Internacional
Nazanin Armanian (24/2/2016)
El Comando Central de EEUU para Oriente Próximo será el encargado de organizar y controlar la agresión militar de dos aliados indisciplinados, Ankara y Riad a Siria, para evitar que excedan sus objetivos y, sobre todo, evitar un choque directo contra Rusia.
De esta manera, Washington responde a las importantes pérdidas de unas localidades, claves en Siria, controladas por sus fuerzas ‘proxys’ (los rebeldes) debido al avance del ejército sirio, fue respaldado por la aviación rusa y los efectivos de Irán, Irak y Hizbolá.
Barack Obama, que necesita un acuerdo provisional de paz en Siria antes de las elecciones estadounidenses de noviembre, fue sorprendido por los siguientes hechos:
La contundente entrada militar de Rusia en la guerra que ha cambiado el balance de las fuerzas sobre el terreno.
– Que los rusos destruyeran las posiciones de los rebeldes ‘moderados’ (‘Soldados del Islam’ o el ‘Ejército Libre’, con miles de chovinistas-integristas turcos en sus filas…), alternativas al Gobierno de Assad y, sólo después, atacaran a los yihadistas, cuya función ha sido ser meramente una ‘topadora’ de EEUU en los países a conquistar.
– La negativa de Turquía y Arabia Saudí de compartir los restos de la Siria destrozada con enemigos kurdos e iraníes. Tayeb Erdogan no va a permitir que tanto EEUU como Rusia sigan apoyando a los kurdos sirios, que han conseguido unir los territorios de los tres cantones separados kurdos, pudiendo formar un gobierno autónomo de izquierdas. Rusia, al igual que otros países, explota la cuestión kurda: acaba de inaugurar una oficina en Moscú para el Partido de la Unión Demócrata de Siria, próximo al Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK).
– Que estos dos aliados no quisieran esperar el fin de las elecciones de EEUU para ver eliminado a Assad. Es más, mientras el presidente sirio recupera, de alguna manera, su imagen entre líderes occidentales, el prestigio de Erdogan y el rey Solyman se deteriora.
Ahora, los dos protagonistas destacados del escenario, Rusia y Turquía, se apresuran para conseguir mayores ventajas que la otra, antes de las próximas negociaciones de Ginebra que certificará la muerte definitiva de Siria y su partición, de facto o de iure. De ahí que Moscú se opusiera, el 11 de febrero, al alto el fuego propuesto por EEUU.
Objetivos de esta operación
– Revertir la situación (que no provocar una guerra turco-rusa), y volver a conectar el corredor de Azaz sirio con Turquía para así seguir abasteciendo a los rebeldes, que gozarán del respaldo de 60.000 soldados turcos instalados en la frontera.
– Crear una zona de amortiguamiento, aparentemente, para acoger a los refugiados y realmente para empezar a romper Siria.
– Enredar a Rusia e Irán en una mortal y larga guerra, convirtiendo a Siria en el principal dolor de cabeza de Moscú y de Teherán. Para la angustia de los países de la zona, es posible que durante esta fase del conflicto, Israel ocupase el llamado ‘Altos de Golán iraquí’ en el sur de Siria.
– Destruir por completo las relaciones estratégicas entre Turquía y Rusia.
Repuestas de Rusia
Mientras Obama y Erdogan buscan el telón de Aquiles de Putin, él intentará que sus logros en Siria sean irreversibles antes de que se produzcan cambios en la Casa Blanca. Para ello, sus estrategias consisten en:
– Ofrecer un alto el fuego el 1 de marzo para impedir la agresión turco-saudí.
– Rebajar la tensión con una potencia como Turquía en su flanco sur, siempre que sus efectivos permanezcan cerca de sus fronteras. Putin no querrá derrotar a Turquía, pero sí a su aventurero presidente, quien incita el odio a los rusos en Cáucaso y en Crimea.
– Impedir que Erdogan dirigiera la película de Matar al soldado turco por Rusia y provocara las bajas pasiones étnicas en el Cáucaso túrquico. Rusia debe prepararse para un ataque terrorista de envergadura dentro de su territorio o de su periferia.
– Demostrar la voluntad de acabar con la guerra. De ahí las críticas del embajador ruso ante la ONU, Vitali Churkin, a Assad por su deseo de continuar la contienda hasta recuperar toda Siria. Entre los 20 propósitos de Rusia en Siria, no está tal objetivo, y Assad debe conformarse, en el mejor de los casos, con presidir una pequeña ‘Alawistan’.
– Aumentar las sanciones contra Turquía, que ya ha sufrido unas pérdidas económicas valoradas en 9.000 millones de dólares.
– Inundar Turquía con más refugiados. La presencia de tres millones de sirios en este país, que viven en condiciones lamentables, está creando tensiones políticas, económicas y sociales. Erdogan, como un contrabandista de seres humanos de cuello blanco, recibirá unos 3.000 millones de euros para no “meter a los refugiados en autobuses y enviarles a Grecia y Bulgaria”, como ha llegado a amenazar a Europa. El negocio redondo de fabricar refugiados no conoce crisis.
– Añadir más leña a la reanudada guerra de Ankara contra los kurdos, prestándole a la guerrilla perseguida el apoyo logístico.
En esta guerra incierta y caótica, no hay buenas opciones, ninguna de las partes. El plan de Obama, quien ha sido injustamente acusado de pasividad en Siria, ha funcionado a la perfección: convertir Siria en una trampa mortal para los enemigos y rivales de EEUU e Israel sin una implicación seria.
El realpolitik forma parte de los siete puntos de la Doctrina Putin y, aunque el líder eslavo no va a entregar Siria a Ankara, EEUU/Turquía no tendrán ninguna posibilidad de ganar.
Ell sultán otomano debería preguntarse: ¿Por qué EEUU contribuye a la caída de Turquía al infierno?
N. de la R.
Este artículo, que también pueden ver en Publico, se publica con la autorización de Nazanin.
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