España
José Luis Heras Celemín (20/6/2018)
En este momento, con un Gobierno socialista sostenido por Podemos, conviene tratar de vislumbrar qué puede esperarse. Se sabe de reuniones secretas del Presidente del Gobierno con el líder de Podemos. Se han anunciado 20 acuerdos y ocultado diferencias entre ellos. Está acabando la toma de contacto del nuevo gobierno con la realidad. Y van a empezar las acciones que influirán en las decisiones del Gobierno; y en algo más.

En éstas, surge un almuerzo-coloquio en el Club Siglo XXI con Carolina Bescansa, fundadora de Podemos y diputada, para tratar “La Crisis territorial española y sus posibilidades constitucionales”. Bescansa da imagen de cordura, tiene fama de sensata y parece inteligente. La presentaba el catedrático de Derecho Constitucional Antonio de Cabo, ideológicamente próximo a ella y a Íñigo Errejón. Era una ocasión pintiparada para, sin otro artificio que la conducción del ‘erréjonita’ y de la mano de Bescansa, conocer a Podemos y las aportaciones que puede hacer en un tema importante.

Tras una presentación demasiado larga, la diputada, en vez de entrar en el tema por derecho, sorteó la cuestión para derivar la Crisis Territorial española a la situación local catalana en la que encontró lo que llamó “tres toxinas previas”: Conflicto de Cataluña. Problema que no empieza ni acaba en Cataluña. Y perjudicados y beneficiados (por el conflicto catalán). Después, sin entrar en el meollo, afirmó que “la Constitución creó problemas que se han ido heredando y aumentando”; y citó algunos: Falta de representación. Ley de Financiación poco clara y en función de las coyunturas partidistas de cada momento. Poder Ejecutivo desmedido frente a los poderes Legislativo y Judicial. Ley Electoral tramposa. Situación del PP en el Senado, con mecanismos de bloqueo. Terminó con la cita (elogiosa) al comportamiento del juez Castro que instruyó el Caso Nóos (¿…?) en un plató de televisión.

Con esa base intelectual; o, por mejor decir, sin otra base, fijó lo que llamó 3 postulados sobre, los que, parecía, iba a construir sus argumentos. Mientras lo hacía, alguien en una de las mesas de la Prensa matizó que postulado es el “Principio que se admite como cierto sin necesidad de ser demostrado y que sirve como base para otros razonamientos”. Los Postulados de Bescansa fueron tres: 1.- Convertir al Senado en Cámara Territorial elegida por las Comunidades Autónomas con competencia para aprobar la Ley de Financiación Autonómica, para que la negociación entre dos partidos se convierta en negociación entre muchos. 2.- Definir las competencias del Poder Ejecutivo, para que no interfiera en el Poder Judicial y legitimar al Gobierno (¿…?). 3.- Consulta a los ciudadanos para hacer un nuevo texto constitucional.

Eso fue todo. Con esas razones (sinrazones), a modo de pilares, hizo la armazón de su discurso sobre “La Crisis territorial española y sus posibilidades constitucionales”. Sin darse cuenta, o porque esa sea una forma de hacer en su entorno, tomó como principios que se admiten ciertos sin necesidad de demostración lo que, en puridad, no son más que simples propuestas (ni siquiera teorías) sobre las que en democracia es habitual debatir y convencer.

Después, en el turno de preguntas, más de lo mismo. Había que intentar que precisara. Por eso, unas preguntas concretas sobre las posibilidades de la reforma de la Constitución que parecía dar por necesaria: ¿Qué reformar? ¿Cómo hacerlo y adónde llegar? Y ¿con qué apoyos? La contestación, algo más precisa pero ajena a lo que es la práctica en democracia, es una demostración preocupante de lo que pueda ser forma de hacer en Podemos, hoy tercera fuerza en el Congreso de los Diputados y apoyo del Gobierno: Hay crisis territorial no sólo en Cataluña. Reformar el Senado. Definir la separación de los poderes del Estado marcando el papel de los Poderes Legislativo y Ejecutivo. Y garantía de derechos sociales en el ámbito constitucional. No se preocupó de definir cómo hacerlo, ni de explicar con qué apoyos. Tampoco tuvo en cuenta que la Constitución Española, la de 1978 vigente, establece la separación de los poderes del Estado; y cómo hacer las reformas que se propongan para que se acuerden.

Terminado el almuerzo-coloquio, al repasar la situación nacional con un gobierno apoyado en el grupo al que pertenece Bescansa, aparece una conclusión lógica: Si las iniciativas y propuestas con las que Podemos puede condicionar la gobernabilidad nacional son como las exhibidas por su diputada en el Club Siglo XXI, no habrá dificultad para que el Gobierno las reconduzca al ámbito constitucional. O, lo que es lo mismo, para el PSOE, que sustenta al Gobierno, la capacidad argumental que demuestra Podemos es una verdadera perita en dulce fácil de atemperar y, en caso de ser necesario, democratizar.