España
Remedios Copa (18/9/2024)
Entrevistamos a Javier Couso, periodista audiovisual y ex eurodiputado, autor de libros como “En pie de calle. Reflexiones para tiempos convulsos” y “Rusofobia. La propaganda antirusa al servicio de la guerra”.
Tenemos ya más de 130 periodistas asesinados por el ejército israelí. ¿Se ha normalizado el que los reporteros incómodos sean señalados como objetivos militares?
Desde hace años vemos como en los conflictos militares los periodistas son objetivos claros, los datos son abrumadores en cualquier escenario al que nos acerquemos, pero la actual situación en Gaza y Cisjordania por parte del ejército israelí está superando todas las cifras conocidas en un mismo periodo de tiempo. Lo que podemos afirmar ya, es que Israel está implementando un plan sistemático para asesinar a todos los profesionales de la información palestinos, lo que unido a la prohibición a periodistas extranjeros para poder cubrir la agresión militar actual, nos coloca en una situación nunca antes vista en nuestra historia, pues se pretende el control de la información asesinando sin medida a los periodistas.
Es una práctica que no podemos calificar más que de crimen de guerra sistemático y que usa pautas de actuación que habíamos visto en las prácticas de la mafia o los cárteles de la droga, pero multiplicado por cien. Además, estamos observando con estupor como se asesina también a sus familias en un comportamiento asesino de castigo colectivo que también se extiende a otras ramas profesionales básicas para la vida de un país.
Algo parecido vimos en Iraq tras la ocupación cuando se denunció el sistemático asesinato de científicos, médicos, periodistas o profesionales de la cultura. En el caso de Palestina, la matanza es de tamaño industrial, sin que consiga mover muchas conciencias del periodismo corporativo occidental.
¿El caso de Pablo González, también es un aviso a navegantes para el periodismo que quiera ir más allá de la versión oficial?
Completamente. Pablo se convirtió en un chivo expiatorio, casi como un aviso a navegantes de lo que podría pasar si en el caso de Ucrania se informaba desde una postura independiente y alejado de la verdad única que se difunde en Europa. El hecho de que sea un país de la Unión Europea como Polonia y que no se observe ninguna de las regulaciones que regulan y protegen las garantías judiciales que recogen, por ejemplo, la Carta de Derechos de la UE, son la demostración palmaria de que se permitirá cualquier actuación aunque vulnere las leyes y garantías comunitarias para mantener la censura brutal que sufrimos, y que pretende tener a la opinión pública desinformada para seguir apoyando el esfuerzo económico y militar al gobierno heredero del golpe de Estado del EuroMaidan y el desgaste de Rusia por medio de una guerra por delegación.
¿Qué te parece la postura del Gobierno español en este caso?
Una postura infame y de una gravedad con consecuencias desastrosas para la protección de los ciudadanos españoles detenidos en el extranjero. A mí no me sorprende, aunque me indigne igual, pues en el caso de mi hermano José sufrimos la misma desprotección e incluso la colaboración con el país agresor, EEUU, de ministros o la vicepresidenta del momento.
Una vez más, comprobamos como nuestro gobierno no es soberano en sus actuaciones y se pliega siempre a lo que manden los intereses de EEUU y sus adláteres en la OTAN.
Para mí, personalmente, es más indignante al saber que excompañeros de un mismo antiguo espacio político ejercen y han ejercido responsabilidades de gobierno actuando exactamente igual que lo haría el PP o lo hace siempre el PSOE. Todos sus principios los vendieron por una supuesta influencia en el gobierno que es inexistente. Al igual que con Pablo, traicionan al Sáhara Occidental, venden armas a Israel o son funcionales a la OTAN. Hace falta una regeneración de esta izquierda liberal y posmoderna que nos está llevando a un abismo moral insoportable.
¿Y el papel de los medios de comunicación españoles?
Indigno. Ni siquiera por corporativismo están desarrollando una labor de información y denuncia. No sólo se impide el trabajo de un periodista acreditado, sino que se tolera sin denunciar la falta de garantías judiciales y un régimen de aislamiento que raya la tortura y que afecta a sus relaciones familiares. Sabíamos que teníamos unos medios pésimos, sin independencia y cada vez más concentrados por los poderes económicos y financieros, pero es duro comprobar que ya no queda ni siquiera un ápice de la supuesta ética de la profesión en la defensa, al menos, del derecho de protección a los profesionales de la información.
Con la guerra de Ucrania se impuso una censura sin disimulo, se señalaron como pro rusos a los medios y periodistas que no abrazaron las tesis atlantistas y se cortó el acceso a canales de información como RT, ¿estamos caminando hacia una dictadura informativa?
Sin ninguna duda. Hablar de libertad de información en este país es una farsa. Hay libertad de empresa, para que esas empresas afines al poder y al posicionamiento geopolítico de España como subalterna de EEUU copen la totalidad de la versión informativa que se ha convertida en única. No sólo se expulsan de los espacios informativos a quienes discrepan de ese alineamiento atlantista, sino que se llega a criminalizar y señalar a profesionales concretos y se llega al caso de prohibir, fuera de nuestras propias leyes internas o de la Constitución, medios de comunicación que cuestionan el relato oficial que elaboran los servicios de inteligencia o los centros de excelencia y el Stracom de la OTAN, y que prácticamente la totalidad de los medios, replican sin cambiar una coma.
La cobertura de los Mass Media en el ataque israelí sobre Gaza vendiendo el relato de la guerra contra el terrorismo y obviando la realidad de más de 75 años de sufrimiento y asedio que vive el pueblo palestino por parte de Israel intenta esconder la realidad de un genocidio. Pero en este caso, ¿está perdiendo el relato en las calles, donde todo el mundo se está movilizando a favor del pueblo palestino?
Todo ese esfuerzo censor y de desinformación es fruto de que no logran controlar el relato a pesar del control casi absoluto de los grandes medios. Afortunadamente, aún quedan algunas grietas por las que se va colando versiones diferentes o, por lo menos, las palabras de los protagonistas o del oponente, lo que ayuda a formar una idea de contexto que la mayoría de las veces es opuesta a la supuesta verdad maniquea que nos suministran a todas horas. Hay cada vez más gente que busca ópticas diferentes y bucea en Internet o en canales prohibidos para tener otra opinión, de ahí todas las prohibiciones de medios rusos o las legislaciones que con la excusa de una supuesta desinformación, pretenden impedir estos pequeños resquicios que aún quedan. Con una retórica de libertad de información o de prensa, los poderes de occidente buscan todo lo contrario: que solo nos llegue una única verdad, la suya.
Esa izquierda española que ya condenó la invasión de Ucrania ignorando el golpe del Maidan y los miles de muertos del Donbas, ahora condena el ataque de Hamas al mismo nivel que el genocidio que está cometiendo Israel. ¿Está presa de una óptica electoral para mantener esta falsa equidistancia?
No sé si es cálculo electoral o, más bien, la falta de principios para mantenerse en esferas del supuesto poder. Las mismas organizaciones que se fundaron en las movilizaciones contra la OTAN, que llevaban en su ADN la descolonización del Sáhara, la libertad plena de Palestina o el antiimperialismo, de la noche a la mañana y tras asumir un sillón ministerial, lo han olvidado y hacen justo lo contrario.
Los liderazgos de la izquierda institucional actual a la supuesta izquierda del PSOE pertenecen, y yo lo sé muy bien, a estructuras de liberados que han hecho de la actividad política partidista su modo de vida y que traicionarán cualquier ideología para mantener esa vía de vida.
Por otra parte, en lo que se llamó la «nueva política» y las organizaciones surgidas tras el 15-M, hay la emergencia de liderazgos muy mimados en su posicionamiento por los grandes medios y que han colocado en el centro de la izquierda luchas identitarias eminentemente urbanas que se acercan más al progresismos del Partido Demócrata estadounidense, que al eje capital-trabajo e internacionalista de la izquierda anterior.
Lamentablemente, han tenido un gran éxito inicial aunque estamos ya viendo pequeñas reacciones, por ejemplo en Alemania, para resituar ese espacio político. Nos va la vida en ello, el futuro pinta muy negro, con una izquierda domesticada y funcional al neoliberalismo y al atlantismo, lo que sería lo mismo que si hubiera desaparecido.
Sabiendo que eres un profundo conocedor del funcionamiento de las relaciones internacionales, si fueras el presidente del gobierno del Estado Español, ¿qué medidas tomarías ante la cuestión palestina y, cuáles serían los pros y los contras de tales medidas?
Sería algo más fácil que en otras cuestiones, y estoy pensando en la salida de la OTAN, por ejemplo, que requerirían un sólido apoyo ciudadano consciente, lo primero, el reconocimiento del Estado Palestino, en segundo lugar, la prohibición de exportar sistemas de armas al estado israelí, lo tercero, la llamada a consultas a los embajadores mientras siga en curso el genocidio, lo cuarto, la adhesión a la actuación judicial de Sudáfrica y el quinto lugar, la promoción en el seno de la UE para anular la condición de socio preferencial que tiene Israel.
Todas estas actuaciones requerirían de una cohesión total en el seno del Consejo de Ministros y un amplio apoyo popular, pues las presiones serían durísimas, tanto por parte, de los lobbys que trabajan para Israel, como de las élites del poder estadounidense, unión-europeo y de la OTAN, que están alineadas férreamente con la defensa del estado sionista como un guardián de los intereses occidentales en la zona.
Aun así, por principios, por ética y moral, España debería situarse en el lado correcto de la historia: No se puede permanecer como colaborador de un genocidio en curso.
Y por último, ¿qué futuro espera a Europa tras el sometimiento a las imposiciones de los EE UU en el conflicto Rusia/Ucrania?
Lo estamos viendo y sufriendo en todos los ámbitos de la vida. Todas las sanciones de la UE contra Rusia, recientemente aprobada la ronda decimotercera, han supuesto un bumerán contra las economías europeas que hoy se encuentran la mayoría en recesión, con una alta inflación, los precios de los productos básicos por las nubes y con un encarecimiento en el acopio de energía o del acceso a la vivienda. Han sido más de 260.000 millones de euros los entregados a Ucrania, y hemos roto la relación de acopio de energía barata que nos suministraba nuestro vecino ruso, algo que en el caso español y tras la sumisión a Marruecos, ha conseguido dinamitar nuestras relaciones con Argelia, leal y barato exportador de gas.
La guerra propiciada por EEUU y la OTAN no sólo era para desgastar y contener a Rusia, al final, se ha convertido en una guerra de EEUU contra la propia UE a la que ha empobrecido, ha desindustrializado y a la que ha conseguido, ya definitivamente, convertir en un apéndice subalterno de su política exterior.
A todos los niveles la guerra contra Rusia utilizando a Ucrania ha sido para la UE un tiro en el pie, un suicidio político de sus élites que aún me cuesta entender.
Visto el dominio que los EE UU ejercen sobre la OTAN y también sobre las decisiones que pueda tomar la ONU, ¿qué tipo de contrapeso nos queda para detener el genocidio, las guerras y la loca carrera hacia el precipicio al que nos están arrastrando?
Viendo en qué se ha convertido Europa y sus políticas, de este espacio geopolítico no se puede esperar casi nada. Cualquier posibilidad de detener esta matanza y esta inestabilidad mundial, solo puede llegar de los espacios del Sur Global o del área de los BRICS. Aun así, y como personas conscientes nos toca apoyar, aunque sea en el plano micro, a fuerzas que puedan poner en el centro del debate político la necesidad de contribuir a salir de esta sumisión al poder angloamericano que nos acerca peligrosamente a un conflicto regional y posiblemente mundial con alto peligro nuclear para contribuir a unas relaciones internacionales multipolares en el marco del Derecho Internacional.
Ese «orden internacional basado en reglas», las suyas, que preconiza EEUU es sólo la excusa para mantener su dominio unipolar y un mundo gobernado por sus élites, y ese camino nos lleva directamente a un precipicio que, aunque la gran prensa y los políticos occidentales nos digan lo contrario, se acerca peligrosamente.
N. de la R:
Esta entrevista, realizada por Remedios Copa, fue publicada en Periodismo Alternativo.
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