España
Javier Perote (26/8/2013)
Querido Fernando: con gusto contesto tu carta en abierto también, como tú has hecho con la tuya, aunque mi deseo hubiera sido hacerlo en privado para que no anduvieran nuestros apellidos zarandeados en los papeles.

Cabina telefónica en la colonia de Gibraltar
Cabina telefónica en la colonia de Gibraltar

Me temo que los lectores no hayan captado tu sentido del humor, pues no otra cosa se puede deducir de la cantidad de escritos que recibo acerca de tu carta en los que te ponen de vuelta y media.¡Qué se le va a hacer! Eres un incomprendido; ya se les pasará.

Por mi parte te confieso que la primera vez que vi una típica cabina telefónica inglesa fue en Zanzibar: nos internamos en un bosque para ver productos típicos del país, entre otros el árbol de la pimienta, y allí en pleno verdor estaba la cabina. No sé si por ser poco el estímulo, a pesar de estar inmersos en el fuerte aroma de las mil especies de los árboles que nos rodeaban, o por mi poca sensibilidad he de reconocer que la cabina no me causó ninguna sensación, ni buena ni mala, vamos que me dejó indiferente. Con el tiempo, tristemente he podido comprobar, y así lo confieso, que a mí las cabinas de teléfono nunca me han puesto; eso que me ha perdido. Y ahora menos; será por la edad.

Yo también he estado en Gibraltar, y bien mirado, sí creo que el Peñón pueda recordarle a uno una montaña rusa. Pero solo eso, ninguna otra cosa más me hizo pensar en un parque temático. ¡Para parques temáticos estaba yo si salí de allí casi llorando de rabia!

En tú carta hablas de las leyes internacionales que habrá que vigilar y hacer cumplir, y no puedo estar más de acuerdo contigo. Sabes de mi afección por el Sáhara y, al parecer, tú como presidente de una asociación de amigos sientes lo mismo. Estarás de acuerdo conmigo en que la única defensa que tienen los saharauis es hacer que se cumplan las leyes internacionales (o eso o la guerra) por eso no creo que sea acertado que en el caso de Gibraltar, una colonia pendiente de descolonización que la ONU pide que sea restituida a España, no apoyes la ley (dices que prefieres que sea británico), y en el caso del Sáhara, otra colonia pendiente de descolonización, si pides que se cumpla la ley. Hay algo contradictorio en esta postura ¿no crees? Pero es que además en el caso de Gibraltar apoyas al país ocupante porque te evoca un parque temático. Por la misma razón aceptarías que alguien, en el caso del Sáhara, apoyara a Marruecos porque este país le evocara los cuentos de las mil y una noches. Y para más inri resulta que Inglaterra apoya a Marruecos en el asunto del Sáhara, y ya sabes aquello de que los amigos de mis enemigos son mis enemigos, con lo cual te conviertes en amigo de tu enemigo: aclárate.

Gibraltar y las Malvinas son vestigios del más puro colonialismo imperialista, lo cual compagina poco con esa estrella roja de cinco puntas que ostentas en el pecho; como lean tu carta te van a expulsar del club. Anda que no se criticó a los que llevaban una banderita española en el reloj o en la solapa y ahora sales tú con la estrella roja.

El ver que la intransigencia de los ingleses triunfa en el caso de Gibraltar y hasta es aceptado con complacencia por algunos españoles, como haces tú, Trinidad Jiménez, la folclórica alcaldesa de la Línea y otros, puede servir de estímulo a los marroquíes para mostrarse intransigentes con el Sáhara ¿no lo has pensado?. Podrían razonar preguntándose ¿por qué a los ingleses se les tolera que no devuelvan Gibraltar y a nosotros marroquíes nos obligan a devolver el Sáhara? Tu postura me recuerda el buenismo de Moratinos, ese tonto que siendo ministro de Asuntos Exteriores de España hacía propaganda del vino de Burdeos.

Recuerdo una carta que me escribiste hace años, en la que ponías en mi cosas que yo nunca dije y que te contesté debidamente, ¿todavía te acuerdas?, no fue para tanto.

Ahora haces lo mismo: no me cansan las críticas a los graves problemas por los que está pasando mi país, me cansan las sucias maniobras y los capotes que echa el equipo habitual de los pelotas a su servicio para eximir de responsabilidad a los causantes. En las tertulias de estos días he oído y visto como sin venir a cuento se recordaba el hecho de Perejil con la clara intención de ridiculizar al Gobierno y por tanto desactivar su denuncia sobre Gibraltar. También se ha dicho que esta actitud era puro franquismo (la alcaldesa) y a alguno que se ha atrevido a defender un Gibraltar español, en lo cual me incluyo, una asidua participante en las tertulias lo ha tachado de patrioterismo. Pero es que estos procedimientos de combatir ideas cuando no se tienen argumentos recurriendo a la descalificación personal del contrario están a la orden del día, y eso me cansa. Son exactamente estas cortinas de humo, como tú lo llamas, lo que me cansa. Te invito a que entres en espacioseuropeos y al final a la derecha donde veas una radio, fonoteca, pincha y podrás oír todo lo que pienso del paro, la corrupción, las mentiras, la caída de la enseñanza, (en estos momentos estamos apoyando a una organización de jóvenes estudiantes que están trabajando sobre ello), la banca, la sanidad, etc. ¡Y no te lo pierdas: el agua! Soy asiduo partícipe de esa tertulia. ¿Tú qué haces para remediar estas cosas?

Los gastos de Defensa también me preocupan, por eso pienso que no estaría mal que los políticos, de un vez por todas, dejaran de utilizar los aviones del Ejército para ir a los toros, o para ir de compras a Londres, a la opera de Berlín a ver cantar a su señora en el caso de Zapatero, etc. Menos mal que cuando viajó a EEUU acompañado de sus hijas, alguien le quitó de la cabeza la idea de viajar en un Phantom, que quiere decir fantasma.

Para terminar, un consejo: dedícate a lo tuyo que es la música, pero no al toque; me refiero a no tocar las pelotas al personal.

Un beso.

Gibraltar y sus monosEste es el escrito que Fernando Íñiguez envió a Javier Perote el día 21 de agosto de año en curso.

Hola Javier:
Aparte de todos los datos históricos que apuntas en tu brillante e ilustrativo artículo, que no dudo, entre otras cosas por mi ignorancia, yo quiero que Gibraltar siga siendo británico. Me da igual las razones históricas, porque si a ellas apelo, también diría que los llanitos han podido hacer referéndum de autodeterminación, y han (auto)determinado seguir perteneciendo a la corona británica como hace 300 años. Me gusta que en territorio español haya un trocito inglés, mientras nadie sufra por ello (no es comparable con la descolonización inconclusa del Sáhara y el sufrimiento de todo un pueblo). Me gusta que sea inglés porque es como tener cerca un parque temático muy realista y bien montando. Yo siempre que he querido pasar la verja la he pasado y no me ha pasado nada. Otra cosa es el respeto a las leyes internacionales, a los pescadores andaluces, el contrabando, el blanqueo de capitales y bla, bla, bla… que habrá que vigilar y hacer cumplir porque las leyes están para eso.

Pero eso no quita para que me guste tener a Inglaterra tan cerca de mi casa. Que si voy por Andalucía de paseo, me digo “Voy a pasar a Inglaterra”. Estoy un rato allí, veo los bobbys, las típicas cabinas de teléfono rojas y los pubs ingleses, y me vengo a España de nuevo en un ratito y sin costarme nada más que lo que me gaste. Para los que no podemos viajar a menudo a las islas Británicas (como a tantos otros lugares del mundo que desearíamos), pues nos podemos consolar con eso. Y eso mola, jejeje.

Ah, y con lo que no trago, es con las cortinas de humo. Gibraltar no es el problema de España ahora. La corrupción, el paro, las mentiras, los recortes, la crisis, el deterioro de los servicios públicos, la disminución de dotación para la calidad de la enseñanza, el aumento de presupuesto en defensa y tantas otras cosas que podríamos enumerar, sí son los problemas reales y agobiantes de España ahora, por mucho que repetirlos te canse.

Un abrazo,
¡Sáhara libre y Gibraltar libre (o sea: británico)!
Fernando