
España
Eva Mayen (3/1/2024)
Ni buceando en las aguas turbulentas de Podemos.
Es posible que Pablo Iglesias sea, fue o será un Julio César postmodernísimo. Por tanto, la comparación siempre pecará de fantasiosa. Tuvo a su Bruto desdoblado: Íñigo Errejón, Yolanda Díaz….Y el fémino triunvirato que le rodea fielmente ahora: Irene Montero, Ione Belarra, Isa Serra. Pablo Iglesias no quiso acabar desangrado, muerto apuñalado sobre las gradas del templo político. Y optó por el autodestierro pero en plan maquis combatiente: su Canal Red, cual aquella épica Radio Pirenaica. Desde la penumbra muy iluminada él observa, dice, señala rumbos y se aferra al timón como el capitán Hatteras, de Julio Verne, obsesionado con el norte magnético.
Lo postmodernísimo es pragmático, no es dado a escenificaciones o idealismos soñadores. Un Julio César actual ni habría conquistado las Galias ni habría permitido su acuchillamiento: la sangre derramada no es práctica. Por otro lado, Julio César decidió ser dictador sin disimulos ni componendas o apariencias. Pablo, en cambio, no quiso o lo quiso y no pudo. Leyó de nuevo a su querido Ernesto Laclau, el postmarxista que vino del peronismo: casi nadie puede entender su críptico lenguaje elitista. Errejón lo entiende, Pablo lo entiende. Y Juan Carlos Monedero también, como se demuestra en su opinión a favor de la unión con Sumar en las elecciones gallegas: «Se acusaría a Podemos de dividir a la izquierda».
Pablo Iglesias se manifiesta en sentido contrario. Y Monedero, en su misma publicación, tras afirmar la conveniencia de aliarse a Sumar: «…la oferta de Sumar es una trampa». Dice luego que respeta la decisión de la militancia de no concurrir con Sumar. La culpa de todo este tiberio es de Laclau. Todos los que leen a este hombre acaban discutiendo entre sí. Y hasta, sin llegar a los puñales de Roma, se traicionan. Si Errejón se hubiera quedado en Antonio Gramsci …, pero no, entró en la nebulosa críptica de Laclau. Lo mismo puede decirse de Iglesias, claro. Ajenos a las vanidades y desvaríos profesorales, los internautas del vulgo opinan a su manera:
Polín Bizarro: «Existen almas cándidas que no saben que los llamados socialdemócratas son los lacayos de la oligarquía».
Cloe Vestal: «Podemos, es un partido socialdemócrata. No hay ningún partido importante en la izquierda que no lo sea. La única diferenciación entre ellos es la radicalidad de esa socialdemocracia o su impostura: el PSOE.
Persuasivo García: «Sobre el eurodiputado anticapitalista que se indignó por la censura al pañuelo palestino en su cuello, en el Parlamento de Bruselas: Ponerse un pañuelo es fácil, muy fácil; pero hacer una declaración de salida de la UE por parte de España, a nivel de partido o personal, es difícil, muy difícil, parece ser.
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