TorturasEstados Unidos
espacioseuropeos (16/7/2015)
Un informe de casi 600 páginas, encargado por la junta directiva de la APA, Asociación de Psicólogos Estadounidenses, cuestiona lo que hasta ahora había negado de forma reiterada esa institución, que algunos de sus miembros fueron “cómplices de tortura”. 

El informe, realizado por investigadores independientes, revela que miembros de la Asociación Estadounidense de Psicología “mintieron acerca de su estrecha colaboración con funcionarios del Pentágono y la CIA para flexibilizar las normas éticas de la asociación”. 

Esos psicólogos participaron en los programas de interrogatorio llevados a cabo por el gobierno estadounidense tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. 

En ese informe se especifica que médicos y psicólogos determinaban si un preso era “apto” o no para ser torturados, e incluso torturaban ellos mismos, según dicho trabajo. Por supuesto, la ayuda de abogados fue, asimismo, crucial para dar un halo de legalidad a esas torturas.

La revista The New England Journal of Medicine (NEJM), ha exigido el fin de esas prácticas de tortura. Para ello se ha basado en informes del Senado estadounidense que cuestionaban las prácticas llevadas a cabo durante el mandato de George W. Bush.

Hay que recordar que el Departamento de Justicia aprobó esos métodos siempre y cuando hubiera un médico presente, y así se hizo. Hecha la ley, hecha la trampa.