Mas y el PrincipeEspaña
Diego Camacho (27/2/2014)
El último viaje del Príncipe de Asturias a Cataluña se ha saldado con un sonoro fracaso gracias a un montaje nacionalista de la peor educación. Un patán preparado al efecto por la Generalidad, reusa en estrechar la mano que el Príncipe le ofrecía y remata la faena al despreciar los intentos de acercamiento oral de Felipe con desplantes como “yo no soy su amigo” o “no le doy la mano porque no nos deja votar”. El Presidente catalán mientras, haciendo uso de su seny particular e incumpliendo con sus obligaciones protocolarias, sonreía satisfecho al individuo que era abrazado con entusiasmo por su jefe de protocolo.

Los independentistas catalanes están en su papel, aunque ello les obligue a utilizar la mala educación si con ello se intenta ofender cualquier símbolo de su patria no querida.

El fiasco es sobre todo responsabilidad del gobierno. Al permitir un viaje en un momento a todas luces inapropiado, por los continuados desafíos que hacia la soberanía nacional están realizando, casi a diario, cualquier palmero de Mas. Los españoles no tenemos porque soportar los insultos de las autoridades catalanas gracias a la incompetencia del Consejo de Ministros. La agenda del Rey o de su heredero es asunto del poder ejecutivo y si no lo es ya es hora que empiece a serlo. Parece que a la inoperancia generalizada de Rajoy, hay que añadir su despreocupación por los asuntos de la Casa Real si exceptuamos su exquisita preocupación por la Infanta Cristina.

El heredero al trono tampoco ha sabido reaccionar bien. No era el momento de dirigirse al patán en catalán ni mostrar blandura con un Presidente de Comunidad Autónoma tan descortés. ¿Qué es lo que hacen los que componen el séquito del Príncipe? Parece que están desprovistos de recursos, competencia y coraje cuando son incapaces de evitar tamaño desaire. La preparación del heredero no es suficiente si solo se basa en el conocimiento de idiomas. En este viaje se ha constatado que su preparación en situaciones complicadas, es deficiente y su staff manifiestamente mejorable.

Un día no muy lejano escuche un comentario que hacia el heredero al ser preguntado sobre Cataluña, “que no presentaba ningún problema”. ¡Qué gran percepción! Ahora al menos se habrá dado cuenta que Cataluña al menos presenta ciertas dificultades en recibirle dignamente.

La hipótesis más desfavorable para los intereses de España sería no obstante que la Casa Real estuviera jugando a coquetear con Mas y sus corifeos. Es decir, que se estuviera barajando una Commonwealth hispánica. De ser ese el objetivo oculto del viaje, el tiro habría salido desviado y por una vez tendríamos que agradecerle algo a la Generalidad.