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Diego Camacho (30/7/2012)
En su comunicado del día 29 de julio el ministro García-Margallo solicita la colaboración de la prensa para difundir el anuncio del gobierno español de haber iniciado la repatriación «voluntaria» de los cooperantes españoles de los campamentos de refugiados de Tinduf por una inminente amenaza terrorista en la zona. Espacios Europeos quiere ayudar al ministro en su necesidad de comunicación y de paso analizar esa importante medida.

Si tenemos en cuenta que las ONGs que trabajan en Tinduf están generosamente subvencionadas por la Secretaría de Estado de Cooperación, lo de «repatriación voluntaria» hay que considerarlo un eufemismo del ministro. Más bien se trata de una orden que materializa una decisión política, motivada por un riesgo terrorista inminente aunque de contornos difusos. Si se acepta que la amenaza es real  la decisión es correcta, pero si la motivación ha sido creada artificialmente la medida del gobierno español encubriría un objetivo oculto que conviene que el ciudadano desconozca.

Lo primero que llama la atención es la actitud crítica mantenida por García-Margallo dos días antes y con el apoyo entusiasta del PSOE, hacia la iniciativa de hermanamiento hacia el pueblo saharaui  de la Asamblea Legislativa  Extremeña. Sorprende algo más que nuestro ministro focalice la eventual acción terrorista sólo en Tinduf, como si la acción de Al Qaeda pudiera ser predeterminada de antemano. Pero la mayor sorpresa estriba en que dé por hecha la incompetencia argelina y del Frente Polisario para garantizar la seguridad de los campamentos de refugiados. La alarma se convierte en estupor cuando se escucha al ministro hacer referencia a una eventual intervención al norte de Mali, sin mencionar que la potencia interesada en intervenir militarmente en la zona es Francia.

El gobierno español, cuya política económica es discutida y discutible, hace una política hacia el Sáhara Occidental que es un calco a la desarrollada por Zapatero. Olvida interesadamente que: para la ONU España es la potencia administradora, varias Resoluciones de la Asamblea General y del Consejo de Seguridad reconocen el derecho que asiste al pueblo saharaui a decidir su destino; los acuerdos tripartitos de Madrid no están reconocidos por la ONU ni tienen fuerza legal al no haber sido publicados en el BOE; el Sáhara Occidental es un territorio pendiente de descolonizar siendo  Marruecos una potencia invasora y colonial cuya soberanía sobre el territorio no ha reconocido ninguna nación; y la permisividad de España, con el concurso de Francia y EEUU, facilita la violación sistemática de los derecho Humanos por parte del reino alauita sobre los saharauis.

Igual que cuando secuestraron hace varios meses a los cooperantes en Tinduf, tuve la sensación que el gobierno ocultaba a los ciudadanos elementos de información esenciales, hoy siento que la liberación de los tres ha sido compensada, entre otras concesiones, por esta decisión que beneficia a Marruecos directamente y a Francia en lo que parece que está por llegar.

Nuestro prestigio internacional es inexistente. A la vergüenza saharaui unimos la guineana, mientras un príncipe inglés se pasea por Gibraltar, última colonia europea, y la Royal Navy intercepta en aguas gibraltareñas a la Guardia Civil. La guinda la pone la Casa Real ausentando al Rey de la conmemoración de la Batalla de las Navas de Tolosa, no vaya a irritarse algún muslim.

N. de la R.
El autor es coronel diplomado en Operaciones Especiales, licenciado en Ciencias Políticas y miembro de la Junta Directiva de APPA (Asociación para el Progreso de los Pueblos de África).