Comisión Europea.

Europa
Espacios Europeos (4/5/2018)
El primer presupuesto elaborado por Bruselas, posterior al Brexit, ha deparado algunas sorpresas. Por ejemplo, se van a recortar los fondos agrícolas (5%) y de cohesión (7%); sin embargo se aumenta la partida dedicada a la inmigración, la seguridad, la Defensa, economía digital y en I+D. Seguridad y Defensa equivalen a más gasto en armamento.

El pasado miércoles la Comisión Europea presentó sus presupuestos –los primeros después del Brexit- para el próximo periodo, desde 2021 a 2027. En marzo de 2019, Reino Unido no pertenecerá ya a la Unión Europea.

El presupuesto de la UE se cifra en 1,135 billones de euros, lo que equivale al 1,11% de la renta nacional bruta de veintisiete países. Según fuentes de Bruselas es un presupuesto similar al actual, teniendo en cuenta la inflación.

La Comisión Europea propone dedicar 12.000 millones a la transformación digital, 30.000 al programa Erasmus+ y 100.000 (un 50% más) a la investigación y desarrollo, a través de programas como Horizonte 2020 y otros.

Se triplica el presupuesto destinado a la protección de las fronteras, inmigración y asilo, que se incrementaría hasta 33.000 millones, ahora está en 13.000.

Y, como era de esperar, la Alta Representante de Política Exterior y Seguridad Común de la UE, Federica Mogherini, ha propuesto la creación de un fondo (fuera del presupuesto ordinario) de 10.500 millones de euros para complementar los programas de Defensa.

Junto a la recaudación por el IVA y las aportaciones de los Estados miembros, habrá otro ingreso, una nueva tasa al plástico (0,80 euros por kilo reciclado).

Por otro lado, la Comisión Europea ha propuesto la creación de dos fondos con el objetivo de impulsar una UE monetariamente fuerte y estable, que contempla una serie de reformas económicas.

La propuesta de estos nuevos presupuestos ha sido muy criticada por alguno de los miembros de la UE, que consideran que una UE más pequeña –sin Reino Unido- debe tener unos presupuestos más pequeños. Austria y Holanda han sido dos de los estados más críticos con estos presupuestos.

Nosotros proponemos que se debería estudiar una bajada en el salario de funcionarios y parlamentarios  -actualmente demasiado abultado-, reducir el parque automovilístico, los viajes, ágapes, subvenciones sin interés para la UE y controlar la influencia de grupos lobistas que ponen en riesgo los intereses de la propia Unión Europea.