España
Diego Camacho (14/11/2013)
“Agujero negro” es como califican los inspectores de Hacienda a la persona que está exenta de cualquier tipo de inspección tributaria. Según los últimos datos conocidos, es esta cualidad de la Infanta Cristina la que influyó definitivamente en la decisión que la llevó a participar mercantilmente en la empresa Aizoom; así podía ejercer de escudo fiscal para toda su banda en la acción delictiva y la evasión del dinero al extranjero.
La empresa montada por los duques para apropiarse del dinero público parece que gozaba del apoyo de la Casa Real. En primer término, la acción delictiva contó con la cooperación de miembros de la Casa, como es el caso del secretario de las Infantas, y que no han sido cesados de sus puestos. En segundo lugar, instituciones oficiales, como nuestra Embajada en Washington, fueron puestas a la libre utilización de los manejos de la banda. Para finalizar, el Rey debía conocer la cantidad de millones sustraídos por sus dos hijos, pues si el asunto le hubiera cogido de nuevas su Casa debería haber reintegrado inmediatamente al Tesoro la totalidad de lo sustraído, más el interés oficial.
Es lamentable que la estrategia de la Jefatura del Estado se haya orientado en un sentido contrario al de restituir lo robado, restaurar la imagen del Rey y facilitar el papel del Príncipe de Asturias. Se ha preferido presionar al juez Instructor; inducir a la ceguera a la Fiscalía del Estado en complicidad con el ministerio de Justicia y utilizar a la Agencia Tributaria como cómplice en estos desmanes. En resumen, defender la inocencia y garantizar el botín de la Infanta a toda costa, aunque ello agrietara aún más el malparado Estado de Derecho existente en este país.
En Francia y Alemania, dos medios televisivos han editado sendos reportajes sobre la decadencia de la monarquía española. La situación de la Zarzuela ha tomado así carta de naturaleza europea y el desprestigio internacional de España, de la mano de Juan Carlos I está ya servido, pues de la corrupción sistémica es imposible salir si no hay ni arrepentimiento ni asunción de la responsabilidad.
N. de la R.
El autor es Coronel del Ejército y Licenciado en ciencias Políticas y Sociología.
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