
Mi Columna
Eugenio Pordomingo (12/7/2012)
Hoy se cumplen quince años del asesinato de Miguel Ángel Blanco. Un día antes, dos miembros de la organización terrorista ETA le habían disparado dos tiros a sangre fría. Miguel Ángel Blanco había sido secuestrado el 10 de julio de 1997. ETA pedía a cambio de su vida el acercamiento de presos de su organización al País Vasco. El Gobierno de España no cedió al chantaje etarra y Miguel Ángel Blanco fue asesinado de dos disparos, mientras se encontraba atado, amordazado, descalzo y de rodillas. ETA, impasible, acabó con la vida del concejal del PP, a pesar de los millones de personas que salieron a la calle para pedir por su vida. Miguel Ángel Blanco murió al día siguiente en un hospital vasco. Javier García Gaztellu, alias «Txapote», e Irantzu Gallastegi, alias «Amaia», su compañera, fueron los verdugos.
Francisco Javier García Gaztelu, fue miembro del comando Donosti y más tarde ascendido a responsable de los comandos encargados de ejecutar, hasta que el 22 de febrero de 2001 fue detenido por la policía francesa en colaboración con las fuerzas de seguridad españolas. La detención tuvo lugar en el Café Habana del barrio Sables d’Or, en Anglet. El historial de «Txapote» es muy amplio. Que se sepa, participó de modo directo en el asesinato del policía municipal Alfonso Morcillo, de Mariano de Juan y Enrique Nieto (militares), Fernando Múgica (socialista) y de los concejales vascos Gregorio Ordóñez, José Luis Caso, José Ignacio Iruretagoyena y Manuel Zamarreño.
El pasado año, en el aniversario del asesinato de Blanco, el diario ´Gara´ publicaba un comunicado de ETA en el que los terroristas se mostraban «plenamente convencidos» de poder alcanzar un escenario de paz y libertad, así como su «disposición a profundizar en el camino emprendido». Seis meses antes, la organización terrorista había declarado un «alto el fuego permanente, general y verificable».
Un año después de ese comunicado, la izquierda aberzale cuenta con representación política en las instituciones vascas y en el Congreso de los Diputados. Y un año después -también en el aniversario del asesinato de Miguel Ángel Blanco– ETA ha lanzado otro comunicado en el que, entre otras cosas, califica a las asociaciones de víctimas del terrorismo de «hambrientas de venganza».
ETA arremete contra los que considera sus enemigos seculares, los que se oponen a la amnistía para los presos de su organización y a la salida del País Vasco y Navarra de las Fuerzas de Seguridad del Estado: «un bloque completo que está trabajando a fondo con la intención de malograr la oportunidad de paz. Los servicios de inteligencia, las Fuerzas Armadas de España y Francia, algunos jueces, asociaciones que están hambrientas de venganza y algunos medios de comunicación».
En el comunicado ETA lanza un aviso a las Fuerzas de Seguridad: «Queremos advertir que las fuerzas policiales se sirven del compromiso que tiene ETA por impulsar el proceso para profundizar en la represión. Utilizan las decisiones que ETA ha adoptado para evitar enfrentamientos imprevistos, con el fin de evitar situaciones que puedan dañar el proceso, para incrementar el acoso, generando situaciones de gran riesgo. Del mismo modo, están utilizando -las Fuerzas de Seguridad- el esfuerzo que se está haciendo por reunir el material en condiciones seguras y estables para organizar dispositivos policiales. Esas actividades son incompatibles con el proceso».
Entre tanto, el grupo político Amaiur, con siete diputados y tres senadores, no repudia la violencia etarra y, explícitamente, no ha condenado el asesinato de Miguel Ángel Blanco. Por si fuera poco, el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo ha dado alas a las pretensiones etarras, obligando a España a liberar a la etarra Inés del Río, miembro del Comando Madrid, y a indemnizarla con 30.000 euros por «daños morales tras la aplicación de la doctrina Parot».
Una muestra de la democracia de esta gente y lo que nos espera si algún día gobiernan en el País Vasco -ya están a las puertas- ha sido la actitud de Josetxo Ibazeta, secretario personal de Juan Karlos Izaguirre, alcalde de San Sebastián (Bildu), que arremetió contra un grupo de jóvenes que celebraban la victoria del equipo nacional español de fútbol, ´La Roja´, amenazándoles con «Voy a sacar la pistola y os voy a dar dos tiros». Tras el amago de desenfundar gritó «Gora ETA Militarra».
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