Alberto Montero Soler (16/4/2008)

La semana pasada tanto Pedro Solbes como el subgobernador del Banco de España, José Viñals, hacían unas declaraciones públicas en las que rechazaban, por excesivas, las estimaciones de sobrevaloración de la vivienda que se ofrecían en un informe del Fondo Monetario Internacional.

Según el FMI, el precio de la vivienda en España se encuentra sobrevalorado en un 20%, casi el doble de lo que lo se encuentra en los Estados Unidos.

Frente a esas estimaciones, y para variar, Pedro Solbes se dedicó a escurrir el bulto, como hace con toda aquella estimación que contraviene su deseo de que la economía española no entre en esa crisis que se encuentra a sus puertas, y afirmó que sobre estos datos «hay otros organismos que dicen otras cosas». Lo que no sabemos es ni qué organismos son ni, lo que es más importante, la estimación que realiza el gobierno del que él vuelve a ser Vicepresidente económico. 

Porque si de algo viene haciendo gala Pedro Solbes en estos últimos meses es de obstinación en el mantenimiento de las previsiones del gobierno refugiándose en que la coyuntura cambia muy rápidamente -evidentemente, porque, si no, sería estructura- y en que el gobierno sólo realiza sus previsiones dos veces al año.

Es decir, que da igual que la mayor parte de los indicadores económicos empeoren mes a mes; que todos los organismos económicos internacionales, nacionales y los principales centros de estudio del país estén advirtiendo, casi semanalmente, de las crisis que se avecina que él, erre que erre, persiste en que para 2008 crecerá al 3,1%, aunque ya va reconociendo, parece que como una concesión a la galería, que «existen claros riesgos a la baja». ¡Qué gran vidente!

Pero lo que más llama la atención es que, precisamente, desde el Banco de España vengan a cuestionar las estimaciones del Fondo Monetario Internacional cuando hace menos de tres años, en el Informe Anual 2004 publicado por aquella institución, se afirmaba que la vivienda se encontraba sobrevalorada en España entre el 24% y el 35%. Y que esa sobrevaloración había subido espectacularmente desde el año 2002, cuando se cifraba entre el 8% y el 20%.

Por aquel entonces la sobrevaloración era, como se ha dicho, de entre el 24 y el 35% y, desde 2005 hasta ahora, la inflación acumulada ha sido del 11,2%, según el Instituto Nacional de Estadística.

Por otro lado, y según los datos del propio Ministerio de la Vivienda, los precios de la vivienda han crecido desde el primer trimestre de 2005 en un 23,6%.

De esta forma, nos encontramos con que, desde que el Banco de España hizo su estimación acerca de la sobrevaloración del precio de la vivienda a fines de 2004, y que ya era superior a la del FMI, éste ha crecido en términos reales en un 12,4%.

Esto es, el FMI se estaría quedando aún corto en su estimación si hubiera tomado como base de su análisis las estimaciones que en su momento hizo el propio Banco de España.

A cuenta de qué viene ahora que el Banco de España se ponga a clamar al cielo por unas estimaciones del precio de la vivienda que, a todas luces, son moderadas. ¿Será que no les gusta que se les digan las verdades a la cara? ¿O será que temen que la población española acabe enterándose de que el valor de sus viviendas, los activos para cuya adquisición se endeudaron hasta la cejas, tienen un valor muy inferior al de sus deudas?

Alguien debería dar alguna explicación, ¿no creen?

N. de la R.

Este artículo se publica gracias a la gentileza del autor, profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga, y miembro de la Fundación CEPS, que también pueden ver en su bloq, La Otra Economía.