Internacional
Javier Martínez (11/2/2014)

Javier Martínez entrevista a responsables de World Vision
Javier Martínez entrevista a responsables de World Vision

Dentro de la campaña www.stopablacion.org, que lleva a cabo la ONG worldvision, tuvo lugar la presencia en España –invitadas por la organización- de tres mujeres keniatas para que cuenten de primera mano cómo luchan contra la ablación o mutilación genital femenina a pesar de tener que enfrentarse a sus amigos y familiares.

World Vision nos cuenta que ha puesto en marcha en varios países africanos proyectos de lucha contra la práctica de la ablación con buenos resultados. Por ejemplo, en la región de Marigat, al oeste de Kenia, más de 15.000 familias han recibido información sobre las nefastas consecuencias de la ablación y se ha evitado que más de 3.000 niñas pasen por la mutilación genital.

La presencia de estas tres mujeres keniatas tuvo su momento álgido el Día Mundial de Tolerancia Cero a la Ablación. Esta ONG y el Centro Médico Dr. Palomo organizaron el pasado 4 de febrero una jornada informativa sobre los proyectos de lucha contra la ablación que World Vision realiza en Kenia y Malí; asimismo, se informó sobre las consecuencias que la ablación supone en la salud física y psicológica de las niñas.

Jeniffer Chepochepunyo Kibon, Janet Naningoi y Tabitha Parteneu son los nombres de las tres keniatas que visitaron España para explicar sus vivencias. Jeniffer Chepochepunyo Kibon, madre que se negó a mutilar a su hija; Janet Naningoi, joven activista contra la ablación que pidió a sus padres no ser mutilada y Tabitha Parteneu, directora del proyecto de prevención de la ablación de World Vision Kenia, dieron testimonio de cómo afecta a las mujeres de su comunidad la mutilación genital femenina, una práctica que se sigue realizando a pesar de que en ese país africano es ilegal desde el año 2001.

Las tres están llevando a cabo una lucha por evitar que más niñas se sumen a los 3 millones que cada año están en riesgo de sufrir la mutilación de parte de sus genitales externos, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Tabitha Parteneu nos cuenta que se encuentra al frente del proyecto de prevención de la ablación en su comunidad de Marigat (oeste de Kenia). En el año 2006 cuando comenzó a trabajar, la práctica de la ablación superaba el 94%, pero en la actualidad se ha reducido al 58%. “Gracias a un fuerte trabajo de información y sensibilización que desde World Vision hacemos con todas los sectores de la población: niños, niñas, profesores, líderes religiosos, etc.; para que comprendan las consecuencias que la mutilación genital tiene en la salud de las niñas. Poco a poco estamos sumando más familias que dicen no a la ablación y ya hemos logrado que 3.046 niñas no sean mutiladas”, me comenta.

Por su parte, Jeniffer Chepochepunyo afirma lo siguiente: “Yo asistí a las charlas que dicta el personal de World Vision sobre las consecuencias de la ablación, entendí que como mujer tenía derechos y podía decidir no practicar la mutilación genital femenina. Además, comprendí los efectos negativos que tiene esta práctica y recordé que yo también los sufrí cuando estuve tres días inconsciente después de mi ablación debido a la cantidad de sangre que perdí ”.

Chepochepunyo es madre, y ahora intenta que otras madres de Kenia sigan su ejemplo, aunque se ha encontrado con la oposición de otras. “Al principio se reían de mí y me decían que si yo no había pasado por lo mismo, pero poco a poco han entendido mi decisión porque yo he sido la primera en dar ejemplo y no he mutilado a ninguna de mis 3 hijas”, comenta.World Vision

Janet Naningoi, de 23 años, cuenta cómo siendo adolescente se rebeló contra su propia cultura y pidió a sus padres no ser mutilada dado que en Kenia esta práctica está perseguida legalmente. “A los 9 años y después de que una profesora me dijera que era posible negarse a la mutilación genital les pedí a mis padres que no me practicarán la ablación, pero encontré su rechazo. Tuve que huir a la casa de una tía y cuando regresé al colegio me encontré que era la única niña de mi edad que no había sido mutilada”, explica. “Gracias a la ayuda de World Vision he podido continuar mis estudios y, además, soy voluntaria de los proyectos de lucha contra la ablación mostrándoles a niñas de primaria que es posible seguir mi ejemplo”, comenta.