Manipulación

Internacional
Eva Lagunero (20/12/2019)
Reciente estudio demuestra la gran disparidad informativa de las protestas acaecidas este año en varias partes del mundo.

El 2019 ha sido un año de protestas masivas. Desde los Chalecos Amarillos en Francia a las manifestaciones de Haití, Chile, Ecuador, Colombia, Líbano, Gaza, Hong Kong, entre otros países. Sin embargo los medios corporativos estadounidenses, fuentes de las que beben sus homónimos en Europa, han mostrado un interés desproporcionado en una sola de ellas: la de Hong Kong.

Cuando adquiramos plana conciencia de que los medios masivos de comunicación son empresas que sirven de órganos de propaganda de las clases dominantes -es decir, medios de manipulación de masas-, entonces habremos dado un gran paso en el camino hacia la liberación.

Un estudio reciente del medio alternativo FAIR.org ofrece un buen ejemplo documentado de cómo estos medios de manipulación seleccionan cuidadosamente lo que han de difundir y el lenguaje que han de emplear en cada caso.

El citado medio investigó la cobertura dada a las revueltas de Hong Kong, Haití, Ecuador y Chile por parte del New York Times (en adelante NYT) y la cadena de TV CNN desde que aquéllas comenzaron: el 15 de marzo en Hong Kong, el 3 de octubre en Ecuador, el 14 de octubre en Chile y el 7 de julio de 2018 en Haití. El estudio finalizó el 22 de noviembre de este año.

En total, se dieron 737 noticias sobre Hong Kong, 12 sobre Ecuador, 28 sobre Haití y 36 sobre Chile. Los dos medios analizados arrojaron ratios similares, como puede verse en el gráfico (abajo).

Esta enorme disparidad informativa a favor de Hong Kong no puede explicarse por el tamaño o la importancia de las otras protestas, ni por la gravedad de la represión que ejercieron las fuerzas de seguridad. En Ecuador, en apenas una semana murieron 8 manifestantes, según el propio Defensor de Derechos Humanos del país, mientras que la ONU confirma que, en Haití, la cifra de muertos asciende a 42 sólo en dos últimos meses. En Chile, los cuerpos represivos mataron a 26 personas. Y se ha detenido a más de 26.000. Por el contrario, en Hong Kong, no ha habido ninguna baja a manos de las fuerzas de seguridad, aunque al menos una, la de un hombre de 70 años, la provocaron los propios manifestantes.

Claro que las protestas en Chile y Ecuador comenzaron bastante después que las de Hong Kong, de modo que no sería correcto comparar directamente los totales. Pero incluso teniendo este dato en cuenta, la disparidad es sorprendente. Durante los días más agitados de las protestas en Ecuador (3-14 de octubre), el NYT publicó 6 noticias y 3 la CNN, mientras que en el mismo período dieron 33 y 38, respectivamente, sobre Hong Kong. Y desde que comenzaron las manifestaciones en Chile (14 de octubre), el NYT ha informado 14 veces y la CNN, 22, al tiempo que Hong Kong mereció 59 y 92 noticias respectivamente.

En Haití, las clases populares llevan más del doble de tiempo manifestándose que en Hong Kong. Sin embargo, la cobertura de la represión mucho más brutal en la isla caribeña ha sido diminuta en comparación, ya que Hong Kong recibió más de 50 veces la atención de Haití.

Esta disparidad sólo se explica por quiénes sean los grupos que protagonizan las protestas y contra quienes vayan dirigidas. El objetivo de las revueltas de Hong Kong es un enemigo oficial de Estados Unidos, China; de ahí la extensa y favorable cobertura que están recibiendo. Sin embargo, en los otros países el descontento popular se dirige contra gobiernos que Estados Unidos apoya.

A los manifestantes de Hong Kong casi siempre se les llama “manifestantes pro-democracia”, mientras que las protestas de Chile el NYT y CNN las describen como “riots” (tumultos, amotinamientos) o “looting and arson” (saqueo e incendio provocado), como puede verse en NYT del 19 de octubre. Del mismo modo, en las noticias sobre Ecuador, el énfasis se puso todo sobre en la violencia de los manifestantes (ejemplo: NYT, 9-10-19; CNN, 8-10-19). La CNN nos decía el 9 de octubre que “la ira de los sindicatos y trabajadores del transporte se desató mientras violentas protestas hacen estragos” en Quito, y los manifestantes tomaron a «miembros de ejército como rehenes«.

Este tipo de lenguaje raramente se usa cuando se informa sobre las protestas de Hong Kong, aun cuando se puede decir que en este caso resulta más apropiado. Además de los destrozos en infraestructuras y la referida muerte de una persona mayor, los manifestantes hace poco rociaron a un ciudadano con líquido inflamable y le prendieron fuego delante de las cámaras, como informamos en este medio. Estuvo más de diez días en coma.

Grafico de la manipulación

El NYT (17-11-19) usó la voz pasiva para describir a los manifestantes hongkoneses que dispararon una flecha a la pierna de un agente: “Un policía fue herido en la pierna con una flecha” cuando “los activistas resistían” la carga policial “para contenerla”, decía a sus lectores. Los reporteros del Times también contaron cómo los rebeldes fabricaban “cientos o miles de bombas” que iban a usar. A pesar de ello, el periódico siguió llamándoles “activistas pro-democracia”.

La CNN (17-11-19) mostró una imagen de bombas caseras del tamaño de un bote, no como la usada por Dzhokhar Tsarnaev en el Maratón de Boston de 2013, sino más grande. Informó asimismo que habían recibido confirmación de que los manifestantes ya habían usado estas bombas contra la policía ¿Alguien cree que si, en Estados Unidos, Black Lives Matter o los Antifa, por ejemplo, matasen a viandantes, disparasen a la policía o fabricasen bombas serían calificados de “manifestantes pro-democracia”? Cuesta creerlo en un país donde los medios llaman “thugs” (gamberros) a quienes se manifiestan contra las más de mil ejecuciones extra-judiciales que la policía comete cada año.

Los medios de manipulación doran los detalles más brutales de la revuelta de Hong Kong y elogian a su “gente pro-democracia” porque se supone que lucha contra la represiva “autoridad comunista” de Beijing, como dijo el NYT en su editorial del 19 de junio del presente año. La simpleza y tergiversación con que se dibujan los sucesos de la ciudad autónoma china impresionarían a cualquier sistema totalitario de propaganda.

Fuente: Canarias Semanal y Fair.org.