Mi Columna
Eugenio Pordomingo (27/2/2017)
El Consejo de Ministros, celebrado el viernes día 3 de diciembre del año pasado, aprobó el “Programa de Acción Conjunta para la Mejora de la Atención a las Personas Paradas de Larga Duración”. El objetivo –dice la referencia de dicho Consejo de Ministros- es la “personalización a los parados de larga duración, con edades comprendidas entre los 30 y los 54 años, y su seguimiento hasta conseguir su reinserción laboral”. Cada tutor –dice la misma fuente- “atenderá como máximo a 120 beneficiarios del Programa”. La dotación total de este proyecto es de 515 millones de euros a distribuir entre los años 2016, 2017 y 2018.
El programa pretende, ¡nada más y nada menos!, que “orientar los esfuerzos de los Servicios Públicos de Empleo de las Comunidades Autónomas para la mejora de la Atención a las Personas Paradas de Larga Duración dentro del proceso de gestión de los recursos de las Políticas Activas de Empleo”.
Dice el Gobierno de España que la “atención a las personas paradas de larga duración es un aspecto crucial de las perspectivas de mejora de empleabilidad de este colectivo”, que las características “de las personas en desempleo de larga duración hacen necesaria la personalización y seguimiento continuo de la atención que se les presta desde los Servicios Públicos de Empleo y para ello es preciso contar con medios adecuados”.
Para solventar ese angustioso problema de “larga duración”, nuestro gobierno considera imprescindible la “adopción de medidas específicas que faciliten la integración de las personas paradas de larga duración en el mercado laboral”.
La salvación de esos desempleados es el “Horizonte Plurianual”, un plan que contempla tres años de “atención individualizada” a través del Servicio Público de Empleo Estatal, con una dotación, como he dicho, de 515 millones de euros, que sin duda no da ni para bocadillos, y mucho menos para pagar la electricidad, los gastos de escolarización, alguna que otra “chuche” para los peques, ropa de vestir para complementar con la de Cáritas, Cruz Roja o Intermon Oxfam.
Para que quede claro, ese dinero se va a destinar a “la mejora de la atención a los demandantes de empleo parados de larga duración, con edades comprendidas entre los 30 y los 54 años”. Menos mal que ese decreto deja un resquicio para mejorar la larga situación de penuria que padecen los “parados de larga duración”, y es que las Comunidades podrán ampliar esa dotación atendiendo a menores de 30 años o a mayores de 55. ¡Menos mal!
Y para que no haya equivocaciones y que nadie se llame a engaño, que sepan que los parados de “larga duración” no van a recibir un euro de esa dotación presupuestaria. Ese dinero va destinado para la burocracia (Material de oficina, ordenadores y personal de atención al cliente, o sea a los parados de larga duración).
Los datos del paro y desigualdad social nos presentan un panorama desolador: en 2016, nuestro país alcanzó los 8,16 millones de personas asalariadas que no lograron conseguir un sueldo de 1.000 euros brutos mensuales. Este colectivo ya representa el 47% del total, según la Agencia Tributaria. A la precariedad y a la desigualdad social se une el incremento en el número de españoles que se ven obligados a buscar trabajo fuera de España.
Pero nuestros gobernantes ven todo esto como algo saludable, y así lo expresaba el ministro de exteriores, Alfonso Dastis, durante la última sesión de control al gobierno: “España no ha expulsado a nadie (…) los jóvenes que se marchan al extranjero a trabajar muestran inquietud amplitud de miras», subrayando que «irse fuera enriquece». Para el ministro, el que los jóvenes se vayan a trabajar fuera de España, significa que tienen «inquietud» y «amplitud de miras».
El ministro no ocultó su pensamiento: “emigrar abre la mente y fortalece habilidades sociales (…) Actualmente quienes salen fuera muestran una iniciativa, una inquietud, una amplitud de miras, adaptabilidad y apertura a nuevos horizontes”.
En esa misma comparecencia, la ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, haciendo equilibrios de sonambulismo con sus conocimientos y el lenguaje, dijo que los jóvenes que se marchan en busca de trabajo, «a eso se le llama movilidad exterior».
Ante estas declaraciones -¡qué pensarán en la intimidad, entre afines y sin micrófonos!-, me viene a la memoria lo que escribí en agosto de 2015, en una de mis Columnas, titulada Las horcas de la revolución: ¨Los enemigos del pueblo son muchos y van en aumento. Pero deberían tener en cuenta, además de la Historia, lo que ha dejado escrito en una “carta abierta” dirigida a sus “queridos compañeros” ricos, el multimillonario estadounidense Nick Hanauer. En su misiva, Hanauer les avisa de que si no solucionan las desigualdades en la sociedad, serán linchados por quienes más padecen la crisis. En concreto les dijo: “Si las desigualdades continúan las horcas de la revolución se preparan”.
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