Pablo Iglesias
Pablo Iglesias

España
Alejandra Durrell (11/10/2015)
Todos creíamos que la Casa Real no había invitado a Pablo Iglesias, como líder de Podemos, a los fastos de la Fiesta Nacional, pero sí, resulta que si habían sido invitados. Quizás es que la misiva llegó con retraso. En cualquier caso, queda claro que la Casa Real, el rey Felipe VI, debe considerar a Iglesias como parte del sistema. Y, en consecuencia, quiere que el jerifalte, mandamás, de Podemos esté con él. Pero parece que la cosa no va a ser posible.

Pablo Iglesias no anda en su mejor momento político. Y no va bien, porque ha dejado de ilusionar  a la juventud, a aquella sangre joven que se apiñaba y dormía noche tras noche en la Puerta del Sol y en otras plazas emblemáticas de la geografía española.

Ahora ha pensado que es mejor abandonar la Renta Básica, el No a la OTAN y oponerse a la banca privada con una pública. Y eso ha encrespado las neuronas de los jóvenes. Su discurso, el de Iglesias, se ha hecho acomodaticio a lo que sus gurús de turno le susurran al oído.

¿Quiénes son los asesores áulicos de Pablo Iglesias? A ciencia cierta no lo se, pero la tarea debe andar entre Carolina Bescansa, Iñigo Errejón y Jorge Verstrynge. ¿Me equivoco? Creo que no.

A mi personalmente me parece bien que decline asistir a los eventos, fastos, que se están celebrando con motivo del día de la Fiesta Nacional. Pero donde no coincido es en los argumentos que escribe Pablo Iglesias para no asistir al fiestorro. Estoy casi segura que los asesores Podemistas le habrán planteado al líder de Podemos varios escenarios. A saber: ¿Cómo vas a ir vestido Pablo, con camisa de cuadros o con chaqueta y corbata? Otra cuestión: ¿Exige el protocolo que vayas de etiqueta? Más: ¿Te imaginas, Pablo, entre militares, banqueros, diplomáticos y peperos, copa en mano y la tele a tu lado grabando?

Conclusión del comité de gurús: Pablo, no puedes, no debes, ir. A jorobarse y quedarse en casita. Y el regalito de Juego de Tronos o el volumen encuadernado en rojo chillón, con ribetes morados, del Gatopardo  de Lampedusa, te lo meriendas o lo guardas para otra ocasión, que seguro que la habrá.

No me han gustado, nada, pero que nada, los argumentos, las excusas, de Pablo Iglesias, para rechazar la invitación Real para participar en la Fiesta Nacional española del 12 de octubre.

En la carta que Podemos-Iglesias han enviado a la Casa Real, dicen entre otras cosas que “Consideramos que nuestra presencia es más útil en la defensa de los derechos y la justicia social en este país, como hacemos a diario junto con otras personas, organizaciones e instituciones, que en este tipo de actos”. Hombre, Pablo, en lo de los desahucios mejor es no meneallo. Ya tuviste que pedir perdón en una ocasión a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, pues en un calentón verbal te apropiaste de la actividad de la PAH (Plataforma de Afectados por las Hipotecas).

Alegas que no puedes asistir porque eso te quita tiempo para  “combatir la desigualdad”, una de las prioridades de Podemos –dices-, pero es una excusa tan débil que te van a buscar las cosquillas. Quizás a descerebrados, a encefalogramas planos, ni-nis (ni trabajan, ni estudian, ni nada de nada), les valga de motivo para justificar la pereza que sienten para levantarse de la cama y dejar el móvil y ayudar en casa, pero poco más.

Un consejo, Pablo, continúa con tu primer programa, aquel que entusiasmo a una parte importante de la población –sin entrar en ideologías-; macéralo, perfílalo, ponlo en solfa, pero tu, erre que erre. No te centres, a pesar de lo que digan muchos tertulianos de tres al cuarto.

Y, por Dios, abandona el apoyo al PSOE que, ¿recuerdas?, es también Casta y de la de Pata Negra.