Galapagar (Madrid)
Licenciado Vidriera (23/5/2024)
Les parecerá una pregunta retórica, incluso a alguien le puede sonar a rechifla, pero creo que el gobierno municipal de Galapagar tiene que dar una respuesta a los vecinos de La Navata y a los vecinos en general. Unos y otros usan la estación de Renfe, el servicio de autobuses y los que a diario y con grave riesgo para su integridad física, atraviesan el puente del rio Guadarrama.
La carretera que une el núcleo urbano del pueblo con La Navata es una auténtica pista de carreras, desde que se inicia el descenso en dirección a la estación de Renfe, con curvas a derecha e izquierda y sin apenas visibilidad. Los vehículos, sean de la clase que sean, coches, furgonetas, camiones, motos, incluso bicicletas, realizan un descenso a tumba abierta que acabará ocasionando algún desgraciado accidente y, que dios me libre, lo de tumba abierta no sea para algún peatón confiado en el buen manejo de estos vehículos. ¿Quién se encarga de que la velocidad sea la que indican las señales de tráfico?
Esta carretera atraviesa el puente sobre el río Guadarrama y aquí es donde se agrava el problema para los peatones. Atravesar ese puente a pie es una temeridad, primero por la velocidad de circulación de esos vehículos y, segundo, por el estrecho paso e intransitable pavimento por su irregular suelo. Si se cruzan dos personas una de las dos tiene que bajar a la calzada; y si tienes que pasar con un carrito de la compra es imposible. Con un cochecito para bebés es jugarse la descendencia. Ancianos e inválidos con movilidad reducida y en silla de ruedas, manual o a motor, imposible también.
Habría que poner un cartel anunciador en el puente, similar a los que llevan las cajetillas de tabaco advirtiendo que cruzar el puente puede suponer un grave riesgo para la salud e integridad de los usuarios.
Si hemos salido ilesos de todo esto y hemos llegado a la estación de RENFE el panorama es desolador, su estado es lamentable, tirando a cutre. Empezamos por el aparcamiento, similar a los de Ucrania, lleno de agujeros por la acción de los misiles y bombas; los bordillos y alcorques destrozados, el acceso de peatones es un campo de minas, todas las baldosas sueltas, si es que existen. La pasarela de cruce a las vías que llevan a Madrid está igual. La herrumbre domina, lo ocupa todo. Se percibe un abandono general.
Ya sé que unos dirán que la estación es cosa de Renfe, pero el resto de lo enumerado a los vecinos nos hacemos esa pregunta, ¿qué hemos hecho para merecer esto?, entre otras cosas porque se acaba de publicitar que se van a invertir más de tres millones de euros en la remodelación de la estación de Renfe de San Yago, que también pertenece a Galapagar.
Algo tendrá que decir el Ayuntamiento y algo le debería exigir a RENFE.
A la espera de sus noticias, reciban un cordial saludo.
¡Ah!, que no se me olvide: caso de ocurrir una desgracia motivada por lo anteriormente comentado ¿de quién será la culpa?
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