España
Alejandra Durrell (6/5/2016)
En más de una ocasión hemos tratado asuntos relacionados con la empresa DEFEX y su principal función, que es la exportación de todo tipo de armamento. Pero alrededor de todo ello se cierne una auténtica trama de comisiones, corrupciones y falta de escrúpulos, que ha llevado a la Guardia Civil, a calificar esa actuación como una “organización criminal”.
El Grupo PRISA (Cadena Ser y el diario El País) desvelan hoy en sendos trabajos, las investigaciones llevadas a cabo por la Guardia Civil que investiga a la empresa pública DEFEX por contratos sospechosos con los gobiernos de Angola, Camerún, Arabia Saudí, Egipto y otros países.
La Unidad contra el Crimen Organizado (UCO), encargada de esa investigación, ha calificado –según El País– las actividades de la empresa española, como una “organización criminal” a la hora de “establecer contratos con terceros países. Dicho informe fue puesto a disposición de la Audiencia Nacional el pasado 17 de junio”.
Por su parte, la Fiscalía Anticorrupción investiga también a DEFEX por “una operación de venta de armamento a Angola realizada entre los años 2008 y 2009 por cuantía de 152,9 millones de euros, cuando el valor material no superaba los 50 millones”.
El “sobrecoste” fue repartido supuestamente –según la misma fuente- “en comisiones entre los funcionarios angoleños y los responsables de la empresa española, participada en un 51% por el Estado y el 49% restante por compañías privadas fabricantes de armas”.
Al parecer, una parte de ese sumario se ha considerado secreta, y está relacionada con “operaciones sospechosas en Camerún, Arabia Saudí, Egipto y otros países del lejano Oriente”. Quizás las sospechas y el secretismo –sospechamos nosotros- lo sean por las implicaciones de altas personalidades españolas y de los países mencionados.
Según el diario El País, la Guardia Civil que tanto Manuel Iglesias Sarria, vicepresidente de DEFEX, como el presidente, José Ignacio Encinas Charro –aunque éste no tiene “una participación tan activa en la ejecución del contrato con Angola”- “si habría sido otro de los principales beneficiarios a título lucrativo del sistema de cobro de comisiones”. “Cabe recordar”, dice el informe, “los 326.610 euros intervenidos en dos cajas fuertes de su titularidad”.
El informe de la GC apunta como “colaboradores necesarios” a Ángel María Larrumbe, jefe de operaciones, y los administrativos, Ana Cerrolaza y Enrique Gómez Cuesta; además de los “blanqueadores”, Beatriz García Paesa, y los “facilitadores” –funcionarios angoleños- “contratados para abrir puertas”.
DEFEX y Egipto
Como si se supiese que en Egipto se iban a producir disturbios, poco antes de la llamada Primavera Árabe (año 2010), DEFEX vendió equipamiento y material antidisturbios para las fuerzas armadas egipcias por valor de 30 millones de euros. En este caso, la fraudulenta operación fue dirigida por el entonces presidente, Encinas Charro, y en la que también estaban el coronel Larumbe y Beatriz García Paesa, sobrina de Francisco Paesa.
En la operación de Egipto, como en la de Camerún, Angola, Arabia Saudí y otros países, el proceso es el mismo: se firma un contrato por venta de armas, se entregan menos de las que figuran en ese contrato, se soborna a políticos y altos funcionarios de los países de destino para que se abone la cantidad que figura en el contrato, se abonan ciertas cantidades a esos “colaboradores necesarios” y el resto para el equipo español. Un negocio suculento, en el que sin duda alguna debe haber alguien más de las personas que aparecen en los medios de comunicación.
Los Paesa, desde Luxemburgo diseñaron la operación, aunque no nos cabe duda que tuvo que haber más “ayudantes”, sobre todo si se tiene en cuenta la relación de Francisco Paesa con los servicios de inteligencia españoles y de otros países.
Los españoles empezamos a conocer algo de esa trama relacionada con DEFEX en el año 2008, cuando se descubrió –o alguien denunció- un contrato con Angola de las características comentadas.
El Kin
El Kin, «El Rey», como así llamaban a una de las personas que participaba en esa trama corrupta, era el que más parte se llevaba del negocio, en concreto –según la Cadena SER, cobró “la mayor comisión del entramado, que alcanzó un total de 3 millones de euros”. La misma fuente añade: “Ninguno de los sospechosos, que se enfrentan a graves penas por delitos de pertenencia a organización criminal, corrupción en las transacciones comerciales internacionales, contra la Hacienda Pública, cohecho, fraude fiscal y blanqueo, le quiso identificar”.
Los imputados se enfrentan a penas por “delitos de pertenencia a organización criminal, corrupción en las transacciones comerciales internacionales, contra la Hacienda Pública, cohecho, fraude fiscal y blanqueo”.
Cuando el juez De La Mata preguntó por la identidad de El Kin o «El Rey», el expresidente de DEFEX, José Ignacio Encinas Charro, se limitó a afirmarle diciendo que su identidad «son palabras mayores».
A la vista de la información conocida, mucho nos tememos que ni nuestros nietos verán pasar por el trullo a ninguno de los acusados –como mucho, alguno de ellos, dos añitos y a disfrutar de lo conseguido-, ni devolverán lo afanado. El tiempo me dará la razón.
Aparte de esto, una curiosidad, o interrogante, muy llamativa, y es la siguiente ¿Cómo es que Defensa ha propuesto que el Gobierno de España se salga de DEFEX? Quizás, de esta forma la fabricación y exportación de armamento quedaría en manos privadas y fuera del control estatal.
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