presidente-del-pnvespacioseuropeos.com (30/6/2009)
El quedarse en paro, perder los «garbanzos» es muy duro. Y eso lo saben ahora los del PNV que han tenido que dejar despachos, coches oficiales, restaurantes de lujo y otra serie de gabelas. La sensación de que los teléfonos no suenan y que el móvil lo tienes que pagar es muy duro, sobre todo cuando llegan las facturas y la cuenta bancaria va mermando. Encajar todo eso es harto difícil. Y eso es lo que le ha ocurrido a la militancia peneuvista.

Ayer, el malestar de Iñigo Urkullu, presidente del PNV, se hizo patente durante una entrevista en Radio Nacional. Con aparente tranquilidad, Urkullu dijo quo «una estrategia que mantienen PP y PSOE para diluir los nacionalismos» para avanzar «hacia un modelo de Estado que no es el de las autonomías» y que no recoge el respeto a las «nacionalidades históricas».

Según declaró Urkullu, esa estrategia cuenta con  la complicidad del rey Juan Carlos,  quebrando así la neutralidad que se le presupone a SM.

Para el presidente del PNV, el «pacto de Estado» para echar al PNV del Gobierno Vasco después de las elecciones del 1 de marzo, cuenta sin duda con la complicidad del rey Juan Carlos. A pesar de ello -dijo el dirigente peneuvista- el PNV se mantiene «tranquilo» y con el objetivo de «reafirmar su liderazgo» frente al PSOE y PP.

Urkullu se mostró molesto con las declaraciones de los actuales miembros del gobierno del País Vasco, tras el asesinato del inspector de la Policía Nacional, Eduardo Puelles. Dijo sentirse molesto con «el falseamiento de la realidad que se está dando, y con una amplificación de ese falseamiento por parte de grupos de comunicación que tienen que justificar» la acción de la Lehendakaritza.  También se mostró molesto con las declaraciones de dos ertzaintza, un suboficial y un agente, realizadas  a una cadena de televisión, en las que afirmaron haber recibido «órdenes directas de superiores para no actuar contra ETA y su entorno».