Javier Perote en el Sáhara con un amigo saharaui
Javier Perote en el Sáhara con un amigo saharaui

Sáhara Occidental/España
Javier Perote (6/10/2012)
Hace un par de días abordé  a don  Arturo Pérez Reverte mientras  recogía  unos libros en una caseta del Paseo de Recoletos y se despedía del vendedor. Fue un impulso espontáneo. Le vi y me acerqué. Quizás porque sus novelas y sus escritos (los cañeros levantan el espíritu) le hacen parecer tan cercano que  me salté las normas del respeto y educación. Enseguida me arrepentí y me hubiera vuelto atrás.  Pero yo tenía algo que decirle.

Así que,  aún titubeante por mi atrevimiento,  le di  una clave a modo de presentación: «Gilillo» dije,  para que me pudiera situar socialmente y en un tiempo concreto.  No sé si lo captó.  Me daba cuenta de que disponía  de pocos  segundos, ya no podía dudar.  Pero qué  decir. ¿Qué era lo más importante?,   dudaba entre una cosa y otra; por fin  me salió algo: «Alianza de civilizaciones» le solté de sopetón mientras avanzaba hacia la salida.  Puso cara de asombro pero atraje su atención, me di cuenta.

Pertenezco a una de esas asociaciones que desde hace años traen niños saharauis en verano, le dije. Asintió con la cabeza; sí, conozco esa operación, me decía según íbamos saliendo de la caseta. Una vez fuera, tuvo la deferencia de pararse un momento y entonces le dije: «¿qué más alianza de civilizaciones que la que  muestran esas familias musulmanas al poner en manos de familias cristianas a sus hijos?»  Ya casi no pude añadir nada más, daba muestras de impaciencia. Pero volví a insistir recalcando en lo insólito del hecho, y  repetí separando  mis palabras para darles fuerza: familias  musulmanas  que depositan su confianza en familias cristianas  y  dejan a sus hijos en sus manos durante meses.

«¿Conoce usted algo parecido en algún otro sitio del mundo? ¿No le parece extraordinario?  ¿qué mejor alianza de civilizaciones que esta,  fundamentada en la mutua confianza y en el cariño de las personas? Sin embargo, el gobierno parece que no se entera».

«Estamos en España», dijo, torciendo el gesto y como queriendo consolarme.  «Perdone -añadió-, tengo prisa, adiós». Y se marchó con sus libros.

Selam  aleikum le deseé, pero ya no me oyó. No sé si supe trasmitir la importancia que yo le doy a todo esto y la inquietud que me produce la incomprensión de los gobiernos y de casi todos los políticos.

Estos niños se encariñan con esas familias, como así viene sucediendo, y con el tiempo  se crea un fuerte lazo emotivo entre ambas familias la cristiana y la musulmana.  Son muchos los niños que han venido en estos años. Algunos ya son hombres, han hecho sus estudios y tienen sus títulos; son abogados, médicos. etc. Y algunos de ellos incluso ocupan puestos en la dirección del Polisario.

La mejor herencia que podríamos dejar  a la próxima generación de españoles sería el haber contribuido eficazmente a la creación de un estado saharaui  independiente y amigo en el que muchos de sus dirigentes vieron el mar por primera vez en España.

A cambio les vamos a dejar la zozobra permanente de las relaciones con un  Marruecos chulesco y engreído que, si consiguiera  anexionarse el Sáhara Occidental se convertiría en una amenaza para España.

Los saharauis, nadie dude, algún día serán independientes. De nuestra actitud  ahora,  van a depender las futuras  relaciones con ellos. Hoy día son pobres y débiles, su única fuerza es la razón de sus demandas. Pero a no tardar serán ricos y poderosos. Entonces iremos con la mano tendida a recordarles  que hablan español y que siempre fuimos sus amigos.

 Al pueblo español  nos quieren porque son nobles, pero no dejan de preguntarse por qué España se porta de esta manera.

En la declaración conjunta de la X Reunión de Alto Nivel,  el Gobierno español reconoce los esfuerzos  serios y creíbles llevados a cabo por Marruecos  en la cuestión del Sáhara. Teniendo en cuenta que Marruecos ocupa este país desde hace más de treinta  años, que ningún país ha reconocido nunca ningún derecho de Marruecos sobre el Sáhara,  y que la ONU además  ha condenado en diversas ocasiones dicha ocupación, la declaración de nuestro gobierno parece una broma.

arturo-perez-reverteSe dice que los dioses ciegan a quién quieren perder, pero en este caso se podría añadir que les vuelven idiotas; Rajoy es un digno émulo de Moratinos y Zapatero.

Bismarck, el gran canciller alemán dijo: un político es el que piensa en las próximas elecciones, un estadista piensa en la próxima generación. Nuestros gobernantes no pasarán a la historia; no  piensan.  

Aprovecho este escrito para pedir disculpas al señor Pérez Reverte por mi intromisión. Si alguien conoce el medio de hacérselo llegar se lo agradecería.   

N. de la R.
Javier Perote
, es coronel del Ejército, escritor y miembro de la Junta Directiva de APPA (Asociación para el Progreso de los Pueblos de África).