Dilma Rousseff, presidenta de Brasil
Dilma Rousseff, presidenta de Brasil

Rio de Janeiro (Brasil)
Santiago Pérez (14/4/2016)
Pasan las horas y aumenta la tensión. El aire se corta con una tijera en Brasilia donde la negociación política lo abarca todo. Luiz Inácio Lula da Silva trabaja a contrarreloj ofreciendo cargos y favores políticos a Diputados opositores a cambio de votos. La coalición de gobierno se resquebraja. La base aliada de partidos que gobernó el país por más de una década es hoy historia. Al PMDB se le suman otras tres fuerzas que en las últimas horas abandonaron el oficialismo. Escapan del gobierno, no quieren hundirse con el barco. La oposición corre detrás del número mágico: 342. Esa es la cantidad de votos necesaria para que el Impeachment sea aprobado en diputados y pase a ser tratado en el senado.

Dos tercios de los legisladores sellarían el primer paso hacia la destitución de la Presidente. Lula necesita del apoyo de solo un tercio de la cámara para bloquear el proceso y salvar a su ahijada política. Esas son las reglas del juego.

Finalmente Dilma acusa recibo de su precaria base de sustentación política y lanza un grito de guerra: «resistiré hasta el último minuto». Intenta despejar los rumores que circulan sobre su eventual renuncia. Hay quienes sostienen que preferiría dimitir a ser enjuiciada.

El vicepresidente, Michel Temer, primero en la línea sucesoria y posiblemente el principal beneficiado de todo este embrollo, ya se prueba el traje de Presidente. En un audio supuestamente privado y filtrado a los medios locales, Temer explica sus planes como si ya hubiera tomado el mando. Habla allí de la necesidad de construir un gobierno de «salvación nacional» que fomente el diálogo entre partidos y promueva la pacificación del país. También se refiere a la crisis económica, sostiene que Brasil debe reconstruir la confianza internacional y valorizar la inversión privada para retornar a la senda del crecimiento.

Por último, ratifica la necesidad de sostener los programas sociales vigentes. Pareciera tratarse de un mensaje dirigido a todo el arco político en busca de apoyo para su causa. Quiere ser Presidente de Brasil.

El autor, Santiago Pérez
El autor, Santiago Pérez

Brasilia ya esta blindada y espera una gran concentración en el denominado «Eje Monumental» durante la votación del domingo. Se ha instalado un gigantesco vallado que atraviesa la totalidad del parque frente al Congreso Federal que cual Muro de Berlín dividirá la ciudad en dos. De un lado los defensores de la Presidente Dilma Rousseff y, del otro, los partidarios del Impeachment. Si bien el mecanismo del Juicio Político está claramente contemplado en la constitución y se ajusta a derecho, desde el Partido de los Trabajadores se viene denunciando desde hace meses un «intento de golpe». Así están las cosas en el más extenso y poblado país latinoamericano.

Mientras tanto la actividad económica se desploma, rompiendo récords y récords de contracción del PBI. Por supuesto que a estas alturas eso a nadie le importa. En las actuales circunstancias el horizonte máximo de clase política se limita a las próximas 96 horas.

N. de la R.
El autor es Licenciado en Relaciones Internacionales y director de EquilibrioInternacional.com.


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