Carmen Vela Olmo a punto de descoyuntarse al ser nombrada Secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación. Junto a ella, el ministro De Guindos
Carmen Vela Olmo a punto de descoyuntarse al ser nombrada Secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación. Junto a ella, el ministro De Guindos

España/Defensa
José Manuel G. Torga (31/5/2012)
Un amigo, sabedor de que asistí al  II Seminario de Inteligencia y Seguridad, en la Escuela de Guerra del Ejército de Tierra, sobre la que leyó la escueta reseña ofrecida en espacioseuropeos, me ha hecho llegar  la noticia de que la Dirección General de Innovación y Competitividad, del Ministerio de Economía y Competitividad, se había negado a participar en aquel seminario. El argumento que, según esta versión  se esgrimió, resulta chusco: «Aquí tratamos asuntos concretos, transferencias de tecnología, apoyo a la innovación, pero no nos ocupamos de cosas abstractas como la inteligencia competitiva o la inteligencia económica».

Pues lucen una competitividad redundante; pero les importa un bledo la inteligencia competitiva, o sea la información más sofisticada sobre la competitividad.  ¿Les produciría dolor de cabeza tanta supuesta abstracción?0

Pues bien, en ese Seminario de la Escuela de Guerra quedaba patente que, desde hace quince años o más, la Telefónica e Iberdrola disponen de lugar en sus organigramas para trabajar sobre esas realidades. Una Doctora y un Doctor personificaban esas actividades prácticas: la primera era la búlgara Sonia Gogova Nitchiporenko, que ya fue relevada por otro responsable; y el segundo, José Luis de la Fuente O’Connor. Esto resulta bastante concreto y, desde luego no son casos únicos.

Lo que a uno le sorprende, en principio, es que desde una terminal de un departamento ministerial se haga referencia a alguna de otro, de modo tan impertinente e inmotivado.

Claro que, si vemos la pirámide del Ministerio de Economía y Competitividad, todo queda claro. El sudoroso ministro De Guindos, tatuado por la firma Lehman Brothers, el Titánic financiero hundido en 2008, no debió ser distinguido con una cartera ministerial por Rajoy, para dar ocasión a un titular del Financial Times, con un tinte de incredulidad: «El exjefe de Lehman, para gobernar la economía española».

Y luego pasa lo que pasa, en cascada: Que Luis de Guindos deja estupefactos a millones de votantes del Partido Popular cuando nombra a la secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, de la que depende la Dirección General de Innovación y Competitividad, que da origen a este peregrino suceso. Porque la secretaria de Estado en cuestión, Carmen Vela Olmo, entra en escena, de la mano de Guindos, como tránsfuga  de los actores zapateristas «de la ceja», para los cuales había actuado de portavoz, con insolencias dignas de mejor causa.

Carmen Vela, licenciada en Químicas, en un mundo de doctores, carece de la debida cualificación e historial. Como empresaria, accedió a una firma que había seguido un extraño proceso desde el INI del franquismo, a través de Unión Explosivos Riotinto/ Ercross, con largo tiempo de hibernación. Para lograr subvenciones sí que fue hábil la licenciada en Químicas. Habilidad, demostrada; pero lo que es inteligencia, ni competitiva ni genérica.

En el seminario que nos ocupa de la Escuela de Guerra, dedicado específicamente al tema «Inteligencia para competir», entre las cosas que salieron a relucir reiteradamente, estaba el hecho de que Francia nos lleva una clara delantera en estas cuestiones. Puedo añadir que hace más de cuarenta años ya vieron la luz en Paris libros como «La guerre industrielle», de Christian Jelen y Olivier Oudiette, al frente de un equipo (hay traducción al español).

Sobre la incomprensión expresada por el departamento de Guindos-Vela ante hechos evidentes procede recordarles la primera parte del conocido epigrama de Nicolás Fernández de Moratín:

«Admirose  un portugués
de ver que en su tierna infancia
todos los niños en Francia
supiesen hablar francés,
«Arte diabólico es»,
dijo………..»