra al año siguiente,1589, en lo que se llamó la “contra armada” organizada por los ingleses aprovechando lo que pensaron que era un momento de debilidad de España que había perdido gran parte de su escuadra tras el desastre sufrido en las costas inglesas.
Pero si esta “contra armada” fue un desastre para los ingleses, nada comparable a la humillante derrota que sufrieron en Cartagena de Indias el año 1741 frente al excepcional marino español Blas de Lezo. Inglaterra armó una formidable flota jamás vista en la historia (a excepción de la utilizada en el desembarco de Normandía), al mando del Almirante inglés Edward Vernon. Los ingleses contaban con cerca de 200 navíos, 3.000 cañones y unos 30.000 hombres. Los defensores de Cartagena no pasaban de 3.000, La proporción entre los españoles y los ingleses era de uno a diez (1 español por cada 10 ingleses).
La fatuidad del almirante ingles le hizo creer que ante una momentánea victoria, la ciudad estaba conquistada, por lo que envió correos a su rey comunicándole la gran victoria y la apabullante derrota de los españoles. La noticia fue recibida con grandes festejos entre la población inglesa y, se mandó acuñar una moneda conmemorativa para recordar la gran victoria. En ella, se podía leer «El orgullo español humillado por Vernon» y. además, figuraba un grabado de Blas de Lezo de rodillas ante el inglés. Pero la realidad fue otra. El Almirante ingles sufrió una gran derrota y tuvo que desistir de su empeño de conquista aunque en revancha estuvo bombardeando la bella ciudad colombiana durante un mes; lo que no pudo ante la gallardía de los defensores, trató de compensarlo desde la distancia con sus cañones. Volvió a Inglaterra donde se supo la verdadera historia y tan grande fue la vergüenza de la derrota que el Rey de Inglaterra Jorge II prohibió hablar de ella o que se escribieran crónicas alusivas al hecho, como si nunca hubiese ocurrido.
El Imperio español de los siglos XVI y XVII era inmenso por lo que difícilmente se podía atender a la defensa de tanto territorio. La táctica de los ingleses consistía en concentrar una gran fuerza naval y atacar por sorpresa poblaciones costeras escasamente defendidas o islas como la de Jamaica que solo contaba con una guarnición de 1.500 hombres.
Al hablar de las colonias no puedo menos que recordar uno de los hechos más abominables cometido por el Ejercito Inglés durante la colonización de Norteamérica. Esos caballeros con pelucas que vemos en las películas, y que tan a menudo leen la Biblia, que no eran capaces con sus mosquetes de derrotar a los indios con sus flechas, urdieron la satánica triquiñuela de regalarles mantas para abrigarse durante el invierno, pero expresamente contaminadas de viruela. Magnífica hazaña la de Sir Jeffrey Amherst mariscal de Campo colmado de honores a su vuelta a Inglaterra. Consiguió una memorable victoria que él mismo calculó en unos cien mil indios muertos. Todo el mundo sabe que en Norteamérica no quedaron indios para crear el mestizaje que hoy vemos en las antiguas colonias españolas. Y es que los ingleses son así.
Cuando Alemania ya estaba prácticamente derrotada desencadenaron un terrible bombardeo sobre Dresde, una bella ciudad indefensa cargada de arte y de historia donde sólo había civiles y que se había convertido en refugio de heridos. Los aviones ingleses pudieron bombardear impunemente la ciudad que no disponía de ninguna posibilidad de defensa. Murieron más de 150.000 personas cuyos cadáveres fueron durante mucho tiempo alimento de toda clase de animales pues no quedó nadie para enterrar a tantos muertos.
Esta venganza ejecutada por los ingleses es uno de los episodios más horrorosos de la historia de la humanidad.
No podían faltar en este foro de opiniones los que permanente se meten con el Gobierno en tertulias de TV y radios, sin considerar que en esta ocasión el asunto debe transcender con mucho la política meramente doméstica. La ridiculización de la postura del Gobierno con apelaciones, ni graciosas ni originales, a Perejil, al patrioterismo o al franquismo, ya está muy vista, ya cansa. A veces, las intervenciones de algunos/as le hacen a uno dudar de parte de quién están, y otros aprovechan abiertamente estos foros para manifestar sus sentimientos anti españoles.
Durante meses han acusado al Gobierno de falta de apoyo a los pescadores cuando las autoridades del Peñón les impedían la pesca o de falta de energía de la Guardia Civil. Ahora dicen que hay que ser prudente y que hay que dialogar, que no se debe responder a la exhibición de las cañoneras inglesas exhibiendo cañoneras por nuestra parte. Pero conviene recordar a estos timoratos y timoratas que con Inglaterra se viene dialogando desde hace trescientos años, y que por parte de ellos, es como si oyeran llover; quizás porque nunca hemos exhibido nuestras cañoneras.
El Ministro de Defensa (el nuestro, que no sé ni cómo se llama) ya se ha apresurado a informar que las maniobras de la flota inglesa ya estaban previstas con anterioridad a la crisis, como si el hecho de entrar los barcos en la bahía, lo mismo ahora que cuantas veces la ha dado la gana al submarino nuclear ´Tireless´, no fuese una acción más de la humillación a que nos somete constantemente nuestro socio y amigo… con el que hay que dialogar, ¡faltaría más!
N. de la R.
Javier Perote Pellón es coronel del Ejército Español y escritor.
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