Economía/Política
[SEPA] (7/6/2012)
crisisLa historia vuelve a repetirse, dice el tango de Cadícamo, aunque en este caso no se trate del mismo amor ni de la misma lluvia, sino del mismo afán por el dinero ajeno, en este caso de los contribuyentes.

Ya en la crisis del año 2008, en los Estados Unidos se tomó una decisión «histórica» de implementar un «salvataje» al sector financiero, que fuera la causa eficiente de la crisis que dejó sin empleos a millones de personas y produjo la transferencia de una importante suma de dinero desde los bolsillos de la «gente que no sabe hacer dinero» hacia los bolsillos de la «gente que sí sabe como hacer dinero» para usar una frase de un conocido publicista.

Así fue cómo el entonces recién llegado Presidente Barack Obama decidió destinar la friolera de 700.000.000 millones de dólares para «salvar» a las entidades financieras del mayor sofocón ocurrido desde la crisis de 1930. Producido que fuera el «salvataje» el contexto de crisis no impidió que las mismas entidades financieras beneficiadas con la medida, decidieran antes que nada subir las primas de éxito de sus ejecutivos. Ello motivó un tibio reproche del Presidente.

En este caso y al igual de lo que sucedió en la historia narrada por el político canadiense Thomas Douglas (ver Video) el valor simbólico del «cambio» que implicaba haber elegido un Presidente afroamericano se limitó a una mera cuestión cromática, premiada en su momento por la Comisión Nobel.

La crisis griega, tiene un escenario similar, aunque aquí se pueden distinguir dos tipos diferentes de «salvatajes», Conforme explicara la economista Ellen Brown en el artículo «Cómo calamar vampiro…» el primero, un «salvataje» a los bancos:

«El 21 de diciembre, el BCE (que es una suerte de «Reserva Federal Europea») «prestó» 489.000 millones de euros a los bancos europeos a la extremadamente generosa tasa de apenas 1% durante 3 años». (Simon Thorpe).

El segundo «salvataje» es el que los bancos hacen al estado griego a una tasa del 18%, lo cual duplica la deuda griega en sólo cuatro años y hace pagar la misma a la población con más ajuste.

Hace poco tiempo. En España el ex primer Ministro José Luis Rodríguez Zapatero (y sus antecesores) habían endeudado al país con la misma mecánica del endeudamiento griego y ante la crisis desatada por la impagable deuda, en las últimas elecciones el pueblo español decidió sustituir a Zapatero por Mariano Rajoy, quien ahora es el encargado de aplicar el ajuste traducido en recortes por 10.000 millones de euros en los sectores de salud y educación.

Por su parte Francia «ha reaccionado», expulsando a Nicolás Sarkozy y eligiendo a su aparente opositor Francois Hollande, quien está dando muestras de cierta habilidad mediática al mostrarse como un Presidente «austero», con una «pareja independiente que no dejará de trabajar» y que reduce su propia dieta y la de su gabinete. Este recurso publicitario le daría más autoridad moral para aplicar el próximo ajuste a la población francesa, a pesar de su insinuada retórica progresista.

En reuniones previas a la cumbre del G8 ha asegurado que «sería deseable que los bancos españoles en dificultades sean recapitalizados, para lo cual podrían tener que entrar en juego los mecanismos de solidaridad europea».

Los mecanismos a los que se refiere son los aplicados en Grecia, que se traducen en préstamos blandos del Banco Central Europeo a los bancos, que se transformarán en préstamos duros a los estados que a su vez se transformarán en ajustes durísimos a la población. ¿Esta propuesta no será similar a la que piensa implementar en su propio país? ¿La historia vuelve a repetirse, la misma deuda y el mismo ajuste, como en el tango de Cadícamo?

N. de la R.
Este artículo e publica con la autorización de Diario el Peso.