España/Internacional
Alejandra Durrell (4/2/2019)
Una vez finalizado el plazo que el Presidente del Gobierno de España dio a Nicolás Maduro para que convocara elecciones presidenciales, y en vista de que no le hizo caso, Moncloa convocó a los medios de comunicación para leer una declaración  nstitucional. 

Con puntualidad, el Presidente del Gobierno de España compareció ante la prensa, para anunciar el “reconocimiento” de Juan Guaidó como «presidente encargado» de Venezuela. ¡Toma ya!

El formato de la comparecencia fue sin preguntas, así se evitaba tener que responder a alguna que otra pregunta incómoda.

Dijo Pedro Sánchez que la decisión de su gobierno conlleva la “convocatoria, en el menor tiempo posible, de elecciones presidenciales libres, democráticas, con garantías y sin exclusiones”. Pero visto lo que él ha hecho –prometió convocar elecciones rápidamente tras la moción de censura y ahí le tenemos- es de esperar que el nuevo “Presidente Encargado de Venezuela” aguante lo suyo.

Firme como una roca de granito –sigue los dictados de Donald Trump-, Sánchez, afirmó que “no daré un paso atrás”.

Qué opinarían los padres del Derecho Internacional, el dominico español, Francisco de Vitoria, y el jesuita, también español, Francisco Suarez, de ese término de “Presidente Encargado de Venezuela”. Seguro que se sentirían horrorizados. Claro que a Pedro Sánchez, no le importa mucho, pues él estudio en los Agustinos en el Real Centro Universitario Escorial-María Cristina, de los Agustinos y además de pago.

Nicolás Maduro ha rechazado de inmediato el ultimátum de Sánchez, calificando de despropósito que «un grupo de países alineados como satélites a la política de Donald Trump» trate de imponer unas elecciones presidenciales en un país soberano.

No obstante, Maduro se ha mostrado abierto a un diálogo con la oposición en línea con la propuesta de México y Uruguay. Francia, Suecia, Alemania, Reino Unido, Dinamarca, Portugal, Países Bajos y Austria –Grecia e Italia se mantienen al margen- se han unido al plazo dado por el presidente del gobierno español. De hecho la UE va a “liderar” un grupo de contacto internacional para llevar a Venezuela a unas “elecciones libres”  con supervisión internacional que culminen una «salida pacífica y democrática a la crisis», según la responsable de la política exterior europea, Federica Mogherini.

Lo que no parece claro es que la UE llegue a consensuar un comunicado sobre el reconocimiento de Guaidó como presidente interino de Venezuela. Pero, como dijo el ministro Josep Borrell, “trabajamos en ello”.

Durante estos días, Maduro y Guaidó ha medido sus fuerzas en la calle a base de convocar manifestaciones multitudinarias. El balance ha sido un empate, a pesar del tremendo esfuerzo que las cancillerías y de los servicios de información de Estados Unidos y de la UE –sobre todo de España- están haciendo por revertir la actual situación.

A pesar de la tremenda campaña que están llevando a cabo las grandes cadenas de comunicación y de los gobiernos de los países que apoyan a Guaidó, bueno, que más bien han creado.

Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, España, Francia, Alemania y Colombia, no hay duda que la decisión de nombrar –más que reconocer- a Juan Guaidó como “presidente encargado de Venezuela”, va contra el Derecho Internacional, además de ser una flagrante injerencia en los asuntos internos de un país.

Sin tan noble, humanitaria y democrática ha sido la decisión de desalojar del poder a Maduro, por qué no la llevan a cabo también en Arabia Saudí, Guinea Ecuatorial y tantos y tantos otros países en los que  se vulneran los derechos humanos con más virulencia que en Venezuela.

La respuesta, quizás la encontremos en que en esos países, el petróleo y los recursos naturales están controlados por las potencias que se muestran beligerantes con Venezuela. Por otro lado, ha quedado manifiestamente clara la dependencia de la UE de la política de Estados Unidos. Con esto no quiero decir que el gobierno de Maduro sea modélico, ni mucho menos.

Mucho me temo que de no contar con el apoyo de China, Rusia, Irán y Turquía, entre otros países, Venezuela podría ser el escenario que tiempo atrás corrieron el resto de los países Iberoamericanos, siendo víctimas de la invasión de tropas estadounidenses, por no mencionar a Somalia, Yugoeslavia, Afganistán, Libia, Irak, Siria…

Una mirada atrás nos muestra un panorama desolador a causa de los bombardeos o invasiones de la mayoría de los países hispanoamericanos, algunos de ellos en más de una ocasión. Veamos: Cuba 1959-196; Guatemala 1960, 1967-1969; El Salvador, 1980; Granada, 1979; Nicaragua, 1980; Panamá, 1989.

Solo cabe esperar que la cordura anide en las mentes de los dirigentes europeos y vean claro que la posición que adoptan no va a beneficiar en nada a la UE y, mucho menos, al pueblo venezolano.


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