España
Alejandra Durrell (13/9/2017)
Todo parecía que iba bien. PP, PSOE y Ciudadanos caminaban de la mano en pos de formar un frente común frente a la “sublevación” del 1-O. La multitudinaria manifestación en Barcelona para festejar la Diada –más bien un acto de apoyo al separatismo-, donde hubo muchas más banderas “esteladas” que la oficial de Cataluña, ha puesto de nervios al gobierno, al PSOE y a Ciudadanos. Aunque la verdad sea dicha, al PP –a pesar de lo que dicen- no le viene nada mal. ¿Acaso se habla ya de Bárcenas, la caja B, la Gürtel y…? Las prioridades ahora son otras. Todos los dardos, por no decir balas, van dirigidos contra los que apoyan un referéndum en Cataluña.
Pero la unión –todos a una- parece que empieza a resquebrajarse. Y todo por un simple detalle, y es que Albert Rivera, líder de Ciudadanos, ha pretendido que el Congreso de los Diputados apoyase de forma unánime al gobierno, al menos el PSOE y ellos, o sea, Ciudadanos.
Y así dio comienzo, de nuevo, otra división. Y es que los partidos políticos siempre están en campaña electoral, que no se nos olvide.
La propuesta de ese apoyo al gobierno la ha hecho Ciudadanos, que quiere que sea, por supuesto a toda prisa y antes del 1-O.
Con cierta agilidad, el PSOE ha dicho que no hace falta hacerse fotografías, que su apoyo ya lo tiene el gobierno. Podemos, no se ha quedado atrás, y acusa al PP-Gobierno de alentar el choque de trenes del que tanto se habla.
Con esta negativa, Albert Rivera cosecha su segundo fracaso en este asunto. El primero lo tuvo hace unos días cuando intentó “hacerse la foto” en la escalinata de la Moncloa, residencia de don Mariano.
Como es lógico, el PP se ha adherido a la propuesta de Ciudadanos. El PSOE no ha manifestado ningún entusiasmo por la idea, ni ha manifestado la intención de su voto, pero si ha aprovechado para criticar a Ciudadanos: «No necesitamos llevar una proposición no de ley, ni hacernos una foto para que quede claro nuestro apoyo al Gobierno, por tanto, frente a grupos que actúan queriendo ver fotos, la posición del PSOE es clara e inequívoca y va a defender todo lo que sea apoyar la legalidad», ha dicho la diputada Margarita Robles.
Entre tanto, el Gobierno de España continúa movilizando a jueces, fiscales, Tribunal Constitucional, servicios de información, Guardia Civil, Policía Nacional y, también, a Soraya Sáenz de Santamaría, que ha instalado en Barcelona su virreinato.
Da sopor, imaginarse a la clase políticas, ir de acá para allá, reunión tras reunión, Consejo de Ministros cada dos por tres, cuando no movieron un pelo –más bien lo contrario- por oponerse a modificar el artículo 135 de la Constitución, que prioriza el pago de la deuda a los especuladores frente al bienestar y los derechos de la mayoría de los ciudadanos. Entonces –gobernaba el PSOE, comandado por Zapatero– se votó, a la chita callando, a hurtadillas, sin consultar a los ciudadanos.
¿Cómo van a defender la integridad de España esos que están hasta las cejas del fango de la corrupción? ¿Cómo van a defender la unidad de España esos vendepatrias, que han negociado con CiU (Familia Pujol y Durán i Lleida, que no se nos olvide) a cambio de tranquilidad y relajo para gobernar?
Todos ellos están invalidados para criticar, negociar o imponer medidas coercitivas. Tienen la legalidad y el Poder en sus manos, pero no la legitimidad, que es distinto.
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