Los placeres, la buena vida, se empiezan a acabar.

Guinea Ecuatorial
Abaha (14/8/2021)
Los problemas del régimen guineano no paran de aumentar. A Estados Unidos, Reino Unido, Suiza, Francia, se une ahora Brasil, en concreto Sao Paulo. De momento, España se mantiene a la espera. Los españoles parecen más preocupados por el recibo de la luz (el más caro en toda la historia), el precio del gas oil, la gasolina, los ERTE y el desempleo. Pero todo se andará.

Menos mal, para Obiang Nguema, que parece que el caso en el que el expresidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, acusado de blanqueo de capitales y tráfico de influencias, por haber favorecido, supuestamente, los intereses de la constructora AGR en Guinea Ecuatorial, ha sido cerrado por la justicia brasileña.

Así lo ha determinado el Tribunal Regional Federal de la 3ª Región (TRF-3), que juzga los casos en segunda instancia, determinó “el bloqueo de la acción penal contra el ex presidente que estaba en curso en São Paulo, lo que, en la práctica, significa su cierre sin juicio de fondo”.

Este asunto lleva desde 2018 en manos de la Justicia y de la prensa internacional. La Fiscalía federal anticorrupción había acusado a Lula da Silva de “recibir un millón de reales (unos 164.000 euros al cambio actual) de ARG mediante sobornos disfrazados de donaciones al Instituto Lula”, según informa la Agencia Lusa de noticias.

Según fuentes de la fiscalía brasileña, Teodoro Obiang Nguema había favorecido los negocios de la empresa brasileña en Guinea Ecuatorial.

A pesar de esta decisión del tribunal brasileño, a Lula da Silva le quedan pendientes dos acciones penales: “La primera se refiere a la compra de aviones de combate suecos por parte de la Fuerza Aérea Brasileña (FAB), en la que se acusa al ex presidente de tráfico de influencias, y la otra al uso de fondos del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) por parte de –la empresa- Odebrecht”.

Pero, el hijo del dictador guineano, el vicepresidente Teodoro Mangue Obiang, con menos experiencia y luces que su padre, se ve envuelto de nuevo en líos con la justicia brasileña. Ahora, el gobierno de Sao Paulo (Brasil), le reclama 500.000 reales (80.904 euros) en concepto de impuestos atrasados al gobierno de João Doria”.

La Agencia Tributaria del gobierno de Sao Paulo “libra una batalla sin cuartel”, por recobrar tributos atrasados, contra Teodoro Mangue Obiang, hijo del dictador guineano.

El vicepresidente guineano lleva años sin pagar el IPVA de sus varios coches de alta gama, desde hace varios años. En el año 2018 –según el digital veja.abril-, “la Justicia descubrió que los coches estaban escondidos en la embajada de Guinea Ecuatorial en Brasilia para no ser incautados”, algo muy normal en personas de carácter despótico, acostumbradas a hacer lo que les viene en gana, habitual en dictadores de poca monta.

Pero a Teodoro Nguema Obiang, antes Teodorín, se le está acabando este chollo que viene disfrutando desde que nació.

En su país de nacimiento –el de Teodorín– escasea el combustible, la red eléctrica alumbra a deshoras, las vacunas contra la COVID-19, brillan por su ausencia, las lúgubres cárceles están repletas, los problemas causados por las explosiones del 7-M permanecen sin resolver, pero a él le importa un comino.

Y su padre, Teodoro Obiang Nguema, debería decretar ya una Amnistía General de políticos –la mayoría secuestrados y con juicios militares a puerta cerrada y sin asistencia letrada-, y dejarse de pantomimas, de que si va a mantener una mesa con los familiares d esos presos, que si patatín, que si patatán.


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