DesplazadosInternacional
espacioseuropeos (22/6/2014)
Varios informes oficiales coinciden en afirmar que el número de refugiados y desplazados se sitúa en la actualidad en los niveles más altos desde la II Guerra Mundial. Al finalizar el año 2013, el número de personas que vivían alejados de sus hogares era de 51 millones. Esos desplazamientos lo son a causa de conflictos armados. Así lo confirma el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR).

Un ejemplo de la situación actual lo ofrece Siria, que ha pasado de ser uno de los países del mundo que más refugiados acogía, a ser el segundo país del mundo con más desplazados a causa de violencia que asola su territorio.

Siria, como antes Irak y después Libia, son el más duro y crudo ejemplo de países que, a pesar de no gozar con una democracia avanzada, sus niveles de vida eran bastante aceptables. Asimismo, la sanidad y la educación eran de los más altos. Hoy los tres países se encuentran en una situación calamitosa.

Por otro lado, la Agencia MISNA recoge datos de un nuevo informe del Humanitarian Project Innovation, del Centro de Estudios sobre Refugiados de la Universidad de Oxford, cuestiona el actual modelo de asistencia estatal para los refugiados. El estudio, basado en métodos de investigación participativa y mixta, se llevó a cabo en Uganda, uno de los pocos países del África que trabajan para garantizarles a los refugiados el derecho al trabajo y a la libertad de movimiento. Sin embargo, los datos obtenidos parecen ir más allá, teniendo en cuenta la actual situación de emergencia de los refugiados de todo el mundo. El informe está estructurado en cinco puntos, representados por mitos populares, que son los siguientes:

Mito 1: Los refugiados están aislados económicamente
La percepción común es que los refugiados viven en bloques socio-económicos aislados y separadas entre sí por la nacionalidad, la etnia o la religión. Contrariamente a esto, las empresas que son de los refugiados tienen como clientes clave tanto a los refugiados de otras nacionalidades como a ciudadanos ugandeses.

Mito 2: Los refugiados son una carga
Los refugiados normalmente son presentados como una carga por los países de acogida, pero los resultados del estudio demuestran que en Uganda los refugiados realizan importantes aportes positivos. De hecho, sólo un pequeño número no tiene algún tipo de trabajo y una gran cantidad de refugiados, tanto en zonas rurales como urbanas, son una fuente de empleo para los ugandeses.

Mito 3: Los refugiados son económicamente homogéneos
La percepción popular sobre las actividades económicas de los refugiados tiende a representar que los refugiados rurales se dedican principalmente a la agricultura y que los refugiados urbanos se dedican al comercio minorista. Estas categorías no logran representar con precisión la diversidad de actividades generadoras de ingresos para los refugiados.

Mito 4: Los refugiados son tecnológicamente analfabetos
Si bien es cierto que los refugiados en Uganda siguen teniendo obstáculos para acceder a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, el uso de estos medios en sus familias, tanto en el campo como en las ciudades, es relativamente extenso.

Mito 5: Los refugiados son dependientes
Los refugiados a menudo son vistos como totalmente dependientes de las ayudas internacionales. Esto está muy lejos de ser cierto en Uganda, donde un gran número de refugiados en las zonas rurales y la mayoría de los refugiados en las zonas urbanas, como Kampala, no reciben ningún tipo de ayuda.

La misma fuente afirma que “en teoría, la respuesta internacional a los refugiados debería pasar rápidamente de la ayuda de emergencia a una “solución duradera”. Sin embargo, en la práctica, las soluciones a menudo no están disponibles por razones políticas. Las oportunidades para la reinserción de los refugiados en el sistema estatal demasiado a menudo simplemente no están disponibles. El resultado es que los dejan durante muchos años en los campos, asentamientos o zonas urbanas degradadas y empobrecidas, con derechos limitados y pocas oportunidades socioeconómicas”.