España/Economía
Francisco Álvarez (17/2/2013)
En «La Bolsa y la vida» no nos hemos callado sobre Bankia. Tampoco lo haremos esta semana. Muchos fueron los que nos criticaron cuando consideramos un error la fusión entre Cajamadrid y Bancaja. Otros muchos lo hicieron porque nos atrevimos a decir que la salida de Bankia a Bolsa era un engaño para los inversores particulares. No hemos tenido problemas para disculparnos cuando nos hemos equivocado, pero echamos de menos que los responsables de lo sucedido en Cajamadrid y en Bancaja, ahora Bankia, pidan disculpas a los ciudadanos y asuman las consecuencias de su gestión.
En la campaña de publicidad de su salida a Bolsa, Bankia nos invitaba a todos a ser bankeros y lo hemos acabado siendo. Todos los ciudadanos españoles hemos acabado, a la fuerza, siendo accionistas de Bankia con la nacionalización de la entidad, y todavía está por ver el coste final que supondrá para nuestros bolsillos.
El desfile ante la Audiencia Nacional de los protagonistas del desaguisado continúa. Al igual que continúa la actitud de los mismos, que lo único que hacen es descargar la responsabilidad de lo sucedido en los otros. El Sr. Rato declaró que fue obligado por el Banco de España a fusionar Cajamadrid con Bancaja. Esta semana el Sr. Fernández Ordóñez, Presidente de Banco de España en esos momentos, descargó la responsabilidad en el Sr. Guindos, actual Ministro de Economía y Competividad, al que acusó de quitarle la autoridad para actuar. Constatamos, una vez más, que los zorros han estado, y siguen estando, al cuidado del gallinero.
Mientras los responsables de este engaño intentan escurrir el bulto como pueden, miles de pequeños accionistas de Bankia ven como el precio de la acción se desmorona. Entre ellos, miles de ahorradores que han sido doblemente engañados: primero, vendiéndoles participaciones preferentes de las entidades que se agruparon en Bankia; luego, obligados a canjear las mismas por acciones de Bankia. Sin olvidar, que si la acción de Bankia se desmorona, perdemos todos los ciudadanos, pues hemos inyectado miles de millones para «rescatar» dicha entidad.
Pero no todo va a ser negativo esta semana. Hemos sido testigos como la presión ciudadana ha obligado a nuestros legisladores a admitir a trámite la Iniciativa Legislativa Popular sobre las hipotecas. Enhorabuena a todas las personas que durante años han trabajado y trabajan de «abajo a arriba» para que el drama de los desahucios se detenga y merezca la atención de sus señorías. Dicho esto es necesario estar alerta porque entre admitir a trámite y tomar una decisión definitiva queda aún camino…
También hemos visto, leído y escuchado, gracias a la valiente actitud de algunos diputados, la comparecencia en el Congreso a puerta cerrada del Sr. Draghi, Presidente del Banco Central Europeo y uno más de los zorros que cuidan el gallinero. Espectáculo bochornoso el que ofreció ese día en esa importante institución al «bloquear» las comunicaciones con el exterior a los diputados y medios de comunicación. Situaciones como estas menoscaban, peligrosamente, la legitimidad de las instituciones políticas ante los ciudadanos. Esperemos que no exista próxima vez y que los responsables de la misma hayan tomado nota de que la expresión «luz y taquígrafos» sigue vigente en el siglo XXI.
Para finalizar, recomendamos la lectura del Atlas Financiero, publicado por la editora en español de «Le Monde Diplomatique», con la colaboración de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, y con el título «La estafa del siglo«. Un análisis de lo sucedido en los últimos años desde diversos puntos de vista que nos permite reflexionar sobre las razones que nos han llevado a la crisis económica y financiera, así como sobre las consecuencias de las mismas para la ciudadanía.
N. de la R.
Este artículo, que también pueden ver en “No le digas a mi madre que trabajo en bolsa”, se publica con la autorización de su autor,Francisco Álvarez.
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