Internacional
espacioseuropeos (14/1/2014)
A pesar de que Mariano Rajoy no se haya atrevido o no tuviese ni tenga intenciones de conocer algo sobre el espionaje masivo de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos, lo cierto es que España ha sido uno de los países donde se han cebado en esas actividades ilegales (lo dice el sentido común, los derechos ciudadanos y tribunales de Estados Unidos).

No te enfades, Merkel, que no es para tanto
No te enfades, Merkel, que no es para tanto

El mismo Edward Snowden, desde las gélidas tierras que le dan cobijo, ha dicho que se alegra del veredicto emitido por tribunales de Estados Unidos contra la “recopilación masiva de información por la NSA”. Nadie niega ya que la NSA se dedicaba –y dedica- a investigar, recopilar y plagiar todo tipo de información que sale al aire. Los más de 200.000 documentos que el ex colaborador de la empresa contraista de la NSA entregó a varios medios de comunicación, así lo confirman.

La escusa para esa recopilación fue la lucha contra el terrorismo no ha sido siempre noble, ni mucho menos. ¿No se han interceptado otros asuntos de gobiernos supuestamente amigos? Por ejemplo, ¿no se han escuchado conversaciones, contenidos de correos electrónicos o llamadas telefónicas de Jefes de Estado, de científicos o de empresarios?

¿Cómo no dudar que investigaciones científicas llevadas a cabo por estados o empresas han podido caer en manos de los servicios secretos estadounidenses? Sería infantil ocultar que de eso no se han ocupado.

Según un articulo de Paul J. Richards, que publica la agencia de noticias RIA Novosti, esa recopilación de información no ha sido “tan eficaz como el resto de métodos tradicionales de investigación, dice un estudio de la organización New America Foundation”. En concreto se refiere a la toma de datos sobre terrorismo.

De acuerdo con la misma fuente, se analizaron “los expedientes de 225 personas reclutadas por Al Qaeda y otras organizaciones acusadas de terrorismo tras los atentados terroristas perpetrados en EEUU el 11 de septiembre de 2001, cuando terroristas secuestraron cuatro aviones con pasajeros, dos de los cuales se estrellaron contra las torres gemelas en Nueva York, un tercero contra el Pentágono y un cuarto posiblemente, contra la Casa Blanca o el Capitolio. Todos los aviones, excepto el último lograron su objetivo ocasionado al menos 2.974 muertos”.

La mayor parte de esos expedientes pudieron ser recopilados gracias a los métodos tradicionales –afirma la noticia- “como datos de informadores, operativos de los servicios secretos y otros, mientras que la utilización de información personal permitió incoar una cantidad muy reducida de casos penales sobre terrorismo”.

Tan sólo el 1,8 % de las investigaciones penales y los programas de escuchas practicadas por la NSA en países extranjeros “permitieron iniciar el 4,4 % de las investigaciones relacionadas con terrorismo”.

Las actividades de espionaje masivo de la NSA están siendo muy cuestionadas y criticadas en Estados Unidos y en otros países. Las filtraciones de Snowden dieron a conocer al mundo que alrededor de 40 “líderes mundiales” fueron objeto de ese espionaje masivo, entre ellos François Hollande y Angela Merkel.