Mi Columna
eugenio3Eugenio Pordomingo (2/5/2009)
Aquí todo el mundo niega lo evidente. ¡No hay crisis! ¡No hay paro! ¡Nuestro sistema financiero es el mejor del mundo! ¡Hemos adelantado a Italia y en dos años pasaremos a Francia! Y, soldaditos para acá y para allá; misiones de paz en medio mundo, aunque armados hasta los dientes. Compramos misiles de largo alcance a Estados Unidos que ni tenemos donde instalarlos ni tampoco, gracias a Dios, enemigo para lanzarlos. Pero, eso sí, los pagamos a tocateja…

 

Millones de euros para sindicatos, partidos políticos y fundaciones de los dos, además de soltar cientos de euros para otros tantos cientos de países corruptos, donde esas dádivas no van a parar al pueblo, sino al sátrapa de turno que los gobierna con mano de hierro.

 

Más cientos de euros para ONG y asociaciones de todo tipo y color, que en la mayoría de los casos no son ni más ni menos que «regalos» institucionales para pagar favores y que algunos se «saquen unos cuartos» para así engrosar su patrimonio y contribuir a mantener su ego.

Muchos más cientos de euros de la partida presupuestaria «fondos reservados» de los ministerios, secretarias  de Estado y direcciones generales, cuyo beneficio para el ciudadano (que es de donde sale ese dinero) es más que dudoso. Eso, sin adentrarnos en las 17 autonomías, algunas de ellas con embajadas propias en Europa y estados Unidos.

Pero, tras ese mundo de oropel, de reparto de «dividendos» y de gastos sin control, se oculta otra realidad: nuestros jubilados -que no protestan- malviven con unas pensiones escuálidas, para ellos no hay «planes rescate» ni se construyen nuevas residencias públicas, ni geriátricos, sólo salas de partos.

Todos los días, unas 7.000 personas se incorporan a la vergonzosa lista de parados, mientras un millón aproximado de personas no recibe ningún subsidio desde hace varios meses; y la cifra aumenta…

Nuestras calamidades no terminan ahí. Estamos a la cabeza del mundo en consumo de todo tipo de drogas; algunas ciudades españolas se parecen cada vez más al «Chicago de los años 30», mtrabajadoraientras los «ajustes de cuentas» van siendo ya noticia más o menos diaria en los informativos de los medios de comunicación.

No es tremendista, que nos escandalicemos porque algunos de los asesinos de la joven Sandra Palo anden ya en libertad por las calles, después de violarla reiteradamente, quemarla viva y atropellarla unas cuantas veces, hasta que, tras una larga agonía, acabaron con su inocente existencia. Algunos de esos seres -por llamarlos de alguna manera- acumulaban más de 700 denuncias…

Eso, sin adentrarnos en el intrincado mundo de la Justicia, donde narcotraficantes y peligrosos delincuentes internacionales obtienen permisos o son puestos en la calle en «libertad condicional» debido a que padecen «jaquecas», «depresiones» o tienen «claustrofobia». Muchos más, se benefician de su puesta en libertad a causa de «errores humanos», que tras una exhaustiva investigación del CGPJ (Consejo General del Poder Judicial) ni son amonestados o, como mucho, se les impone una mínima sanción crematística.

Los ciudadanos se percatan de todo esto, pero desgraciadamente lo suelen hacer tarde, en muchos casos presionados por su crisis económica personal. Largas jornadas de trabajo, una televisión cutre, dedicada más a hurgar en la porquería humana que a contribuir a formar al individuo, contribuye a adormecer nuestro espíritu crítico. Cuanto menos sepa y piense el ciudadano, mucho mejor. ¡Hay que matar al mensajero! Y así vemos como la libertad de prensa ha caído enbolsa-de-dinero casi todos los países…

Entre tanto, los políticos preparan otro «plan rescate» para sanear Cajas de Ahorros y Bancos en crisis. Pero nunca elaboran un plan para acabar por decreto con ese nefasto control que partidos políticos y sindicatos  ejercen sobre las Cajas de Ahorros. Un ejemplo, la Caja de Castilla la Mancha, al que le van a seguir otras muchas… Pero, siempre los responsables salen indemnes…

En Holanda hemos asistido a un suceso insólito, escalofriante, que de alguna forma refleja la desesperación del ser humano. Karst Tates, holandés de 38 años, sin antecedentes penales, que no era terrorista, que estudiaba de día y trabajaba de noche, con hijos, al parecer habidos durante una unión frustrada en la actualidad, se lanzó el pasado jueves con su coche, supuestamente, contra la familia real de Holanda. Las crónicas dicen que su rostro quedó «ensangrentado y sin expresión»… Tras su acción desesperada dejó seis muertos.

El recuerdo que ha dejado en el bar donde solía tomar café, es que «era un hombre tranquilo, con las patillas bien rasuradas…»

Karst Tates había sido despedido de su trabajo, vivía de alquiler, y el mismo Día de la Reina  (Fiesta Nacional Holandesa), en la que arrolló con su vehículo a varios compatriotas, iba a ser deshauciado.

Moraleja, no hay que tratar de conseguir sólo el pan y el cobijo, hay que buscar el Poder para compartirlo y hacer más equitativo su reparto. Como decía Ángel Ganivet, precursor de la Generación del 98, «Si los de abajo se mueven los de arriba se caen…»