espacioseuropeos.com (11/5/2009)
En los últimos días parecer ser que se ha avivado el debate sobre el supuesto número excesivo de funcionarios en la Administración del Estado español. Periódicos, revistas (las que quedan) y, sobre todo, en tertulias radiofónicas y televisivas, se escribe, se habla y se debate sobre el número idóneo de funcionarios que deberían trabajar para el Estado.
La mayoría de los medios de comunicación apuntan a que el número de funcionarios y contratados al servicio de las Administración Central, Autonómica y Local, es excesivo. Pero, pocos han evaluado el número de «asesores» y otros puestos de libre designación, cuya actividad es prescindible. Generalmente, son puestos dados a «dedo», de libre designación, con tareas que, o bien, pueden ser asumidas por funcionarios, o, simplemente, que su cometido es innecesario, por no decir inútil e ineficaz.
Por ejemplo, los Presupuestos Generales del estado para este año, contemplan 644 asesores con 355.000 euros destinados a «gastos de Palacio». Así, para La Moncloa, los Presupuestos asignan una partida de «gastos de personal», de 28,3 millones de euros, mientras en el Gobierno anterior fue de 16 millones.
Lo de «apretarse el cinturón» no encaja en la mentalidad del presidente del Gobierno de España, ya que la factura de consumo de electricidad ha subido casi un 60 por ciento. A pesar de la crisis, todos los gastos de La Moncloa han subido: vestuario, «consejo de Ministros», combustible, etc. Tan solo, los 17 ministros mantienen a 222 asesores, 46 más que en el año 2004.
Una pléyade de miles de «asesores» se ubican en Ayuntamientos, Diputaciones, Comunidades Autónomas y Ministerios, aparte de «contratos» con despachos de abogados, urbanistas, etc., etc.
En definitiva, miles de «puestos de trabajo» improductivos e innecesarios, que incrementan los presupuestos del Estado, y que en todo caso, pueden ser ocupados por funcionarios.