Falange y Anarquismo

España
Ángel Luis Martín (29/11/2024)
Diego Abad de Santillán, dirigente de la FAI (Federación Anarquista Ibérica):
Sobre el diálogo entre anarquistas y falangistas:
“… no había habido de parte de los gestores de ese movimiento ninguna expresión de hostilidad contra nosotros, ni de nuestras filas había surgido ninguna manifestación que impidiese el diálogo”. (Memorias. Planeta. 1977; pags 217- 220).

Manuel Hedilla, la figura más representativa de la tendencia social de Falange y del falangismo antifranquista, en sus memorias:
“… y de incorporar a la Falange a los anarcosindicalistas enfurecidos contra la República y dispuestos a nacionalizar “.
(Memorias. Patrimonio. 1972).

Las vicisitudes dramáticas del juicio militar, tras la guerra civil, a Joan Peiró, ministro del gobierno republicano y de la CNT, cobran mucho interés en cuanto a estas seducciones y relaciones que a muchos les resultará chocantes, a algunos inadecuados y a otros de un singular atractivo. Sin duda estamos hablando de algo muy especial y que cumple con esos paradigmas profundos apenas explorados, de lo genuino español.

Pere Foix, en su libro Apòstols i mercaders (Méjico, 1957) habla de los ofrecimientos a Peiró para ingresar en el sindicato falangista (nacional sindicalismo).

En las memorias de Joan Manent se afirma que fue Ricardo Fornells, excompañero de la CNT y treintista (línea moderada del anarcosindicalismo que desembocaría en la formación del Partido Sindicalista de Ángel Pestaña), de quien partiría la primera sugerencia sobre la incorporación de Peiró al sindicato falangista.

En 1941, en pleno apogeo del dominio alemán con Francia ocupada y los españoles republicanos encerrados en campos de concentración por los franceses desde la épica retirada a través de los Pirineos, se va a producir un hecho apenas conocido:

Se cita en el libro de Ángel Herrerín (La CNT durante el franquismo, siglo XXI, 2004):
“… cómo tanto los falangistas frustrados de la revolución traicionada como los dirigentes del sindicato vertical franquista intentaron un acercamiento con los cenetistas del exterior y del interior. Ricardo Fornells y algunos extrentistas anarcosindicalistas pasados a Falange, consiguieron liberar a 300 militantes de la CNT presos en los campos de concentración franceses, que se incorporaron al sindicato falangista en España. Otros rechazaron el ofrecimiento y permanecieron presos en Francia: acabarían formando los primeros núcleos de la resistencia contra el poder nazi en Francia.

Peiró rechazó igualmente la oferta de colaboración y se enfrentó al juicio militar.

Hay otro intento: Luis Gutiérrez Santa Marina, consejero nacional de Falange, inspector provincial de FET y de las JONS y director del diario Solidaridad Nacional, visita a Peiró en la prisión de Valencia y le ofrece salvar la vida a cambio de colaborar con Falange. Peiró lo rechaza.

La declaración escrita del falangista Santa Marina, en el sumario del juicio a Peiró, fechada el 1 de julio de 1942, deja clara constancia de la intención del dirigente de la Falange por defender a Peiró.

Santa Marina, como ya se dijo, era el director de Solidaridad Nacional y utilizaba el local junto a la maquinaria del periódico anarquista Solidaridad Obrera. Al parecer, solo se cambió lo de obrera por nacional pero manteniéndose la palabra solidaridad: significativo el concepto nacional aunque la N de la CNT sea precisamente: nacional.

Santa Marina había sacado de la cárcel a cenetistas que habían trabajado en el local del periódico y los volvió a emplear en la imprenta; en la redacción empleó a uno que había trabajado para el diario de Ángel Pestaña: “Mañana”, entre1937 y 1938.

Santa Marina afirmó haber sido testigo de las reuniones en 1934 entre José Antonio Primo de Rivera, Julio Ruiz de Alda y Ángel Pestaña “de cara a fusionar el Partido Sindicalista con Falange Española y que tal proyecto no se llevó a cabo por la terquedad de Pestaña”.

Santa Marina compareció en el juicio de Peiró con su camisa azul cubierta de condecoraciones y tuvo un tenso diálogo con el presidente del tribunal, coronel Loygorri, defendiendo a Peiró.

Mathieu Séquéla, escritor, dice que Ramón Serrano Suñer telefoneó al capitán general de Valencia, general Álvarez Arenas, pidiendo la suspensión de la ejecución de Peiró y que éste le contestó, pese a la posición de “delfín” y familiar de Franco: “ solo obedezco órdenes del ministro de la guerra y de Franco”.

Es dudoso el relato: Serrano Suñer pidió a los alemanes la entrega de Peiró.

Aunque también es posible la influencia de Santa Marina sobre Serrano Suñer.

A pesar de múltiples declaraciones en favor de Peiró, de religiosos y empresarios que venían a constatar su rechazo a la violencia y haber salvado de la muerte a muchas personas, fue fusilado.

Diferente fue el caso de Cipriano Mera, del sindicato de la construcción de la CNT.

Mera llegó a mandar el cuarto cuerpo de ejército del centro, combatió y venció a los comunistas durante la sublevación casadista en Madrid y precipitó el final de la guerra.

Condenado a muerte, se le conmutó la pena en 1942 e indultado en 1946.

Se exilió a Francia donde trabajo de albañil hasta su muerte.

Colofón de esta especial seducción hispánica, la página actual de Falange Auténtica:
“… del ideario nacional sindicalista que pone de manifiesto su íntima conexión con el sindicalismo revolucionario, una de las fuentes ideológicas del anarcosindicalismo”.


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