José Manuel G. Torga (25/2/2009)torga-2
La crisis, con un alcance cada vez más general, también va por barrios. Las burbujas revientan, sucesivamente, en distintos sectores.

El ámbito de los medios de comunicación social resultaba muy vulnerable por la concurrencia de fenómenos heterogéneos que ya producían inestabilidad e incertidumbre. Con la atonía financiera y su repercusión sobre los niveles de actividad económica, se ha complicado mucho la situación previa,  planteada por la Prensa gratuita y por Internet, el universo abierto de par en par a los blogueros.

Cifras cantan. Según la Federación de Asociaciones de Periodistas de España  (FAPE), en poco más de medio año, unos mil ochocientos informadores han perdido su puesto de trabajo. Otros balances totalizan, ampliando el plazo, hasta cuatro mil periodistas inscritos en las listas del INEM. El último «Informe Anual de la Profesión Periodística», presenta un diagnóstico con negro pronóstico.

Los estándares de formación habían sido superados, primero con las Escuelas y después, con las Facultades de Periodismo y demás especialidades de la Comunicación. Las cotas remunerativas también dejaron en el pasado remoto situaciones serviles, cuando había periodistas remunerados  con el presupuesto establecido para un mulo del Ejército o para un ama de cría de la Inclusa, a cambio, por descontado, de poner la pluma al servicio de los dispensadores de tan sórdidos viáticos. Pues, tras muchos años, se retrocede en la estabilidad laboral que, de persistir, llevará a una caída de lo conseguido en todos los frentes.

Estatutos para Periodistas y para Editores
Ahora se reclama un Estatuto  del Periodista y también un Estatuto del Editor, para que no adopten este último rol, oportunistas y travestidos que oculten otros intereses.

Recurriendo a latiguillos y frases solemnes, se afirma que sin una Prensa independiente no será posible la democracia. Pero, a la vez, otro discurso paralelo, indica que los políticos están más tranquilos y felices sin la crítica del hipotético  «cuarto poder». La verdad es que aquí, y en otras muchas latitudes geográficas, los medios pecan de complacencia con los gobiernos más que de otra cosa. Pues lo cierto es que, a los titulares del BOE, la supeditación siempre les resulta escasa y los elogios, demasiado tibios.

La combinación de todos los ingredientes anteriores da como resultadprensao una atmósfera insana.

En un gremio tan difícil de movilizar como éste, a mediados de febrero ha habido  una concentración en Madrid, con el lema «En defensa de la dignidad del trabajo de los periodistas».  Asistieron unos centenares de afectados y los medios dosificaron al mínimo la información, porque tratan más bien de poner sordina al problema.

Por esas mismas fechas se conmemoraba el bicentenario del periodista y escritor Mariano José de Larra, cuya vida terminó con el pistoletazo suicida. Su espíritu romántico no fue capaz de resistir unas contrariedades sentimentales en un país donde escribir era llorar. Si fuera un contemporáneo nuestro, tenderíamos a ayudarle a fortalecer su ánimo para que no repitiera tan trágico final; pero las circunstancias del entorno siguen dejando mucho que desear.

Desaparecen más periódicos estadounidenses
Si hacemos una descubierta más allá de nuestras fronteras, aparecen algunas situaciones parecidas. Por eso mismo la Federación Internacional de Periodistas (FIP) convocó, para  el 5 de noviembre de 2008, una jornada de acción contra la precariedad laboral en la profesión.

En EE. UU., un reportero conocido como Chris Freiberg, ha puesto en el santoral laico el Día Nacional de Comprar el Periódico, para tratar de salvar los muebles de los colegas ya que, para 2010, los augures prevén que aumentará el número de ciudades, del país del Ciudadano Kane, que se quedarán sin un diario propio.

Sólo en los meses próximos al cambio de las anualidades 2008-2009, vieron cerrar las puertas, tras detener las rotativas, periódicos de poblaciones  como Baltimore, Kentucky, Cincinnati y Alburquerque, entre otras.

También en el país del dólar, voladura-del-periodico-madridante los apuros económicos, se saltan un acuerdo tácito de las grandes cadenas de TV, por el cual, desde hacía algunos decenios, no emitían anuncios de bebidas alcohólicas de alta graduación. La NBC trató de quebrar esa línea y hubo de desistir. Pero ahora, para colmo, la bebida que infringe la norma no escrita, es una marca de vodka. Como para brindar por el fin de la guerra fría. Aquella, en efecto, acabó cuando Gorbachov rindió su Unión Soviética ante el Tío Sam.  Ahora estamos en la economía fría. Tan fría que nos tiene tiritando y amenaza de congelación.

Aquí y ahora
Por nuestros lares, a RTVE el proyectado cambio de sede, dispuesto para obtener un sustancioso superávit, se le tuerce por la crisis del mercado inmobiliario. Para colmo, el Gobierno ya se muestra a favor de que no reste publicidad a las privadas y, muy especialmente, a la favorita de Zapatero, La Sexta, del Grupo Mediapro.

Han cerrado el diario gratuito «Metro»; «Qué» presentó un ERE, con 91 bajas; y también el digital «Adn», del grupo Planeta, prescindió de la mayor parte de su Redacción.

El Grupo Z tiene en cartera nada menos que 400 despidos. Pero las cuentas presentan situaciones difíciles para PRISA, con una deuda financiera por encima de los cinco mil millones de euros. También pintan bastos de números rojos para el propio Grupo de Roures, pese a los favores de La Moncloa; y para UNEDISA, que engulló al Grupo Recoletos por mil cien millones de euros, cantidad que sólo podía valer desde el optimismo desbordante de los finales de la etapa de vacas gordas y ahora los intereses carcomen la madera de Pedro Jota, sus socios italianos y demás accionistas.

Vuelve un tiburón
Con ese panorama general vuelve a escena un tiburón francés de la Comunicación, Jean-Marie Messier, que elevó y despeñó, en su momento, al Grupo Vivendi. Éste había comenzado como una empresa de abastecimiento de agua y terminó haciendo eso: agua. Messier fue un adelantado de la formidablelarra1 crisis actual. Y ahora retorna con un libro en el que osa ofrecer  recetas: «El día en que el cielo se nos cayó encima» (en su lengua francesa, claro está). Ante tal imagen metafórica, la de Sansón y los filisteos queda en mera anécdota.

En 2002, Messier  había tenido que irse; pero no quería marchar con una mano delante y otra detrás. ¡No!. Sí, con las dos arrastrando una maleta provista de veinte millones de dólares que se había autoconcedido, aunque dudo si lo logró. En todo caso, ¿espera ahora reponer fondos? Pues que Dios nos coja confesados.