Sáhara Occidental
Luis Portillo Pasqual del Riquelme (28/1/2020)
Corrían los últimos días de noviembre de 2019. Acababa de concluir la 44ª Conferencia Internacional de Apoyo y Solidaridad con el Pueblo Saharaui (EUCOCO, por sus siglas en inglés), celebrada en Vitoria-Gasteiz (España) con una muy buena asistencia de participantes; y para la primera semana de diciembre estaba previsto el desplazamiento de muchos miembros de familias españolas a los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf, para visitar a los niños y niñas que generosa y solidariamente acogen en sus casas, en España, durante los meses de verano, gracias al programa ‘Vacaciones en Paz’, gestionado desde hace muchos años por CEAS-Sáhara, la Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sáhara Occidental. Y a finales de ese mismo mes de diciembre iba a tener lugar el XV Congreso del Frente Polisario en la localidad saharaui de Tifariti, en la parte del Sáhara Occidental controlada por el Frente.
Así pues, eran tres acontecimientos de suma relevancia para el pueblo saharaui, la sociedad civil española y el Movimiento solidario internacional. Nada extraño que se intentara silenciarlos, ocultarlos, boicotearlos y, en la medida de lo posible, impedirlos, conforme a los mezquinos intereses del ocupante colonialista marroquí.
Y ahí, en ese preciso momento, en esas precisas circunstancias – ¡qué casualidad! -, el ministro español de Exteriores, primero, y la ministra de Defensa, después, daban una extraña alarma que era propalada a continuación, en portada, por todos los medios de comunicación (prensa, radio y televisión), como exige el guión: El Gobierno español dice tener información creíble, proveniente de fuentes extranjeras ‘fiables’, de que en las próximas fechas se van a producir atentados terroristas y secuestro de españoles en los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf, por lo que se exhortaba a los ciudadanos españoles a no viajar a dichos campamentos y, a los que allí estuvieren, a abandonarlos a la mayor brevedad posible; e incluso, se sembraba la duda de si se iba a proceder a repatriar al centenar de cooperantes que habitualmente trabajan allí (y de cuya existencia hasta ahora nunca nos habían informado…).
En un primer momento, esa alarma y el ‘inusitado interés’ aparente del Gobierno español por la situación de la seguridad en los campamentos de refugiados saharauis sorprendió sobremanera a la ciudadanía, dado el pertinaz silencio y la habitual sequía informativa mantenida oficialmente sobre todo lo relativo al Sáhara Occidental desde aquella consigna de ‘encapsular’ ese tema que lanzara en 2008 el expresidente Felipe González (“…Nuestro partido estará con vosotros hasta la victoria final…”). E inmediatamente, la alarma propalada por el Gobierno español indignó al Gobierno saharaui, al Frente Polisario y al amplio Movimiento de solidaridad con la causa saharaui, pues ni se había informado a las autoridades saharauis de tal presunto peligro “inminente”, ni tampoco a los Gobiernos de los países vecinos, en particular Argelia y Mauritania. En cambio, y sospechosamente, antes de advertir a la población española del presunto ataque terrorista “inminente”, el ministro Josep Borrell había mantenido una entrevista con su homólogo marroquí, Nasser Burita, que había acudido la tarde anterior al Ministerio español de Exteriores. E incluso, según rumores no contrastados (El Confidencial Saharaui), la noche anterior, la ministra de Defensa en funciones, Margarita Robles, habría asistido a una cena con el ministro marroquí de Exteriores, en la cual se habría preparado, en connivencia, el sospechoso operativo alarmista.
Como era de esperar, la prensa marroquí se apresuró a difundir inmediatamente la noticia en base a la alarma dada por el Gobierno español (no por las autoridades argelinas, las del Frente Polisario o la MINURSO…). Y de forma muy oscura, se quiso implicar también a Argelia y a la MINURSO, que desmintieron tajantemente la existencia de cualquier alarma. “Argelia niega haber advertido a la MINURSO del riesgo de ataques en el Sahara”, contrainformaba diariolibre.com: “El ministerio argelino de Asuntos Exteriores negó hoy que haya informado a la Misión de Naciones Unidas [para el Referéndum] en el Sáhara Occidental (MINURSO) de que exista un alto riesgo de ataques yihadistas y secuestro de extranjeros en los campos de refugiados saharauis y en particular en las áreas próximas al muro de separación con [el territorio saharaui ocupado por] Marruecos”.
La agencia de prensa argelina APS, informaba así: “El portavoz del Ministerio argelino de Exteriores (MAE), Abdelaziz Benali-Chérif, desmintió la información sobre la supuesta <<advertencia emitida por el Gobierno de Argelia>> a la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sahara Occidental (MINURSO).” Y añadía que “los medios de comunicación que han apoyado la difusión de esta información falsa e infundada, con el propósito de manipular y difundir una información disparatada, tienen el objetivo obvio de dañar a Argelia, su gente y sus instituciones”; y afirmaba que “la supuesta advertencia del Gobierno de Argelia a la MINURSO es aún más fantasiosa, porque los campamentos saharauis de Tinduf se encuentran en territorio argelino y, en consecuencia, las fuerzas de seguridad argelinas, encabezadas por el Ejército Nacional Popular, garantizan la seguridad en la totalidad del territorio nacional”. El portavoz del MAE argelino señalaba también que “el momento elegido por estos medios y sus patrocinadores está lejos de ser fortuito, dado el contexto regional y la proximidad de algunos eventos importantes” (en alusión a las visitas navideñas de muchas familias españolas a los campamentos saharauis y la celebración, a finales de diciembre, del XV Congreso del Frente Polisario) (El Moudjahid, “Le MAE bat en brèche les informations sur le prétendu avertissement lancé par l’Algérie à la Minurso”).
Por su parte, el Frente Polisario, a través de su Secretariado Nacional, deploró los «sospechosos» intentos de perjudicar la lucha y la reputación del pueblo saharaui y el movimiento de solidaridad con su justa causa, especialmente la última advertencia emitida por el Ministerio español de Exteriores, después de reunirse con su homólogo marroquí, lo que plantea ciertos interrogantes (…). Tales intentos –continuaba la Secretaría Nacional- también buscan interrumpir la celebración del XV Congreso del Frente Polisario. (Europa Press, “El Polisario carga contra España por alertar de atentados en Tinduf y lo vincula con la visita del ministro marroquí”)
La credibilidad del Gobierno y el ‘regalo’ del exministro Borrell a Marruecos
Cuando las autoridades de un país alertan de un posible ataque terrorista “inminente” en base a “fuentes fiables”, en principio no tendría por qué haber motivo para que los ciudadanos desconfiásemos de esa advertencia, hasta el punto de no seguir las instrucciones que, ‘por razones de seguridad’, se nos den al respecto. Sin embargo, pareció muy extraña y altamente sospechosa la inusual sobreactuación del Gobierno español (ministro de Exteriores y ministra de Defensa, ambos ‘en funciones’). Con los ingredientes arriba señalados y otros muchos antecedentes constatados, el Gobierno español ha perdido la poca credibilidad que pudiera quedarle en lo relativo a la cuestión del Sáhara Occidental, dada su sistemática deriva hacia operaciones de despiste, sus clamorosos silencios, las medias tintas y el servilismo mostrado hacia el monarca alauita.
Lo cierto es que, hoy, ningún país es inmune a un posible ataque terrorista. Esa amenaza puede materializarse en cualquier momento y en cualquier parte del mundo. Como prueba de ello, precisamente en esas fechas, la verdadera amenaza terrorista se materializó en Londres, Gran Bretaña, (29 de noviembre, dos muertos y tres heridos acuchillados); en Moscú, Rusia, en la propia sede de la antigua KGB (19 de diciembre, un muerto y cinco heridos de bala); en Nueva York, EE UU (cinco heridos acuchillados, el 28 de diciembre); en Mogadiscio, Somalia (29 de diciembre, coche bomba, al menos 76 muertos y más de 100 heridos); en Ostrava, República Checa (10 de diciembre, 6 muertos y tres heridos por disparos); en White Settlement, Texas, EE UU (30 de diciembre, 2 muertos y un herido por disparos); en París, Francia (3 de enero, un muerto y dos heridos por arma blanca); en Lamu, Kenia (5 de enero, 3 estadounidenses muertos y otros dos heridos),…
Sin embargo, ¡qué casualidad!, no hubo atentado terrorista alguno en los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf. Y en esos lugares arriba mencionados, en los que sí se produjeron atentados terroristas, no se dio alarma previa alguna de posibles atentados, ni se conminó a la ciudadanía a no viajar a esos sitios o a salir de ellos a la mayor brevedad posible… Porque, ciertamente, podían haber sucedido en cualquier otro lugar: Madrid, Cambrils, Berlín, Barcelona, Bruselas, Finlandia, … y no por ello se aconseja a la población dejar de viajar a esos lugares ni abandonarlos, como sí lo aconsejaron -en el caso de los campamentos saharauis de Tinduf- los ministerios de Exteriores y Defensa, por boca de sus mismísimos titulares, en prensa, radio y televisión; además de la extraña anormalidad, en el terreno de la cooperación antiterrorista, de que no se advirtiera del presunto peligro a los Gobiernos y autoridades saharauis, argelinas y mauritanas, y en cambio se alarmara reiterativamente a la población española (y, por extensión, a todo el mundo, como se apresuró a propalar, a discreción, la bien engrasada maquinaria marroquí de intoxicación y propaganda y sus adláteres).
Pues bien, a pesar de esa alarma sospechosa e interesadamente propalada, puede decirse que hoy los campamentos saharauis, establecidos bajo la vigilancia y control de las propias autoridades saharauis, están entre los más seguros del mundo. Y así lo atestiguan la experiencia de los Organismos Internacionales y ONG que operan en dichos campamentos, la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental (MINURSO) o los propios informes del Secretario General de la ONU al Consejo de Seguridad. Por todo ello y por la inusitada maniobra alarmista del Gobierno español, el Gobierno saharaui y el Frente Polisario contestaron inmediatamente con un comunicado de indignación, tratando de desenmascarar esa –en opinión de muchos- poco creíble operación de intoxicación, ya practicada anteriormente en más de una ocasión.
La entonces delegada y representante del Frente Polisario en España, Jira Bulahi -a la que tampoco se había informado oficialmente y que se enteró de esa alarma por los medios de comunicación (¡!)-, hubo de acudir por propia iniciativa al Ministerio español de Exteriores a pedir información sobre las razones de tan extraña alarma. ¡Bonita manera de ningunear a la representante oficial del pueblo saharaui en España! Y buena muestra, también, de la falta de tacto y de deferencia diplomática por parte del Ministerio español de Exteriores, siempre sospechoso de connivencia con el Gobierno marroquí.
Por su parte, las Asociaciones de Solidaridad con la causa saharaui respondieron afeando al Gobierno su sospechosa actuación de connivencia con Marruecos y manifestando su intención de mantener sus viajes y visitas a los campamentos de Tinduf. Solo se tienen noticias de que, como consecuencia de ese dudosa alarma, algunos grupos de jóvenes, que iban a viajar en el ‘puente’ de diciembre a los campamentos saharauis, postergaron el viaje hasta las vacaciones de Semana Santa, por el lógico temor de sus familiares, que es lo que buscaban quienes diseñaron la presunta falsa alarma.
No obstante, a pesar de tanto alarmismo, parece que la actuación del hoy ya exministro Borrell consiguió, precisamente, lo contrario de lo que pretendía, pues finalmente más de 500 personas viajaron a los campamentos de Tinduf en el ‘puente’ de la Constitución (primeros días del mes de diciembre), y todas ellas regresaron “sanas y salvas”, como señaló Jira Bulahi. El Movimiento solidario español dejó así patente su incondicionalidad con la causa saharaui, siempre por encima y a pesar de las maniobras de quienes “son cómplices de la ocupación ilegal del territorio del Sáhara Occidental”, como subrayó el Secretariado Nacional del Frente Polisario.
Esa alarma ha sido calificada por algunos como “el último regalo de Borrell a Marruecos antes de dejar su cargo como ministro de Exteriores”. A partir de ahora, el Sr. Borrell podrá continuar con esas maniobras en su nuevo cargo en la Unión Europea, como ya hiciera antaño en el propio Parlamento comunitario y más recientemente en el Congreso de los Diputados de España. El digital Canarias-Semanal lo contaba así de claro: «El Gobierno español sigue persiguiendo a los saharauis 44 años después de la expulsión de sus casas«, en referencia a los ilegales Acuerdos de Madrid de 1975, la invasión militar, a sangre y fuego, del Sáhara Occidental por Marruecos y la masacre de los saharauis en su pavorosa huida del ocupante invasor.
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