Gilles Devers

Sáhara Occidental
Cristina Martínez Benítez de Lugo (27/11/2024)
Este 21 de noviembre, la Corte Penal Internacional emitía una orden de arresto contra los gobernantes israelíes Benjamin Netanyahu y Yoav Gallant, y el líder de Hamás Mohammed Deif. Según la Corte, los crímenes de Netanyahu y Gallant son, entre otros, “el crimen de guerra de hacer morir de hambre como método de guerra” y “dirigir intencionalmente un ataque contra la población civil”; y “los crímenes de lesa humanidad de asesinato, persecución y otros actos inhumanos”.

Detrás de esta decisión trascendental está el trabajo de Gilles Devers, abogado francés de Lyon que, el 9 de noviembre de 2023, presentó una querella por genocidio ante la Corte Penal Internacional. Inicialmente suscrita por 117 asociaciones, sindicatos y ONG, representadas por 298 abogados, en pocos días se incorporaron a la querella más y más abogados hasta 650; se unieron colegios de abogados de diversos países, con lo que la cifra de suscriptores se elevó a cientos de miles, según declaró. No fue así con los colegios de abogados de Occidente; sólo se sumaron abogados a título individual.

Deducía Devers que son otros países y no los europeos los depositarios del Derecho. Occidente siempre timorato con el genocidio.

Devers y su equipo han tenido que bregar muy duro. La Corte, inicialmente reticente, actuó con lentitud. El Reino Unido quiso bloquear el procedimiento diciendo que Palestina no tenía la competencia de un estado, cuando la Corte ya había zanjado el tema en 2021. Devers planteó su primera querella contra Israel en enero de 2009, y desde entonces ha seguido perseverando en su lucha contra los crímenes cometidos en Palestina.

Aquí, en España, Gilles Devers es conocido por ser el abogado del Frente Polisario, que viene pleiteando desde 2012 contra la Unión Europea y Marruecos por unos acuerdos ilegales que fomentaban el expolio de los recursos naturales del territorio saharaui ocupado. La justicia europea, en sentencia firme de 4 de octubre, anula dichos acuerdos; consolida las sentencias anteriores en el sentido de que el Sáhara Occidental es un territorio separado y distinto de Marruecos, que la Unión Europea no reconoce la pretendida soberanía de Marruecos sobre ese territorio, y que cualquier acuerdo aplicable al Sáhara Occidental requiere el consentimiento del pueblo saharaui. Todo ello basado en el derecho de autodeterminación como derecho que puede ser invocado ante la justicia.

Es la primera vez que un movimiento de liberación nacional gana en un tribunal. Es la primera vez que la justicia europea anula acuerdos internacionales.

Estos éxitos profesionales los han conseguido Gilles Devers y su equipo. Este hombre extraordinario pudo disfrutar de estas dos enormes victorias pocos días antes de morir.

Era doctor en derecho, docente e investigador, autor de muchas publicaciones. Defendía las libertades y a los pueblos oprimidos.

Hablaba con una claridad, con una bravura fascinante: se podía derrotar al poderoso usurpador. Era un hombre fuerte y brillante. Llamaba a las cosas por su nombre desmontando la superchería y la hipocresía. Era entusiasta y honesto. Tenía un inquebrantable sentido de la justicia y de la lucha. “Estos adversarios sin escrúpulos, que no detentan su poder más que por el robo de la riqueza de un pueblo”. Ese era su pensamiento.

Nos queda su hijo, Manuel Devers, con quien compartió tantos años de trabajo.

Quizá podamos hacer nuestras sus palabras a la muerte de Mohamed Khadad, su compañero del Frente Polisario en esta larga batalla jurídica: “en lugar de venirnos abajo, redoblemos la determinación”.


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