Tiovivo

Sin Acritud…
Ángel Luis Martín (18/12/2024)
El tiovivo es gigantesco; los ciudadanos, que solo lo son en apariencia, giran con él.

El señor de edad provecta, Jaime Mayor, niega el Evolucionismo en el Senado; la radiofónica Nieves Concostrina emite disparates históricos sin que se le agiten las pestañas, seguramente porque no es licenciada en Historia y tampoco quien le da el dudoso menester divulgativo; el vocero de un grupo de teatro que está representando Luces de Bohemia, en Madrid, nos explica, muy jovial, que la obra escrita por Valle Inclán no es digerible por el público actual por su dureza y han tenido que hacer una adaptación moderna despojándola de cosas feas; un artista plástico ha colgado un plátano millonario de la pared: tales cosas las realizaba Marcel Duchamp hace infinidad de años; la publicitada película sobre las vicisitudes del gran Miguel Gila durante la guerra civil nos muestra la escena de una vaca asediada por soldados de los dos bandos que pugnan por ordeñarla y acaban confraternizando. Sin vergüenza alguna y además de la carencia de ritmo, infantilidad y sopor del engendro, imita “La vaquilla” de Luis García Berlanga; una cantante, luego de un largo soliloquio sobre la heroicidad de su vida, nos obsequia con su canción: “te espero con un cigarrillo en la boca” y la letra es esta misma frase repetida mil veces con las variaciones musicales enlatadas, programadas por ordenador.

Cornelius Castoriadis, filósofo, antropólogo y psicólogo de enorme prestigio pero convenientemente orillado, nos habla de la “imaginación radical”, de la creatividad y de la voluntad como atributos humanos capaces de superar esta postverdad actual de un liberalismo caníbal.

Nos suministra una receta muy sencilla, una tabla de salvación, resumida en una palabra: autonomía.

Autonomía de los individuos y de la sociedad en oposición al tiovivo dominante que es ajeno a la ciudadanía auténtica.

Todos estamos dando vueltas sin cesar en este tiovivo político, económico y mental.

Sin consciencia, sin futuro y con amnesia del pasado.

Frustrados, deprimidos, consumidores neuróticos, autómatas, de la nada envuelta en papel de regalo.

Somos una mercancía ensimismada girando en el tiovivo, unos caballitos de madera policromada con la pintura desgastada.

La imaginación de desprecia como no productiva porque es peligrosa; no es conveniente saber que es la llave de la creatividad: no es posible un cambio de sociedad agotada sin ella y sin la voluntad para llevarlo a cabo:

El ejercicio de la verdadera libertad supone trabajo, pensamiento y sobre todo autonomía en ese pensar y en ese hacer.

Es nuestra imaginación radical la que puede superar la aplastante alienación, el etiquetismo político estúpido, la mentira, la impostura, la barbarie cultural rampante que avanza sin obstáculos por las redes, en los medios del tiovivo todopoderoso y entre nosotros mismos.


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