l ministro de Exteriores Nasser Bourita, el Rey Mohamed VI y Yassin Mansouri, en la Dirección General de Documentación.

Marruecos
Sonia Moreno (25/8/2020)
Nasser Bourita y Yassin Mansouri le han ayudado a adquirir un arsenal militar al mismo tiempo que el Monarca se hace fuerte en África.

El rey  Mohamed VI (57 años) ha convertido a Marruecos en el puente entre Europa y África, y ha abierto el paso al continente africano a grandes potencias como Gran Bretaña (UK) y Estados Unidos (EE UU).

Al mismo tiempo, el país vecino ha sabido mantener a España y Francia como primeros socios comerciales, negociar con Europa, ganarse a Gran Bretaña como aliado con el Brexit. Además, ha atraído a los americanos e, incluso, a los turcos. De esta manera, queda contrarrestada la presencia de China y Rusia en África, continente emergente con sectores económicos imprescindibles en el ámbito mundial.

Para esta expansión económica en África que le lleva al camino del reconocimiento del Plan de Autonomía para el Sáhara Occidental, epicentro de su política internacional, Mohamed VI se ha apoyado en dos personas clave, al margen de los consejeros reales e inseparables amigos como Fouad Ali Himma.

Los dos pilares del monarca son civiles y vienen del mundo de la diplomacia, el ministro de Exteriores, Nasser Bourita; y Yassin Mansouri al frente desde 2005 de la Dirección General de Estudios y de Documentación (DGED), el servicio de inteligencia exterior marroquí dependiente de las Fuerzas Armadas Reales (FAR). El departamento de Yassin tiene un presupuesto de mil millones de euros.

La DGED está compuesta por 4.000 agentes oficiales, de los que 1.600 son civiles. Las cifras no incluyen un número indefinido de personal encubierto, entre empresarios, banqueros e incluso políticos, repartidos por Asia, África y Europa. Muchos de ellos presentes en el grupo que acompañó al rey en sus incursiones económicas en África en los últimos años.

Diplomacia silenciosa
El director general de estos servicios secretos en el exterior, Yassin Mansouri, es uno de los compañeros de estudios del rey alauita en el Colegio Real de Rabat, e igual que él, domina a la perfección varios idiomas, entre ellos el español. Se ven casi a diario y despachan directamente sin intermediarios. Actualmente, mantiene encuentros e informa también a su hijo, el heredero Moulay Hassan y futuro Hassan III.

Un hombre elegante, casi siempre trajeado, que gasta gafas de sol de espejo y modales impecables. “No fuma, ni bebe y es muy religioso”, explican a EL ESPAÑOL en Rabat.

El fervor religioso le viene de casta. Su padre fue un conocido imán estudioso del Corán. Por eso Mansouri guarda ayuno los lunes y jueves de cada semana, durante el ramadán y los días religiosos.

Además de estudiar Derecho y comenzar su carrera dentro del Ministerio de Información desde 1987, realizó cursos internacionales de espionaje en Estados Unidos e Israel, y con la muerte de Hassan II y la subida al trono de Mohamed VI, se convirtió en el adjunto al ministro de Interior.

Mansouri encarna la diplomacia silenciosa con fuerzas políticas, sociales, económicas, sindicales e incluso en el extranjero. Y a él se le atribuye la depuración de las autoridades en el Sáhara Occidental proclives al Frente Polisario.

Entre las cinco secciones de la DGED, una analiza el armamento. “Cuando las armas se están descargando en Ceuta o Melilla, ellos ya lo saben, controlan las conexiones de comunicación. Mansouri es un gran conocedor de España, de sus instituciones y de su servicio de inteligencia”, desvela con admiración a EL ESPAÑOL un ex militar melillense.

Yassine Mansouri, hombre del rey.

El rearme militar
Precisamente, la reovación de su armamento es una de las prioridades de Marruecos. El estado de emergencia sanitaria no impidió al rey aprobar en el consejo de ministros del 6 de julio tres proyectos de ley en materia militar y de defensa, como jefe de Estado Mayor de las FAR.

Así, refuerza de forma legal la seguridad de los sistemas de información y telecomunicaciones; además de la compra de armas, municiones y otros materiales de defensa.

El decreto ley, aprobado en el Parlamento de Rabat el 14 de julio, organiza el comercio y las operaciones de los fabricantes de armas, municiones y arsenales militares. También permite la fabricación exenta de IVA a empresas de capital marroquí o de mayoría marroquí. De esta manera, Marruecos ya fabrica armas y tiene un arsenal legal y potestad para crear su propia industria armamentística.

Estos años, Estados Unidos ha sido su principal proveedor. En 2012, el país americano exportó unos 220 carros de combate Abrams M1A1 para el ejército marroquí por 890 millones de euros, y en 2018, aprobó la actualización de 162 de esos carros por más de mil millones de euros. Se estima que Marruecos dispone de 385 vehículos de este tipo.

El país ha puesto en órbita dos satélites de vigilancia construidos en Francia con el nombre del rey: Mohamed VI-A en 2017 y Mohamed VI-B en 2018 por 500 millones de euros.

A finales del año pasado, el Departamento de Defensa de Estados Unidos le vendió 36 helicópteros Apache, pero además el contrato incluye 600 misiles y 600 cohetes. El ejército marroquí lo recibirá en 2024 por casi 4.000 millones de euros. Otro encargo de alrededor de 900 millones de euros incluía un paquete de 2.400 misiles antitanque por radiofrecuencia TOW 2A y 400 lanzadores M22A2 TOW, casi 6.000 bombas MK82-1 y munición para sus cazas F-16.

A principios de 2020, adquirió en Francia 36 piezas de un sistema móvil de artillería autopropulsada sobre camiones Caesar por 200 millones de euros.

Incluso durante el confinamiento, Marruecos siguió aumentando el arsenal. En el mes de marzo, Estados Unidos le vendió por 210 millones de euros 25 vehículos blindados de recuperación M88A2 Hércules.

En abril, también Estados Unidos le proporcionó una decena de misiles anti buque Harpoo para sus cazas de combate F-16 por algo más de 53 millones de euros.

En mayo mejoró su defensa aérea con misiles Mica-VL con un alcance que va de los 500 metros hasta los 80 kilómetros, por un valor de 200 millones de euros, según los medios franceses.

Incluso el Pentágono anunció la semana pasada la venta de 24 aviones F-16 V Block 72, encargados por Marruecos en marzo de 2019. La entrega del material está prevista para 2026. La distribución militar se distribuirá, pues, a lo largo de años.

El presupuesto en gasto militar es considerable y va en aumento. En 2018, la partida para Defensa se situaba en torno a los 3.100 millones de euros, 200 millones de euros más en 2019, y en 2020 se calcula que alcanzará los 4.270 millones de euros. Según ha podido saber EL ESPAÑOL, de los presupuestos generales 2020- 2021 se destinará un 12% a este departamento.

Hombres del rey
Marruecos diseña desde hace años su estrategia de futuro, por eso los ministros de Exteriores y de Defensa son siempre hombres del rey. Detrás de Nasser Bourita, el ‘hombre impasible’, está otro ex ministro de Exteriores y consejero real, Taieb Fassi-Fihri.

Bourita, también licenciado en Derecho, ha desempeñado toda su carrera en el ministerio de Asuntos Exteriores desde 1992. No se trata de un político, sino que fue nombrado directamente ministro de Exteriores y Cooperación en 2017, y además desde octubre de 2019 se encarga de los Marroquíes Residentes en el Extranjero (MRE).

A pesar de las criticas recibidas por la gestión de los miles de ciudadanos marroquíes atrapados con el cierre de las fronteras por la Covid-19, y de que pidiesen su destitución, el rey mantiene su confianza en él, y aplaude sus gestiones para la reconducción de los acuerdos con Turquía y la gestión de los consulados africanos en El Aaiún.

Además, los acuerdos comerciales con americanos y británicos son asuntos que Mohamed VI ha encomendado a Bourita. Precisamente, el ministro cerró el texto del Acuerdo de Asociación UK-Marruecos con el Ministro de Estado para Medio Oriente y África del Norte, Andrew Murrison, que reproduce los efectos de la relación UE-Marruecos existente, tanto los aspectos comerciales como las disposiciones políticas y de cooperación. Su objetivo es garantizar la continuidad del comercio y ampliar una relación bilateral.

La conquista

Nasser Bourita, ministro de Asuntos Exteriores.

económica
Por instrucciones reales, el tándem MansouriBourita sustituyó al soberano al frente de la delegación marroquí en la cumbre extraordinaria de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) dedicada a cuestiones de seguridad en Uagadugú en septiembre de 2019. Este dúo enarbola la lucha marroquí contra el terrorismo en el ámbito internacional.

Dos años antes representaron a la delegación marroquí para copresidir, junto a los Países Bajos, la 8ª reunión de alto nivel de Ministros del Foro Global contra el Terrorismo en Nueva York.

No es ningún secreto que el continente africano ocupa el centro de la política internacional marroquí en la última década. Así quedó claro con su vuelta a la Unión Africana (UA) el 30 de enero de 2017, después de 34 años fuera de la institución. Esta apuesta le valió al rey Mohamed VI el apodo de “el africano” en los medios de comunicación del continente.

La revista americana Forbes situó el patrimonio real (5,7 billones de dólares) en el quinto puesto de toda África en 2015. De su padre, Hassan II, heredó el 35% en Societe Nationale d’Investissement (SNI), una sociedad con participaciones en varias empresas que cotizan en bolsa, incluido el banco más grande del país, Attijariwafa; la empresa minera Managem Group, el productor de azúcar Cosumar, y la empresa láctea Centrale Danone.

El monarca cuenta hasta con un palacio real en Gabón, que pidió desinfectar cuando comenzó la pandemia para un posible desplazamiento que después no se llevó a cabo porque se tuvo que someter a una operación urgente por una arritmia cardíaca.

El año pasado, Marruecos fue el primer inversor continental en el África occidental (64,7%) y el segundo en todo el continente tras Sudáfrica. Además, se ha instalado en muchos países con empresas de seguros, banca, construcción, telecomunicaciones y de otros sectores como los fosfatos o las energías renovables.

En 2016, por ejemplo, firmó un proyecto de colaboración en el que se compromete a aportar fosfatos a Gabón a cambio de gas para producir más de dos millones de toneladas de fertilizantes de fosfatos en los próximos años. El acuerdo implica una inversión de unos 2.000 millones de euros.

Por otro lado, los fondos institucionales marroquíes ayudan a financiar algunos proyectos de cooperación con África como la inversión en el proyecto del gaseoducto que conectará Nigeria y Europa, pasando por Marruecos.

Reforzar el país con armas 
Disfrazado como cooperación Sur-Sur, el monarca se ha rodeado de una delegación de directores y presidentes de instituciones, empresarios y altas personalidades para realizar una gira continua en los últimos años por los diferentes países africanos cerrando estos acuerdos y firmando negocios de futuro.

Una vez lanzados los proyectos, el soberano envía auditorías para controlarlos. Un equipo se reúne con las partes signatarias y elabora un informe a la Casa Real.

Toda esta inversión y expansión comercial se materializa en una red de países francófonos de África que están estableciendo su sede en el Sáhara Occidental. Y ahí está la mano de Nasser Bourita.

Con la pandemia, el rey volvió a mostrar su liderazgo en África, con una propuesta a los mandatarios para combatir el coronavirus de manera conjunta y coordinada. Pero además envió ayuda médica a 15 países del continente.

A pesar de que la monarquía alauita, muy cercana y querida por los Borbones, es en ocasiones considerada en Occidente como autocrática y poco democrática, parece actuar a espaldas de las críticas exteriores. Mohamed VI esconde su prioridad: reforzar el país con armas y servicios de inteligencia para ofrecer seguridad a las grandes potencias a las que quiere atraer al continente.

Se ha visto como con el escándalo financiero que ha salpicado al rey Juan Carlos I, obligado a abandonar la Casa Real para no perjudicar a la Corona, el considerado “tío” de Mohamed VI se refugió en Emiratos Árabes y no en Marruecos por los acuerdos comerciales que mantiene el país vecino con UK donde el emérito tiene causas abiertas.

En contrapartida a la imagen de rey frívolo, rodeado de lujo y amigos, con sus looks callejeros e informales y las imágenes practicando deportes de élite, ha gobernado todos los estamentos. Sus ausencias y viajes a Francia o su estado de salud delicado tampoco le han impedido crear un imperio.

A los 57 años recién cumplidos el pasado viernes, sobrepasa las dos décadas de reinado con un país estable y prepara el terreno para la sucesión del heredero al trono.

Aún así, a Mohamed VI todavía le restan otros sueños, conectar Marruecos con África a través de una línea ferroviaria, y el reconocimiento del Sáhara Occidental como marroquí por parte de todos los países de la UA.

Fuente: El Español