Sáhara Occidental
Diego Camacho (28/3/2013)Cristopher Ross
La última gira de Cristopher Ross, enviado personal del secretario general de la ONU para el  Sáhara Occidental, se ha visto jalonada por una serie de acciones del gobierno marroquí que evidencia el nulo respeto hacia los Derechos Humanos y la actitud provocadora que mantiene el sultán hacia el enviado de la ONU.

El 23 de marzo, durante la estancia de Ross en el Aaiún, se produjo una carga de policías de paisano contra manifestantes que de forma pacífica protestaban contra la presencia de Marruecos, impidiendo que las ambulancias pudieran socorrer a los heridos. Se desconoce el número de saharauis víctimas del terrorismo policial. El panorama ese día en esa ciudad era surrealista, en un lugar Ross y el responsable de la MINURSO conversando y retratándose con diferentes activistas de Derechos Humanos; y en otro la policía de incógnito apaleando salvajemente a todo saharaui que pillaban.

Ese mismo día en Smara, cinco saharauis se refugiaban en la sede de la MINURSO  poniendo de los nervios a las fuerzas de ocupación y a los funcionarios de la ONU. Empezaron tratando de convencerles en abandonar la sede mediante los buenos oficios de unos ancianos saharauis colaboracionistas. Al no dar resultado, Adoumou Abdallah Jayda y Mayhoub, consejero personal y jefe de seguridad de Ross, respectivamente, les garantizaron a los cinco saharauis que si aceptaban abandonar la sede gozarían de garantías para su seguridad personal, tendrían una reunión con Ross en el Aaiún y efectuarían un seguimiento de su caso para asegurar que no habría represalias, facilitándoles dinero para trasladarse en taxi a la capital y pidiéndoles que llamaran por teléfono al estar llegando al destino. Llegados frente a la sede de MINURSO del Aaiún, sin haber sido contestadas sus llamadas como se había acordado, fueron secuestrados por personas de paisano que les trasladaron nuevamente a Smara, en donde fueron torturados durante varias horas y abandonados en el desierto por separado.

Hay que recordar que durante el verano del 2012  el rey de Marruecos intentó que Cristopher Ross fuera cesado en su cargo, maniobra que resultó un rotundo fracaso para la diplomacia marroquí por el decidido apoyo que le prestó Ban Ki-moon a su enviado personal. No obstante, estos hechos cuestionan gravemente la credibilidad de la ONU, pues el incumplimiento de la palabra dada a los cinco saharauis de Smara, ha sido en nombre de  Naciones Unidas; el secuestro se ha producido delante de la MINURSO del Aaiún y la tortura gracias al engaño-complicidad de dos altos funcionarios de esta organización.

La impunidad y desprecio con la que han actuado las fuerzas de seguridad marroquíes coloca a Cristopher Ross ante su particular Rubicón, o bien tiene gente trabajando para el sultán dentro de su personal, o el enfrentamiento del país vecino con el enviado personal del SG es irreversible. Lo que haría que cualquier solución propuesta por Ross  que no se adapte a los intereses de Rabat esté condenada al fracaso, a no ser que sea impuesta por el Consejo de Seguridad.

Hay que señalar dos datos de gran relevancia. El primero, es que la MINURSO es la única misión de paz de la ONU que no tiene entre sus misiones velar por los Derechos Humanos en la zona donde ha sido destacada. El segundo, es que el jefe de las misiones de paz de la ONU, Hervé Ladsus, es francés y ocupó su actual puesto gracias a Zapatero quien tuvo que ceder a Francia esta vacante que correspondía a un español, a cambio de colocar a Bibiana Aido en Nueva York con Michelle Bachelet.

El 22 de abril, Cristopher Ross presenta su informe ante el Consejo de Seguridad, veremos ese día si la  apuesta de la ONU es apoyar la libre autodeterminación de los pueblos no autónomos como consagra su propia carta o seguir respaldando la sangrienta colonización de Marruecos sobre el Sáhara Occidental.