Alberto Aza (Desconocemos al autor de la caricatura)

Mi Columna
Eugenio Pordomingo (18/2/2021)
El 9 de julio de 2019, el Confidencial de la Corte publicaba que Alberto Aza “regresaba a la Zarzuela ocho años después”. La nota seguía así: “El que fue jefe de Casa Real cuando Juan Carlos I aún estaba en el trono (2002-2011), ha sido recibido este lunes 8 de julio por los reyes en el Palacio de la Zarzuela. Ha ocurrido en la audiencia al Patronato de la Fundación Comité Español de los Colegios del Mundo, junto con los patrocinadores de las becas y los alumnos becados en la última edición. Y es que Aza es, actualmente, el presidente de Colegios del Mundo Unido. En esta audiencia había otra vieja conocida del rey: Carmen Iglesias, directora de la Real Academia de la Historia. Iglesias fue durante muchos años profesora de Felipe VI y de su hermana, la infanta Cristina”.

Personaje controvertido, que jugó un papel discreto, pero no exento de importancia, en la historia más reciente de España, Alberto Aza, es actualmente presidente de la organización Colegios Unidos del Mundo (UWV) y Consejero Permanente del Consejo de Estado. Desde hace tiempo ostentar el singularapelativo de “fontanero”, al que Javier Cuervo le añadió “de confianza para titular un artículo publicado en la Nueva España el 9 de agosto de 2011, en el que glosaba la figura de Aza.

Alberto Aza era ya conocido en plena transición como un “fontanero” muy activo, eficiente y eficaz, al menos para los que servía. Aza fue uno de los ´fontaneros´ que tuvo el presidente Adolfo Suárez. Eran tiempos convulsos y al parecer ese tipo de “trabajos” se hacían necesarios.

Las funciones y actividades de fontanería, en las alcantarillas, han sido siempre una necesidad del poder, del Estado, al menos eso se dice. En la actualidad esa función ha adquirido tintes más oscuros, lúgubres, sombríos, alcanzando en algunos casos el apelativo de cloacas.

Diplomático de carrera, Aza dirigió en la etapa de la transición el gabinete del entonces presidente Adolfo Suárez, “fue embajador en Londres por deseo de González, portavoz diplomático con Aznar y secretario de Juan Carlos I”, según recoge el mencionado artículo.

Aza conoció África (uno de sus primeros destinos fue Gabón, país fronterizo con Guinea Ecuatorial), Argelia, Italia y Reino Unido, países en los que ha ocupado cargos diplomáticos. Más tarde aterrizó en Madrid, en el Ministerio de Asuntos Exteriores y de ahí a Director del Gabinete del Presidente Suárez.

“… progresó en las labores de «fontanería» -término que acuñó el propio Aza-, de desatascar las relaciones del Gobierno en la incipiente democracia: fue director de Difusión Informativa Internacional, de Relaciones con los Medios Informativos y subdirector de la Oficina de Información Diplomática, donde conoció al Rey Juan Carlos preparándole los viajes al extranjero”, relata Javier Cuervo, aunque se queda corto en las funciones de “fontanería” que atribuye a Aza. Ya se sabe que la fontanería se encarga de desatascar o tratar de que los asuntos “de Estado” vayan por donde uno quiere.

Alberto Aza, como subsecretario jefe del gabinete técnico del presidente Suárez, tuvo mucho que ver con que las decisiones que tomaba el presidente del gobierno se cumplieran con las menores dificultades y el menor daño para su proyecto. En esa labor también maniobraron Aurelio Delgado, jefe de la secretaría particular del presidente y cuñado suyo, así como sus asesores particulares, Eugenio Bregolat y Alberto Recarte. Curiosamente algunos de esos asesores tuvieron lazos muy estrechos con Teodoro Obiang Nguema, relación que se inició nada más finalizar el cruento golpe de Estado  que el hoy presidente de la excolonia española dio -con la inestimable ayuda de España- contra su tío Francisco Macías, presidente electo de la república guineana.

Con la llegada del PSOE al poder, Felipe González nombra a Alberto Aza director general para Iberoamérica, y más tarde, embajador permanente de España ante la Organización de Estados Americanos en Washington. En 1992, le cayó una golosina entre sus manos, la embajada en Londres. Su experiencia como “fontanero” y su trayectoria diplomática le supusieron un bagaje para que José María Aznar le mantuviera en el cargo. Pero la llegada del ibicenco Abel Matutes al Ministro de Asuntos Exteriores le trajo el cese fulminante. Más tarde, el genuflexo Josep Piqué, le nombró director general de la Oficina de Información Diplomática.

En la entrevista que en su día hice a Sabino Fernández Campo, escribí sobre su cese y el ascenso de Aza: “En 1993, los Reyes Magos le dejaron un mal regalo: cesó el 8 de enero como Jefe de la Casa Real. Le sustituyó Fernando Almansa, hombre cercano al ex banquero Mario Conde. A primeros de 2002, Fernando Almansa era destituido, aunque fue en diciembre cuando se hizo efectivo. Le sustituyó Alberto Aza, director hasta entonces  de la Oficina de Información Diplomática y experto “fontanero” como Jefe de Gabinete con el presidente Adolfo Suárez”.

La historia de alguno de esos ceses, bien pudo iniciarse años atrás. La causa principal fue la desmedida ambición de Mario Conde. Personas de la confianza del ex banquero se dedicaban a difundir infundios contra José María Aznar y Felipe González. Conde anhelaba tener el camino expedito para su acceso por la puerta grande -aunque falsa- a la política. En ese deambular le estorbaba Sabino Fernández Campo. Lo de acceder a la presidencia del gobierno –la gran ambición de Mario Conde– quedó segada de plano. Conde se había creado en poco tiempo enemigos muy poderosos.

Volvamos a la fontanería
El 16 de noviembre de 2006 escribí sobre Los desatinos de un viaje, en el que escudriñé sobre la visita que hizo a España Teodoro Obiang Nguema, presidente de Guinea Ecuatorial. A Obiang le habían prometido un paseo triunfal por Madrid: visita oficial acompañado por el alcalde Alberto Ruiz Gallardón, que no se llegó a cumplir, y pernoctar en el palacio de El Pardo –morada de Franco– que tampoco se produjo. Como tampoco se llevó a efecto la firma en el Libro de Oro del Congreso de los Diputados. Por aquel entonces dije que “Los nervios de José Luís Rodríguez Zapatero, Miguel Ángel Moratinos, Manuel Marín, Mariano Rajoy  y Alberto Aza deben estar a flor de piel. La visita del dictador Teodoro Obiang Nguema les está acarreando algún que otro problema. Pero, la verdad es que están curtidos en la labor de dar abrazos y palmaditas en la espalda a dictadores y gente de esta ralea. Eso va en el sueldo y en la prebenda, que son muchas”.

El rey Felipe VI y Alberto Aza.

Aza no ha desperdiciado, sus “conocimientos”, “experiencias” y secretos. Ese bagaje le ha abierto nuevos caminos o agrandados los que ya conocía. Ese activo fue lo que hizo que la empresa sevillana Abengoa, propiedad de la familia Benjumea, le fichara para ocupar el cargo de consejero-asesor internacional.

El exjefe de la Casa Real se desvinculó de la sociedad Abengoa el 27 de febrero de 2012, renunciando por “incompatibilidad sobrevenida” tras su nombramiento como Consejero Permanente de Estado. Años más tarde, en 2016, el juzgado que investigaba el ´caso Noos´, interrogó a 27 personas, entre ellas estaban Rodrigo Rato y Alberto Aza. El tribunal juzgaba a 17 acusados. Aza declaró por videoconferencia que nunca supo de los negocios de Urdangarín, aunque vio “inapropiada”, pero no “irregular” sus actividades.

El equipo de los hombres del rey Juan Carlos I en los años más convulsos de su reinado estaba integrado por unas 10 personas, todas ellas de confianza del Rey emérito. Allí había, sobre todo, diplomáticos y militares, y no pocos siguen a las órdenes de Felipe VI.

Alberto Aza ocupó la jefatura de la Casa del Rey desde el año 2002 al 2011. Su experiencia le sirvió para capear mil y un asuntos que, de no ser por él, quizás hubieran derivado en conflicto.  Por ejemplo, la presencia de Corinna zu Sayn-Wittgenstein en la vida de Juan Carlos I, que generó más de un problema en Zarzuela.

José Bono cuenta en uno de sus libros que varias personas habían investigado a esa rusa, Corinna, que tenía encandilado a Juan Carlos: “Alberto Saiz, exdirector del CNI, me dijo que era una mujer que no le convenía al rey y yo impedí, en complicidad con Alberto Aza, un acto que Corinna quería montar en el Palacio Real, presidido por el rey. Hubiese sido un escándalo porque solo pretendía recaudar fondos“, relata Bono.

Bono, Aza y otros hombres del rey, hicieron lo imposible para apartar a la “rusa” del rey, pero les iba a resultar dificultoso.

La pesca sin muerte, uno de los placeres de la jubilación
Al “fontanero” Alberto Aza le “gustan la pesca sin muerte –menos mal- y el golf, la música clásica, especialmente con partitura de Wagner y con voz de Plácido Domingo”. Dos placeres que hoy día darían para mucho. En Biografías y Vidas, se dice de Aza que “experimenta un cambio de personalidad en cuanto llega a Ballota, en Cudillero. Allí se convierte en «Alberto», sin teléfono ni  internet, sólo conectado al resto del mundo por un móvil, vestido como los lugareños: pantalón de pana y calzado cómodo. Se siente, ante todo, asturiano (…) de trato muy fácil y asequible, que ha realizado la mayoría de su trabajo en estrecho contacto con los medios de comunicación, lo que, dado el creciente interés de la prensa por los asuntos de la familia real, es una cualidad nada despreciable”.

La jubilación de Aza no ha sido tan bucólica como se describe en esa página de internet; él nunca ha cesado en su ajetreada función de “fontanero”, lo lleva en su ADN. Ahora es presidente del Comité de Colegios del Mundo Unido, organización internacional dedicada a la educación, cuya sede está ubicada en Londres. No hace muchos meses que se renovó la colaboración entre la Fundación Prosegur, presidida por Helena Revoredo (la tercera mujer más rica de España, según la revista Forbes), y la Fundación Colegios del Mundo Unido.

Con seguridad, conoció a Helena Revoredo y al que fuera su marido, Herberto Gut Beltrán (fallecido en un trágico accidente de circulación en el año 1997) en los convulsos años de la transición española. Helena y Herberto, los dos originarios de Argentina, llegaron a España en 1975, y un año después crearon la empresa Prosegur. La capacidad de gestión de Gut Beltrán y sus relaciones con la clase política imperante en aquella España le facilitaron el camino para que su proyecto empresarial se consolidase.

Aza se prodiga, algo normal en un personaje tan pegado al poder, en asistir a los actos que organizan sus amigos más íntimos y, sobre todo, si tienen algo que ver con la excolonia española de Guinea Ecuatorial. Por ejemplo, estuvo en la mesa de presentación del Grupo Arpa Médica y la Fundación Dr. Palomo, cuyas actividades empresariales y profesionales se centran en “desplazar equipos médicos de reproducción asistida, ginecología y otras especialidades, al continente africano”, según su página de internet.  Arpa Médica y la Fundación Doctor Palomo (FDP) tienen el mismo amo y señor, el Doctor Ignacio Palomo Álvarez.

En ese acto de presentación, con cierto sabor africano, estuvieron presentes, entre otros famosos, el periodista Luis María Ansón, la escritora y exministra de Cultura de Guinea Ecuatorial, Guillermina Mekuy Mba Obono, actual pareja del doctor Palomo, el empresario Domingo Ureña (expresidente de Airbus España), el Presidente de Honor de Mapfre, José Manuel Martínez Martínez, el  escritor y ex Director General del Libro, Archivos y Bibliotecas, Rogelio Blanco y, por supuesto, Alberto Aza. Y también Pablo Casado, por entonces vicesecretario general de Comunicación del Partido Popular.

El evento tuvo lugar en el mes de septiembre de 2017. Ya faltaba poco para que fructificasen las conversaciones para que el doctor Palomo aterrizara con éxito en Guinea Ecuatorial. Lo que no fructificó fue que su pareja, Mekuy Mba Obono, consiguiera ser la nueva embajadora de Guinea Ecuatorial en España. Parece ser que su “personalidad” no es la más adecuada para obtener el plácet del Ministerio de Asuntos Exteriores de España.

Oyala (Guinea Ecuatorial) fue la sede designada por la dictadura guineana para ubicar el Centro Universitario de Ginecología y Fertilidad Oyala. Y el Gran Hotel Djibloho (propiedad –nadie lo duda- de Obiang), la sede de tan pomposo proyecto. La dirección y funcionamiento del nuevo centro médico corren a cargo del equipo de Arpa Médica.

Las banderas de España y Guinea Ecuatorial presiden la firma del acuerdo para la creación del Centro Universitario de Ginecología y Fertilidad Oyala

La inauguración oficial –derroche de lujo-, presidida por el presidente Teodoro Obiang Nguema, contó con la presencia de Faustin Archange Touadera, Presidente de la República de Centroáfrica y el representante de la Oficina de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para África. Y, por supuesto, con la pareja Palomo Álvarez Mekuy Mba. El proyecto sanitario se puso en marcha con el apoyo del dictador Obiang Nguema, y comenzó sus actividades, al menos mediáticas, de forma inmediata.

Que no se me olvide decir que la asistencia a ese centro no es gratuita, es de pago y cara. Sobre su éxito no puedo comentar nada, lo desconozco, pero apunto un dato: la empresa que llevaba la gerencia del Gran Hotel Djibloho abandonó esa actividad, entre otros factores, por el escaso movimiento de clientes.

Alberto Aza apoyó con su presencia, como hicieron otras personas, la presentación en Madrid de ese proyecto como si fuera una especie de acuerdo entre España y Guinea Ecuatorial, prueba de ello nos lo muestra las banderas de ambos países en la mesa presidencial del evento.

A nuestro personaje, Alberto Aza, le tocó la “bolita de la suerte”, y el seis de febrero del año 2012, fue nombrado consejero permanente de Estado y presidente de la Sección Quinta del Consejo de Estado de España. El peculio de un consejero permanente es de  103.204 euros anuales, aparte de las dietas que, según Transparencia, fueron en 2018 de 148.000 euros por “asistencia” a repartir entre los 27 consejeros que forman parte de ese organismo. Pero además, los consejeros permanentes reciben 23.000 euros anuales en concepto de “productividad”. María Teresa Fernández de la Vega y José Luis Rodríguez Zapatero han debido tener una buena productividad, pues también se han hecho acreedores de ese “sobre”.

Sinceramente, yo creo que cobran más por lo que saben y callan, que por lo que hacen.

Ustedes, queridos lectores, saquen sus conclusiones.