Mariano Rajoy y Mohamed VI.

Sáhara Occidental
Espacios Europeos (28/9/2017)
España teme por la migración y el terrorismo y Marruecos le chantajea con abrir sus fronteras si apoya o reconoce el Frente Polisario.

España y Marruecos viven desde hace tres meses un conflicto soterrado con consecuencias imprevisibles. El pasado 21 de diciembre, la Corte de Justicia europea dictaminó en una sentencia que el Sáhara Occidental no pertenecía a Marruecos. Y desató con ello la caja de los truenos. Desde entonces, las autoridades españolas han detectado un incremento en la salida de pateras desde las costas marroquíes, saltos masivos en las fronteras de Ceuta y Melilla y mayores problemas burocráticos a la hora de exportar productos al país vecino.

La preocupación en los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado residen en que esa confrontación se traslade también a la lucha contra el terrorismo yihadista.

Marruecos es una pieza clave para el control de atentados en España. Si los radicales adiestrados por el Estado Islámico toman la ruta norte e intentan entrar en España desde Turquía, deben pasar varias fronteras dentro de la UE controladas por servicios de inteligencia con tradición en la lucha contra el terrorismo como los franceses. Sin embargo, si el yihadismo toma la ruta sur, Marruecos se convierte en la última puerta de entrada para acceder a Europa.

Además y según fuentes de la lucha an+titerrorista, la inteligencia marroquí es la mejor posicionada para controlar los campamentos controlados por Al Qaeda en el Sahel, los más cercanos a territorio español y los que más preocupan a los especialistas en inteligencia contra el terrorismo más allá de la lucha que el Estado Islámico mantiene en su autoproclamado califato.

La infiltración y control de estos territorios del norte de África está tradicionalmente en manos de los servicios marroquíes y franceses, que son quienes comparten los datos al resto de cuerpos policiales integrados dentro de la UE.

En suma, recae también sobre Marruecos el control de las mezquitas más radicales ubicadas en su territorio, que han servido en varias ocasiones de formación para radicales detenidos después en suelo español. Desde hace tiempo es el propio Gobierno quien regula los mensajes que se transmiten en los templos.

Fuente: El Confidencial Saharaui.