Teodoro Obiang Nguema en campaña, Foto PDGE.

Mi Columna
Eugenio Pordomingo (19/11/2022)
No hay mucho que comentar acerca de las elecciones que mañana domingo tendrán lugar en Guinea Ecuatorial. ¿A quién le interesan esos eventos? Pues parece que a muy pocos. Los medios de comunicación europeos y, sobre todo, españoles, no han publicado prácticamente nada. Y es que una gran mayoría de mis paisanos desconocen que Guinea Ecuatorial ha sido colonia española y después provincia (la 52, la 53 fue el Sáhara Occidental).

Es cierto que la oposición guineana, la afincada en España –quizás la única que existe- no se deja mucho que ver. Vamos, que no se prodiga en actos contra la dictadura. Su presencia es escasa en las diversas convocatorias de protesta habidas, incluso cuando se hacen para denunciar sucesos como los que hubo, hace tres años, en Sudán del Sur, país donde cuatro militantes del MLGEIIIR (Movimiento para la Liberación de Guinea Ecuatorial III República) fueron secuestrados por orden del dictador Teodoro Obiang Nguema y conducidos a Malabo. Desde entonces se encuentran encarcelados sin que abogados y familiares puedan visitarlos.

Escasos también han sido los actos de protesta por el reciente asalto a la sede de Ciudadanos por la Innovación, partido político que dirigía –su líder se encuentra, asimismo, encarcelado- un exteniente coronel del Ejército del dictador.

De poco vale decir que estas elecciones –Presidenciales y a la Cámara de Representantes del Pueblo- son anticonstitucionales e ilegales, pues así no quedan erosionados los pilares del régimen de Malabo, pues tácitamente se reconoce –aunque no sea la intención de los que eso afirma- que existe una constitución y unas leyes legítimas. Afirmar eso, puede interpretarse que la carta magna guineana está apoyada por el pueblo y sostenida por un sistema político democrático y legítimo, lo cual no es cierto.

Desde el 3 de agosto de 1979, Guinea Ecuatorial se convirtió en una dictadura militar, aderezada más tarde con elevadas dosis de endogamia. En esa fecha, en la que Obiang Nguema, acompañado por un grupo de oficiales, todos ellos  formados en España, lideró un cruento golpe de Estado. Propiciado y, lógicamente, bendecido por España.

Recurrir como hábito a la ´Comunidad Internacional´ -entidad que desconozco dónde está su sede y quién la preside-, denunciando las atrocidades de la dictadura guineana y reclamando su apoyo, no sirve para nada como estamos viendo. Aunque tampoco sirve, para desgracia y desaliento de la oposición guineana, las denuncias y peticiones dirigidas al Rey de España, Presidente del Gobierno, Parlamento y Senado. Contra un muro hemos topado Sancho, diría en este caso Don Quijote.

Con la intención de lavar su imagen, la dictadura guineana ha llevado al país a un grupo de “observadores internacionales”, todos ellos de la Unión Africana, para que constaten y bendigan la jornada del 20 de noviembre (mañana), fecha en la que Teodoro Obiang Nguema será  elegido por más del 90 % de los electores. Todos esos observadores regresarán a sus países con más peso del que llegaron.

Denunciar las presiones que ha habido para que el pueblo guineano apoye su candidatura –en la práctica es la única, las demás son, de alguna forma, corifeos bien pagados-, no sirve, lamentablemente, para nada. La Comunidad Internacional, la Unión Europea, el mundo anglosajón (Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda), saben de sobre lo que acontece en Guinea Ecuatorial. Y la Unión Africana también, pero en esa institución la mayoría de los países que la integran son de la misma ralea, con honrosas excepciones.

La sumisa Unión Europea en un ejercicio de cinismo e hipocresía, ha reclamado unas elecciones «pacíficas, inclusivas y transparentes», que es no decir nada.

Hasta la página de internet de RealEGPolítica, muy próxima al régimen de Malabo, se mofa de esas declaraciones en un artículo titulado “La enésima intromisión de la Unión Europea en las elecciones en Guinea Ecuatorial”, afirmando que la UE se dedica a “dar consejos otra vez para que las elecciones en el país sean transparentes e inclusivas (…), así como se respete el Estado de derecho por parte de las autoridades del país y todos los actores políticos”.

Me pregunto qué medidas tomará la UE cuando se filtren noticias de que las elecciones no han sido pacíficas, ni inclusivas ni transparentes. Pues, nada.